3.6.14

Lo más grande, según Mujica













Medida del instinto, más que perspectiva filosófica: "La cosa más grande que tienes es que vives, que estás vivo." José Mujica, presidente de Uruguay, en una entrevista en el programa Salvados. Eso es hablar con propiedad. La sensatez de quien ha pasado experiencias duras en su propia carne. Estoicismo de base. Punto de partida, también de llegada, sobre todo de viaje. Conclusión no fácil de aceptar para quien se deja dominar por la competitividad que desazona, la soberbia que aleja y la avaricia sin límites. Sí saben de su justo valor quienes han sufrido. Nos toque o no deberíamos ponernos en la tesitura del sencillo reconocimiento de Mujica. 




1.6.14

Invocando los mundos sutiles













"yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles..."

Lo canta el poeta que nunca persiguió la gloria, pero que para muchos de nosotros por eso hoy precisamente es glorioso. Y sin embargo, cuánta densidad y extensión bajo lo que parece leve y etéreo. Pienso en esta mañana soleada, pero aún tibia, en cuantos humanos desde el dolor físico, la carencia de libertad o el límite de la desesperación desearían invocar esos mundos sutiles. Quién sabe si no lo hacen para sobrevivir.


Recomiendo:




Pintura de Tsuguharu  Foujita


29.5.14

El perro de Goya bajo el ojo de Antonio Saura
























No es la pequeñez, es el crecimiento incesante. Es la mirada, que es curiosidad. La espera, que es expectación. La calma aparente, que acaso sea indecisión. Nada que ver con el simbolismo tradicional del perro. Pintor Antonio Saura en el opúsculo El perro de Goya: "¿Y si el perro, además de ser cancerbero del reino de los muertos, imagen del terror nocturno, símbolo profético del tiempo, criatura en el gran desierto del mundo, alegoría renacentista de la ascensión del espíritu, emblema de la fidelidad y de la melancolía, fuese también, en plástica simbiosis, un retrato, una metáfora de un retrato humano, una reflexión sobre nuestra propia condición, y, por qué no, un autorretrato del propio Goya transformado en perro?" Síntesis que hago mía. Cuando me he plantado en El Prado ante el cuadro me he visto a mí mismo. ¿Nos lo legaría Goya como un reflejo purísimo, opuesto al mito de la caverna platónica? Ver la obra de Goya, no me canso nunca de decirlo, no es solo ver arte y además arte de vanguardia cuando las vanguardias no existían todavía. Es ver la intrahistoria del país y la imagen de confusión y zozobra de sus habitantes. Trascendamos: del individuo, sea cual sea su nacionalidad, estatus o calidad que le adoba. Sigue Saura: "...este perro que no se hunde, que apenas se asoma, que ni siquiera es guardián de su propio ámbito, este perro concentrado, tan presente y tan ausente a la vez, que contempla con pavor y con resignación algo que está sucediendo, tal vez la vastedad del universo, o quizá a nosotros mismos asistiendo al paso vertiginoso de la vida, o simplemente la humillación del hombre altivo y fértil, vencido por la edad y la pesadumbre, a quien para siempre sustituye." Ahí es nada. Y es todo porque es pintura, la materialización de la mirada del pintor, sin la cual el perro no estaría ahí. Pero sobre todo una pintura que nos puede decir, a lo Magritte, ojo que esto no es un perro.





26.5.14

Cuentos de la selva
















Tras la celebración democrática de ayer, ni pintada viene esta Canción nocturna en la jungla, de El libro de la selva, de Kipling:

"¿Cómo te fue en la cacería, cazador atrevido?
Larga fue la espera, hermano, y pasé mucho frío.
¿Dónde está la presa que anunciaste matarías?
Sigue viva, hermano, y en la jungla todavía.
¿Qué ha sucedido con la fuerza que te enorgullecía?
Herido estoy, hermano, y se me escapa por la herida.
¿Dónde quedaron las prisas con las que siempre corrías?
Hermano, me voy a morir a mi guarida."

Todas las selvas se parecen. Los humanos, como animales que somos, pertenecemos a una selva muy compleja, con sus peculiaridades. La selva hispanica tiene su idiosincrasia, ni peor ni mejor que otras, por lo que se está viendo por ahí fuera. Cuando uno ve el cuento de la selva próxima y los batacazos sonoros que se llevan los soberbios y quienes confían aún en ellos, no puede por menos que pensar en los personajes de Kipling. Ahora bien, ¿quién es el cazador? ¿Quién el tigre? ¿Quién Mowgli? ¿Quiénes los otros cazadores, los otros animales, las otras presas? ¿Quién tiene la osadía de pretender narrar sin formar parte de la escena? El día después siempre es el día anterior de otro capítulo. Sigamos vivos y generando vida, a pesar de la obstinación de los cazadores.




















Ilustraciones de Józef Wilkon para El libro de la selva, editado por El zorro rojo



25.5.14

Si Larra nos viese hoy














Fígaro en La Revista Española en el año 1833: "«En este país...», ésta es la frase que todos repetimos a porfía, frase que sirve de clave para toda clase de explicaciones, cualquiera que sea la cosa que a nuestros ojos choque en mal sentido. «¿Qué quiere usted?» -decimos-, «¡en este país!» Cualquier acontecimiento desagradable que nos suceda, creemos explicarle perfectamente con la frasecilla: «¡Cosas de este país!», que con vanidad pronunciamos y sin pudor alguno repetimos." Cierto y sigue en vigor, aunque ya de forma muy minoritaria. Mas doy fe de ello, porque uno mismo cae en la expresión cuando percibe que este país le resulta oneroso y desalentador. Cuando uno habla del país como abstracción donde conjurar lo que considera agravio y desencuentro. País, por otra parte, que no podría tener sentido sin el paisaje y el paisanaje. Una tríada que hace del juego de palabras un acervo que contiene pero malamente explica.¿Desde cuándo vendrá la expresión? 

Continúa Mariano José de Larra en su artículo: "Creo entrever la causa verdadera de esta humillante expresión. Cuando se halla un país en aquel crítico momento en que se acerca a una transición, y en que, saliendo de las tinieblas, comienza a brillar a sus ojos un ligero resplandor, no conoce todavía el bien, empero ya conoce el mal, de donde pretende salir para probar cualquiera otra cosa que no sea lo que hasta entonces ha tenido." Pero, ¿no habíamos hecho una transición apenas unas décadas? Discutimos todavía si fue lo posible, o imperfecta, o incompleta...o semipensionista. Y uno se pregunta sin cesar: ¿es que la historia de este país es la repetición de transiciones porque a su vez ha retornado cíclicamente a noches de los tiempos de escaseces, penurias y persecuciones? 

Quiero hacer caso de la recomendación del maestro, aunque no me basta la buena intención: "Borremos, pues, de nuestro lenguaje la humillante expresión que no nombra a este país sino para denigrarle; volvamos los ojos atrás, comparemos y nos creeremos felices. Si alguna vez miramos adelante y nos comparamos con el extranjero, sea para prepararnos un porvenir mejor que el presente, y para rivalizar en nuestros adelantos con los de nuestros vecinos: sólo en este sentido opondremos nosotros en algunos de nuestros artículos el bien de fuera al mal de dentro. Olvidemos, lo repetimos, esa funesta expresión que contribuye a aumentar la injusta desconfianza que de nuestras propias fuerzas tenemos. Hagamos más favor o justicia a nuestro país, y creámosle capaz de esfuerzos y felicidades. Cumpla cada español con sus deberes de buen patricio, y en vez de alimentar nuestra inacción con la expresión de desaliento: «¡Cosas de España!», contribuya cada cual a las mejoras posibles. Entonces este país dejará de ser tan mal tratado de los extranjeros, a cuyo desprecio nada podemos oponer, si de él les damos nosotros mismos el vergonzoso ejemplo."

Pero para que los buenos y grandes deseos de Mariano José se lleven a efecto, ¿no tendremos todavía que cambiar mucho en este país? De momento voy a dar un paso adelante. A partir de ahora cuando me queje sustituiré la expresión este país por la de este paisanaje. Creo que es más concreto y ceñido a las limitaciones de la realidad. Que este paisaje de hoy reparta suerte. 




22.5.14

La justicia como amor de los hombres, de Platón a Macrobio




















Macrobio, escritor de finales del siglo IV de nuestra era: "Examinando en profundidad la naturaleza de todas las cosas y de todos los actos, Platón advierte, a lo largo del discurso en que se propuso tratar acerca de la organización de la república, que hay que infundir a las almas el amor de la justicia, sin el cual ni la república, ni tampoco un pequeño grupo humano, ni siquiera una modesta casa, podrán subsistir." He ahí la clave: una cuestión de individuos, y que hoy más que nunca compromete y exige a los individuos devenidos en ciudadanos. En tiempos de justicia convulsa, cuando no de déficit, viene bien la reflexión. Nos recuerda que la justicia, antes que nada, es un asunto moral, una aspiración necesaria, pero también un asunto político, pues resulta ser condición sinequanon para la convivencia. Añade el neoplatónico: "Nada ayudaría tanto a inocular en los corazones esta inclinación por la justicia como el hecho de que no pareciera que su fruto desaparece al mismo tiempo que la vida del hombre." La deriva sobre la inmortalidad del alma que a continuación toma Macrobio en su Comentario al sueño de Escipión, de Cicerón, no resta interés a su criterio. La justicia no desaparecerá si se la cultiva como valor ético. Pero este valor debe se refrendado por una práctica que la eleve y no permita que los hombres pierdan su esperanza en ella. Porque, no nos engañemos, dejar la justicia para otra vida inexistente sería necedad. Y no perseguirla en ésta nos llevaría al desastre y al desaliento.  



20.5.14

François Cheng y la bondad humana














Filósofo François Cheng en Cinco meditaciones sobre la belleza: "La bondad no se valora hoy en día." Sensación que flota en el ambiente. Virtud, y también efecto beneficioso, a reconquistar. ¿Acaso ha desaparecido? Cheng: "Mal entendida, se ve reducida a algo que molesta por su aspecto bonachón o sosaina." En un mundo de chulos, violentos, competidores, tontos y soberbios se desvaloriza todo aquello que expresa, por naturaleza, buenas intenciones. Continúa el pensador: "Dada nuestra condición de condenados de la tierra, habitados como estamos por el sufrimiento, el espanto, la monotonía de la fealdad cotidiana y los deseos constantemente desviados, preferimos exaltar, en lo que se refiere a la belleza, lo más perverso, lo más dramático." Pero ¿es que acaso lo que suscita necedad o está impregnado por la maldad puede ser hermoso? "El pesimismo, incluso el cinismo, están bien vistos; halagan más eficazmente nuestras necesidades de irrisión y de rebelión. Sin embargo, hay que tener el valor de volver a la bondad, la verdadera." 

Uno sospecha que la clase de bondad que Cheng reivindica no es el sentimentalismo rosa, ni la bonhomía de la camaradería de bar, ni la exaltación de lo ingenuo por lo ingenuo. Tiene que haber algo más que defina la bondad. Y Cheng apunta: "Es exigencia misma, exigencia de justicia, de dignidad, de generosidad, de responsabilidad, de elevación hacia la pasión espiritual. Puesto que la vida humana está sembrada de adversidades, corroída por el mal, la generosidad exige compromisos cada vez más profundos; así, profundiza también su propia naturaleza y genera virtudes variadas como la simpatía, la empatía, la solidaridad, la compasión, la conmiseración, la misericordia." ¿Demasiadas propuestas? Reclamadas como una secuencia activa, cuyo orden es lo de menos, desmontan el etéreo sistema de vida de los ciudadanos del consumo. Pero no se trata de ser bondadoso para exhibirse y ser contemplado como parte de todo lo que hoy día se diluye, sino más bien como elemento de conocimiento interior y de forja de vínculos que reconquisten un sentido más personal de la vida social. Cheng: "Todas esas virtudes implican un don de uno mismo, y el don de uno mismo tiene el don de recordarnos, una vez más, que el advenimiento del universo y de la vida es un don inmenso. Ese don que cumple su promesa y que no  traiciona es en sí una ética."

De alguna manera, es volver al principio: reconocernos en la fortuna del existir, en que estamos aquí porque la naturaleza plural ha querido y sigue queriendo, no obstante nuestro maltrato. Tanta violencia, degradación y actitud vital del sálvese quien pueda ¿no estarán motivadas por la pérdida de la referencia principal? La de que somo hijos del don.





18.5.14

Más sombras: Francisco Brines












"Hay que seguir, una vez más, la sombra
por el nocturno callejón",

Recita Francisco Brines en Metáfora de un destino, poema incorporado a La última costa. Y envidiarían Jung o Deleuze o el mismo Platón la claridad que el poeta tiene acerca de la vida y del eros. El eros como garantía de que no perecemos. Puesto que las sombras son y nos envuelven, o nos duplican, o toman nuestro lugar, o tratan de ser nuestros auténticos Yo, ¿por qué no un diálogo fecundo con ellas? ¿Por qué no dejarnos desbordar por sus corrientes antes de sacrificar en vano nuestro impulso? Si acaso un trueque, tal vez una espera, la paciencia justa para no ceder a los temores que siempre nos habitan. Rienda suelta a la propuesta de placer que sugiere la pulsión de una sombra en lo más recóndito e inesperado.


     "Hay que seguir, una vez más, la sombra
por el nocturno callejón,
y al desaparecer la sombra en lo más negro,
en la abyecta humedad de los orines,
llegar a ella con miedo, en la anulada oscuridad,
y después esperar, en un minuto vacío que es eterno,
el temblor del placer a la espalda del mundo
para afirmar la vida,

     o el relámpago hostil, de plata fría,
que trueca el cuerpo en pálido sudor
para afirmar así la mísera existencia."





16.5.14

Deleuze y el combate con las sombras














"La lucha con las sombras es la única lucha real." Gilles Deleuze. Lo comprendo mejor si me retrotraigo a la infancia, donde el mundo de las sombras resultaba menos explicable. ¿Es que acaso de adulto se supera? Seguramente lo habitamos de modo análogo, con la diferencia de que nuestra conciencia de edad que avanza nos engaña. Y de que entramos todavía más a fondo en el juego de engañarnos, como una estúpida y ciega, pero en ocasiones utilitaria, manera de sobrevivir. Que las sombras más íntimas nos acompañan fieles es indiscutible. El combate o, mejor dicho, la manifestación de nuestra conciencia en su mundo, adquiere categoría imprescindible. Deleuze: "Cuando el cuerpo visible se enfrenta cual luchador a las potencias de lo invisible, no les da otra visibilidad que la suya. En aquella visibilidad es donde el cuerpo lucha activamente, afirma una posibilidad de triunfar, que no tenía en cuanto que ellas permanecían invisibles en el seno de un espectáculo que nos quitaba nuestras fuerzas y nos desviaba. Es como si ahora llegara a ser posible un combate. La lucha con la sombra es la única lucha real. Cuando la sensación visual se enfrenta a la fuerza invisible que la condiciona, despeja entonces una fuerza que puede vencer a esta, o bien hacerse su amiga. La vida grita contra la muerte pero la muerte ya no es precisamente eso demasiado visible que nos hace desfallecer, esa fuerza invisible que la vida detecta, desaloja y muestra gritando. La muerte se juzga desde el punto de vista de la vida y no al revés en donde nos complacíamos." ¿Es el desarrollo de nuestra capacidad creativa la mejor arma y el mejor triunfo para purificarnos en un combate con las sombras, al que no hay que renunciar?



13.5.14

Omar Jayyam o cuando la nada es algo















"Mucho has visto del mundo y cuanto has visto es nada", recita Omar Jayyam en una de sus tan desenfadadas como hondas robaiyyat. ¿Demasiado grande el mundo, incluso el nuestro, para sentirnos poseedores de él? Jayyam baja las ínfulas de los presuntuosos:

"Mucho has visto del mundo y cuanto has visto es nada;
cuando has dicho y oído en él, también es nada;
corriste hasta el confín del horizonte: nada;
furtivo te escondiste en casa: también nada."

No es nihilismo lo que plantea el poeta persa. Es viaje y retorno, vuelta circular, escepticismo en la contemplación, no sé hasta qué punto mística, por cierto. Materialismo que rebaja los humos. Quien condene a Jayyam a simple escritor sobre el vino y sus recursos se queda corto. Necesitamos hoy releerlo, necesitamos hombres Jayyam. 



Pintura de Mery Maroto


11.5.14

La rabia de Pasolini




















"¿Por qué nuestra vida la dominan el descontento, la angustia, el miedo a la guerra, la guerra?", se pregunta Pier Paolo Pasolini al comienzo de la película La rabbia. Pasolini también debió sentir el acoso de la rabia en estado puro y latente cuando, a pesar de haberle encargado la película, el productor decidió incorporar una segunda parte, manu Guareschi, en las antípodas del pensamiento y el enfoque del primero. Para no suscitar demasiado disgusto a aquellas clases pudientes que tan pronto se ponían un traje como se cambiaban a otro para adecuarse a las circunstancias. Pues bien, la pregunta inicial obtiene el ensayo de respuesta con el film mismo. Unas palabras de Pasolini electrizan y hace meditar al espectador:

"Si no se grita viva la libertad humildemente
no se grita viva la libertad.

Si no se grita viva la libertad riendo
no se grita viva la libertad.

Si no se grita viva la libertad con amor
no se grita viva la libertad."

¿No hay un halo de idealismo y de utopía en un cineasta al que se le puede acusar de lo que se quiera menos de inconsecuente en su moral y su trayectoria?







9.5.14

Máxima once del manual de Epicteto




















"Nunca digas por nada lo perdí, sino lo devolví." Epicteto y su directa al hígado de nuestro aberrante sentido de la propiedad de todo. "¿Tu hijo murió? Fue devuelto. ¿Tu mujer murió? Fue devuelta. Fui despojado de mi hacienda, también esto fue devuelto." Máxima de difícil digestión en estos tiempos nuestros en que creemos que con la medicina y el derecho, entre otras aportaciones puestas al día, podemos preservar vidas y haciendas, y encima nos creemos dueños de ellas. Sigue el filósofo: "Pero el que me lo quitó es malo. ¿Qué te importa a ti el porqué te lo quitó quien te lo dio?" Hable de los dioses, del destino o del suceso sin fin de la naturaleza, riza el rizo y no estamos por la labor, ¿verdad? Sin embargo, ¿no ayuda su planteamiento a una mejor asimilación de los aconteceres terribles que la existencia depara antes o después? Concluye: "Mientras te lo preste, cuídalo como si fuera ajeno, como hacen con el hostal los viajeros." El carpe diem tradicional es también solicitud y cuidado. ¿Lo observamos siempre?



Cuadro de Anton Raphael Mengs


8.5.14

Preñados por nuestros contrarios, pensamiento Fernández Buey





















Francisco Fernández Buey en su libro La ilusión del método. Ideas para un racionalismo bien temperado: "En nuestros días toda cosa parece estar preñada de su contrario." ¿Solo en nuestros días? Ya de antiguo fue escrito El libro del Tao basándose en tal comprobación. Pero Fernández Buey constata el agravamiento, sangrante y voraz, de las contradicciones de nuestro tiempo. "Vemos cómo la maquinaria dotada de la maravillosa fuerza de disminuir y fecundar el trabajo humano, lo mutila y devora hasta el agotamiento. Un extraño conjuro transforma las nuevas fuentes de riqueza en fuentes de miseria. Las victorias de la ciencia parecen pagarse con la pérdida de carácter. A medida que domina la naturaleza el hombre parece  sometido por otros hombres o por su propia vileza. Hasta la pura luz de la ciencia parece no poder brillar sino sobre el oscuro trasfondo de la ignorancia." Y así llevamos siglos, sin resolver las contradicciones, e incluso agravándolas en perjuicio de la vida y de los seres. En un frustrante matrimonio entre avance científico imparable y limitada recogida de frutos social. Aunque Fernández Buey se pusiera poético con su expresión extraño conjuro sabía perfectamente que las relaciones de clase en una sociedad tienen que ver mucho con esa contradicción. Acaso, una vez más, hay que echar mano de Antonio Machado para precisar la luz de la esperanza:

"Busca a tu complementario,
que marcha siempre contigo,
y suele ser tu contrario." 

¿De qué dependerá que el contrario se alíe con nosotros para procurarnos si no un mundo feliz sí al menos uno de mayor justicia y aprovechamiento universal de los recursos?



7.5.14

Fleur Jaeggy y los presentimientos












"Cuáles son los casos de peligro en la vida? -se preguntaba Jane- ¿Son quizá los presentimientos?" Fleur Jaeggy en su sorprendente novelita El ángel de la guarda. Los presentimientos ¿como aviso o como opción arriesgada? Dicen que las premoniciones forman parte de nuestra vertiente instintiva. ¿Influyen a la hora de tomar decisiones o basta con analizar racionalmente las situaciones a las que nos hemos visto abocados? Difícil casamiento. Si sale bien lo elegido, doblete: buen presentimiento y mejor opción analítica. Si sale mal, ¿de qué factor, el instintivo o el racional, será la responsabilidad? ¿Cuál nos hará sentirnos culpables? (Ariadna anota: consultar al ángel de la guarda)



5.5.14

Cambalache, un tango en vigor















"Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé...
(en el quinientos seis y en el dos mil también)"

Profético Enrique S. Discépolo  en su Cambalache. Y nada parece haber variado. Manuel Vázquez Montalbán, en esa joya de recopilación titulada Cancionero general del franquismo, la incluía entre la canción testimonial. El siglo XX se le quedó pequeño al tanguista y la divertida -y carcajeante- denuncia se proyecta hasta el presente. ¿Un compendio de valoración sobre las conductas humanas, en especial de aquellas más desaprensivas? Väzquez Montalbán decía de la canción testimonial que "las huellas de los ángeles y de los criminales suelen ser sigilosas y solo la arcilla blanda las denuncia. La arcilla blanda de la sentimentalidad popular es un desván precioso donde quedaron grabados los zarpazos y los besos, las buenas y las malas intenciones." Cambalache no está compuesta para deprimirse, tampoco para sustituir un análisis de etología humana, pero como terapia no tiene precio.





3.5.14

Eduardo Gil Bera y su venganza












"La sociedad se basa en la venganza." Eduardo Gil Bera en su sugerente y apasionante Historia de las malas ideas. ¿Demasiado radical y excesivamente reduccionista su interpretación de esa especie de génesis de las tribus humanas? Precisa: "Dondequiera y siempre, naciones, pueblos, tribus, imperios, religiones, culturas o clases se definen por el establecimiento de un espacio-tiempo donde aquélla, la innombrable, se regula y garantiza." ¿Pero no era la sed de venganza una manifestación instintiva del animal humano que parecía conjurada? ¿No es hoy día la venganza más una tendencia repentina del individuo que algo consolidado? Y sin embargo, cada día vemos nuevas manifestaciones o bien directas o bien con intermediarios de lo que nos pide el cuerpo. "Cada ámbito comunitario facilita e impone a sus socios los plazos, tasaciones y eufemismos para la venganza. De ese modo nacen, pululan y caducan las voces más famosas: justicia, derecho, castigo, paraíso, dios, trascendencia, revolución, fe, amor, arte, inmortalidad...Y todas significan lo mismo." Discutible, pero toda una invitación a pensar. Vistas las formas de desencuentro de que disponemos los humanos, creo que muchas veces ni siquiera todo lo inventado para apaciguar las iras y reconducirlas sirve. Y ese todo lo inventado y simulado ceremonialmente, y que los latinos antiguos llamaron vindicare, puede ser un arma de destrucción cuando deja de ser de persuasión. Ágil y nada desaprovechable Gil Bera, no apto para los que no se sientan tentados por la iconoclastia.     



1.5.14

Abu Darr al-Gifari o la sensibilidad por el sufrimiento humano




















Abu Darr al-Gifari: "Me admira que quien no tenga en su hogar sustento, no asalte a la gente a punta de espada." Una reflexión dura pero pertinente para la situación actual y para la fecha. Muchos se sorprenden como al-Gifari de que la gente que lo pasa mal sea tan buena, es decir se autocontrole. Abu Darr al-Gifari fue uno de los primeros adherentes a Alí y por lo tanto al Islam, allá por el seiscientos y pico. Pero fue conocido también por su sensibilidad y compasión ante la carencia y sufrimiento de otros humanos. Tiempo aquel suyo de profetas que hoy no necesitamos. Pero ¿acaso estamos hoy día sobrados de conciencia, coherencia y sensibilidad que nos salven del desencuentro? 



Fotografía de William Klein


30.4.14

Epicuro de la mano de Friedrich














Me sale al camino Epicuro a través del comentario de Nietzsche en El caminante y su sombra: "Epicuro, el sosegador de almas de la Antigüedad tardía, tuvo esa maravillosa comprensión que aún hoy en día sigue siendo tan raro encontrar: la de que para el apaciguamiento del ánimo no es en absoluto necesaria la solución de las cuestiones teóricas últimas y extremas." ¿Tal vez ya sabía el sabio griego que las ideas se convierten en corsés de los hombres en lugar de ser solamente luz que lleve a otra luz? El alemán: "Así, a aquellos a quienes atormentaba el 'temor de los dioses' le bastaba con decirles: 'Si hay dioses, de nosotros no se ocupan', en lugar de disputar infructuosamente y a distancia sobre la cuestión última de si había dioses en general." Entre el filósofo clásico y el filósofo contemporáneo ha debido haber muchos epicureístas del silencio o que han hablado transversalmente. Acaso gracias a ellos, entre otros, hemos descubierto la diferencia entre lo necesario y lo innecesario. Entre la capacidad interior de uno mismo y la venta del derecho de primogenitura de nuestro pensamiento a los fraudulentos.



Fotografía de Jorge Molder


28.4.14

Onfray, Epicuro y nosotros











Michel Onfray, filósofo francés de nuestros días en El País: "Para los epicúreos cuanto menos se tiene, más se es." Oportuno este recordatorio para la época en que vivimos donde domina la apariencia burda de cuanto más tienes más eres. Aunque este tener sea atosigador, hipotecario, frustrante y a cierto plazo catastrófico. Continua Onfray: "En la mayoría de estos sabios maestros de la antigüedad encontramos la invitación a desconfiar de los falsos valores y a prescindir de todo, a ser ascetas, a practicar la austeridad, a no tener, para concentrar todas las fuerzas personales en el ser, que requiere despojarse de todo lo que lastra el alma material." Propuesta de difícil aceptación para nosotros, emborronados en un pseudohedonismo cosificador o alienante, que dirían otros. Y que parece que dispusiéramos de un uso menguante de juicio, alejado de los márgenes de libertad y de espacio interior. ¿No nos habremos quedado sino en objetos de valor y uso mercantiles? ¿No habremos sacrificado nuestra primogenitura de sujetos? Ya, suena demasiado raro lo que dice el filósofo francés, o acaso nos produce miedo porque nos cuestiona: "El filósofo, que es un enamorado de la sabiduría, no quiere quedarse ahí, sino llegar a ser sabio él también, y la sabiduría se ve, por encima de todo, en la calidad de la vida que practica. Desde la más remota antigüedad hasta el triunfo oficial del cristianismo, a principios del siglo IV, un filósofo no era alguien que habla y hace malabarismos con el lenguaje, encadenando frases sin contenido pero llenas de palabras complicadas, sino un hombre o una mujer que vivía feliz en la sobriedad." Si fue así, uno se estremece porque la luz descubre y alimenta. Pero ¿no sería el pensamiento epicúreo, de extenderse ahora mismo, algo perseguido como terrorismo de las costumbres? Atentaría contra las leyes del mercado, que es considerado un delito superior a ir contra el fraude de Dios.

(Invitación:  desalojar la casa de objetos inútiles, liberarse de compromisos que no aportan, mirar el paisaje sin la inmediatez de la cosa, soltar lastre de las bagatelas de las conciencias, orientarse por un pensamiento no sofista, descosificar y reformular los conceptos y depurar continuamente los residuos nocivos de las tiranías ideológicas que encubren. No sé si seremos más sabios, pero acaso sí más tranquilos)




Fotografía de La Règle du Jeu


24.4.14

Marta Sanz y su catálogo de escritores














Marta Sanz, novelista, también poeta, sin duda hurgadora de palabras: "Hay escritores cursis. Pedantes, abstrusos y lipogramáticos. Comerciales, oportunistas, basurillas, desvergonzados, fanáticos y rijosos. Escritores que no se toman en serio a sí mismos. Escritores que no saben poner las comas y escritores que buscan un sillón en la Academia. Juguetones y sesudos, rurales y anoréxicos. Exagerados, pretenciosos, llorones y autocompasivos. Escritores acojonados. Macarras, alcohólicos, envidiosos, costumbristas y más pesados que un plomo. Preocupadísimos por la pela, la posteridad o los Me gusta. Escritores que parecen escribir en chino. Hiperactivos. Espectaculares. Gafapastas o de elegancia british. Escritores que le toman el pelo al lector o que hablan con la boca pequeña. De piñón. Soberbios y narcisistas. Perezosos, engreídos, vanidosos, insoportables, muermos y jodidamente intelectuales. También hay escritoras con los mismos defectos."

Pues no faltaría más. Y me ha gustado la catalogación de ese zoo de las letras. Con ganas chismosas me quedo de adjudicar caras y nombres aunque, naturalmente, no soy del medio y no conozco de cerca a muchos de esos personajes ni a sus sombras. Pero ahora entiendo algo más la rareza de mis gustos y pautas, pues, ¿será por todo este panorama de figuras que describe Marta Sanz por lo que a uno le gusta leer escritos y no escritores? Prefiero no martirizarme y dejar a salvo mis exigencias. Para descubrir placer en la lectura vale más dejarse guiar por éstas que fiarse de las bondades que nos anuncian. Y si no pones cara a la pluma, tanto mejor. Y si el carácter de lo escrito no agrada, más vale dejarlo plantado. De ahí que no dude en abandonar el texto que no me llega, a pesar del gasto desperdiciado. Ensoñación: ¿cabe imaginarnos un mundo de anonimatos en la escritura? Me quedo pensando en la tradición oral antigua y en los textos huérfanos admirables. Y en el vacío por todos aquellos que no habrán llegado jamás hasta nosotros, sin que podamos nunca saber si ha sido así mejor o peor. Y en los que, aun sabiendo sus nombres, han sido condenados al olvido, muchos de ellos injustamente. Simples consideraciones, probablemente poco afortunadas, por buscar una alternativa al catálogo.



23.4.14

Rilke para una celebración











Poeta Rainer María Rilke:

"A través de nosotros vuelan los pájaros en silencio.
Oh, yo que quiero crecer, miro hacia fuera, y el árbol crece en mí."

Recuperar nuestro vuelo. Recuperar, quien pueda todavía y por fortuna, el vuelo de los pájaros en su entorno. Recuperar la memoria sobre aquellos vuelos que cubrían las horas diversas de los días de nuestra infancia. No resignarse y buscar el modo de seguir creciendo. Y volando. Porque no es sino una verdad a medias el esquema tópico aquél de nacer, crecer, multiplicarse y morir. Rilke nos sugiere crecer con un modelo más antiguo que los mismos humanos. El árbol no es solamente una metáfora. Probemos y celebremos.




22.4.14

Un poema de Tomás Salvador González












La pintura puede disputar a la naturaleza formas, volúmenes y colores, pero siempre saldrá derrotada. Tomás Salvador González, poeta zamorano y su poema Ni los maestros japoneses

Ni los maestros japoneses,
ni Kline, ni la línea
capaz de resumir de Brueghel
podrían compararse a las ramas vivas
y desnudas de estos castaños.
Ningún rigor
trazaría sin confundirse
el entramado que dibujan
sin confundirse ramas
y yemas, líquenes
blanquecinos y brotes
de color caramelo.

Pero no es tanto la precisión
como la luz perdida que se escapa
de nuestras intenciones.

Tal vez persiguiendo las luces perdidas es por lo que los poetas hacen poesía, los cuentistas narran, los pintores configuran nuevas emulaciones sobre toda clase de naturaleza y los fotógrafos inauguran nuevas miradas. Sólida, precisa y esencial (cargada de esencias) la última hornada de letras de Tomás Salvador titulada Siempre es de noche en los bolsillos, poemario al que pertenece el texto reproducido. 















21.4.14

Catulo y los rostros ocultos de un autor














Que un autor puede ser el doctor Jekill y a su vez el señor Hyde ya lo intuyó el poeta latino Catulo. Si cualquier hombre suele mostrar un rostro y ocultar otro, o bien manifestar dos rostros distintos según circunstancias o cuando se lo pide el cuerpo, de cuánto no será capaz un escritor. Los autores, que vadean y se sumergen en los personajes, ¿no los crean para sentir como otros individuos y en otras situaciones diferentes a las propias? ¿O es al revés y son generados para dar satisfacción  -eso sí, con disimulo y ardides-  a lo que llevan dentro y que no deciden mostrar de otra manera sino a través de la ficción? Me pregunto cuántos autores no tendrán sus vidas ocultas...ya no digo ocultas tras de qué.

Leer a Catulo no solo es disfrutar y respirar actualidad. Es también probar la madurez de la observación y de las conclusiones que se van extrayendo de esa práctica llamada vivir.

"Ese Sufeno que conoces muy bien, Varo, es un hombre guapo y simpático y educado, y, además, hace muchísimos versos. Yo creo que tiene escritos mil o diez mil o más, y no como suele hacerse, transcritos en un palimpsesto: hojas de lujo, libros nuevos, varillas nuevas, correas rojas para pergamino, todo ello con líneas rectas a plomo y pulido con la piedra pómez. Cuando te pones a leerlos, ese guapo y educado Sufeno te parece, en cambio, sólo un ordeñador de cabras o un enterrador: tan distinto es y tanto ha cambiado. ¿Qué pensaríamos que es eso? Quien hace nada parecía un hombre de mundo, o si hay algo más refinado que eso, ese mismo es más grosero que un grosero campesino en cuanto pone la mano en los versos, pero ese mismo nunca es igual de feliz que cuando escribe un poema: tanto se deleita en sí mismo y tanto se admira. No es extraño: todos metemos la pata por igual, y no hay nadie en quien no puedas ver en cierto sentido a un Sufeno. A cada cual se le concedió un defecto, pero no vemos el seno de la alforja que llevamos a la espalda."



20.4.14

Los que aman las palabras y el librero Seidenberg















Modesto librero neoyorquino Michael Seidenberg, en El País Semanal: "Mis mejores clientes son los regulares, los que vienen cada semana, alumnos de la universidad que compran con el dinero de sus padres, después se independizan y se quedan sin un centavo, pero siguen viniendo, por supuesto para charlar sobre libros y beber gratis. Son la nueva bohemia." Supongo que ha habido bohemias más letradas que otras, sin que se garantice la imaginación y el placer más en quien ha sido lector compulsivo que en quien no. Pero Seidenberg avanza una observación interesante: "Entre ellos comienzo a detectar jóvenes que no tienen un vínculo fetichista con el libro, que no aman los libros, sino las palabras." ¿Rebajamiento propio de tiempos líquidos o recuperación de tradiciones perdidas? Las palabras se han materializado a través de los libros y gracias al libro se han ensayado formas expresivas variadas, incluso las que han ido más allá del simple corsé opcional de poesía y prosa. Pero las palabras ya configuraban historias a través de la tradición oral más ancestral: mitos, leyendas, fabulaciones transmitidos verbalmente que hacían, deshacían y rehacían las historias adaptándolas a cada tiempo. ¿Irán por ahí esos jóvenes que dicen amar más las palabras que el libro fetiche? ¿O prescinden del fetichismo propio de poseer el libro, seguir fieles a un autor o permanecer obsesivos con un género para desnudar las palabras en sí mismas y amarlas de otra manera más libre? El librero puntualiza sobre los jóvenes que frecuentan su tienda con algo que va más allá: "Bueno, también se aman entre ellos".  




Fotografía de Elizabeth Crawford



19.4.14

De Camus a Beck













Albert Camus: "Desde las costas de África donde yo he nacido se ve mejor el rostro de Europa. Y uno sabe que no es hermoso." Claridad y clarividencia. Una reflexión de ida y vuelta. En vigor en tiempos de Camus y de actualidad rabiosa ahora. Aunque el señuelo de la hermosa Europa atrape a los que quieren salir del feísmo de la carencia, la vertiginosa realidad habla de otro modo. Incluso para los mismos europeos que oscilan entre una transfronterización definitiva o un retorno a los conceptos caducos de organización de Estado. Por más que ha hablado África me temo que Europa no ha escuchado como debiera. Gran parte de los males, limitaciones y problemas agudos del continente africano han provenido de los Estados-nación del siglo XIX y XX. Hoy las prácticas colonialistas anteriores se vuelven contra Europa y producen que los ciudadanos europeos nos revolvamos contra nosotros mismos. Lo recuerda el sociólogo alemán Ulrich Beck: "¿Qué es, pues, lo que podría reconciliar a los europeos con Europa? El anticentralismo. La superación de la nostalgia étniconacional en todas sus formas. Un camino de ida y vuelta a la belleza de las regiones. El sentimiento mediterráneo."



Fotografía de Julia Zimmermann


18.4.14

Le diré a Eréndira que él también se ha perdido














"Eréndira, que nunca hablaba si no era por motivos ineludibles, preguntó:

- ¿Qué día era en el sueño?
-  Jueves.
-  Entonces era una carta con malas noticias"


Premonitorio o casual, en jueves ha sido la muerte del autor de La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela desalmada, a la que pertenece la cita. Cierto que quienes leímos sus novelas -pero no solo las suyas- disfrutamos y nos dejamos deslumbrar por una manera de narrar con exuberancia y también con precisión volandera. No sé si a quienes habíamos sido fieles de Pablo Neruda, antes de descubrir a los más contundentes poetas tipo Vallejo o Huidobro, nos atrapó la onda de García Márquez más que a otros o si se trataba de lo complementario en narrativa. Y luego el peso del boom literario -a ver si nos vamos a olvidar ahora de Cortázar, Carlos Fuentes y demás corte literaria , por ejemplo- que íbamos descubriendo primero a cuentagotas, después en cascada. Luego vino el encasillamiento del autor en ese término que nunca me ha gustado, pero que resulta muy comercial de lo del realismo mágico. Me quedo con el placer. Los que no somos especialistas en nada respecto a valorar la literatura no sabemos apenas hablar sino de placer. Sí, ya sé que Cien años de soledad es uno de esos libros que puedo intentar releer porque me lo pasé bien, si aún me queda tiempo vital. Hoy los periódicos caen en la desmesura de convertir en dios monoteísta a un humano de alcance en las letras. Pero ese es otro tema. Si encuentro a Eréndira, le preguntaré qué le ha parecido.




16.4.14

Los acasos de Osip Mandelstam y Luis Cernuda










Dos citas, con distinto origen, salen hoy a mi encuentro. ¿Cruce de caminos o acompañamiento de caminantes? Osip Mandelstam:

"¿Acaso el corazón es solo un trozo de carne asustada?"

Y como si le hubiera escuchado, Luis Cernuda parece replicar:

"¿Acaso el amor pesa
A tu cuerpo invisible,
Y sus burlas oscuras
Sobre el mundo recuerdan,
En ti, anhelo eterno,
A nosotros efímeros?"

Dos citas, dos incertidumbres, dos miradas entrañadas, extraviadas en lo improbable. Cara a cara ellas, las palabras. Como los latidos, como las inseguridades, como los desquites del amor.





15.4.14

Irónico Peter Sloterdijk














Filósofo Peter Sloterdijk: "Dice Aristóteles que el inicio de la filosofía es el asombro. No es cierto, el inicio son los celos." ¿Quiere decir esto que las pasiones humanas juegan un papel, digamos, promotor en conductas tan íntimas y fundamentales como el pensamiento? Sloterdijk matiza: "En concreto, los celos entre los sofistas y la lucha por los discípulos. Se trataba de ver quién los seducía mejor. Los que pugnaban por hacerse con más discípulos son los que posteriormente fueron llamados sofistas." Vivimos hoy rodeados de sofistas, no tanto de los que piensan, si quedan, como de los que ordenan. Sofistas que nos dictan modas, costumbres, creencias (viejas y nuevas) y nos ordenan comprar, cumplir, ser rentables produciendo y gastadores en el mercado. Con ideas mecánicas y a ser posible olvidando veleidades sobre nuestra capacidad de decisión. Todos se pelean por nosotros, los bastardos del drama shakesperiano El rey Lear, devenidos en sujetos y objetos socializados. Si en la tradición Dios y el Diablo se disputaban el alma del hombre hemos llegado al punto de entender que estos personajes del mito han acontecido en el Gran Mercader Único que intenta arrebatarnos (acaso ya lo ha conseguido) el alma, que es tanto como decir la pasión. Dios y el Diablo hace tiempo que dejaron de competir por el hombre.



14.4.14

La ignorancia que subleva a Emilio Lledó

















Emilio Lledó, sabio, entrevistado en Heraldo de Madrid: "La ignorancia cultivada genera violencia." La ignorancia no es producto de generación espontánea. De eso sabe bien el filósofo: "El estudio tiene que ser creación de libertad, no de dogmatismo ni de frases hechas. Los conceptos estereotipados, en quien no los reflexiona, producen agresividad." Para Lledó, 86 años con un intelecto de claridad y entendimiento que ya quisiéramos todos poseer, los tiempos pintan bastos. Le rebelan, se subleva: "No se puede entregar la educación de un país a la diferenciación económica, a los colegios de pago. En primer lugar porque muchos de esos centros no se pueden comparar con el último instituto público de Francia o Alemania. Aparte de que es una injusticia enorme." La educación, una obsesión continua en la vida de este enseñante y a su vez constante aprendiz. Comprobar la desesperanza sobre el futuro del país en un hombre de su edad es amargo. Sigue siendo un maestro, incluso analizando aquello que le está tornando pesimista.

















13.4.14

Miguel Hernández por Alfredo Alcón
















“No me detengo a pensar qué clase de vida llevo, porque un día quiero una cosa, y al siguiente, otra. Quizás puedo mirar hacia atrás y ver qué dibujos hice. Otras personas siguen como si fuesen una brújula a una institución, religiosa o ideológica. Eso no es estar vivo. Es respirar según un molde y convertir tu alma en una cosa”, dijo en una entrevista el hombre Alfredo Alcón que murió el miércoles. No el actor argentino Alfredo Alcón, porque ya se sabe que los actores, ni siquiera los de teatro, desaparecen jamás. Viven en sus roles. Sus roles les hace eternos porque así lo quisieron Sófocles, Esquilo, Shakespeare, García Lorca o Beckett. Porque así aún lo deciden quienes asisten a las representaciones y reclaman el arte y su expresión. Porque de ese modo reclama la prolongación de la vida que no sea el juego de agujas imantadas que siguen ciegas a las instituciones del desorden. A uno le dan ganas de aplicar aquellos versos de Miguel Hernández una vez más, como tantas fueron necesarias y como tantas nos pedirá la vida que recitemos.

"Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato."

Pero dejémonos emocionar por el actor, ¿o acaso por el hombre?, escuchándole recitar el poema Me sobra el corazón, de Miguel Hernández.






12.4.14

Octavio Paz y sus vasos comunicantes




















Octavio Paz, en el prefacio a su gustoso libro La llama doble: "Para mí la poesía y el pensamiento son un sistema de vasos comunicantes." ¿Se trasvasaría el poeta a cada ejercicio de su respiración? "La fuente de ambos es mi vida: escribo sobre lo que he vivido y vivo." Parece de Perogrullo, pero pasado y presente, con toda la riqueza de lo experimentado, resultan bastarle para generar su obra. El futuro, ¿consistirá en la imaginación? ¿Un espacio más que un tiempo? "Vivir es también pensar y, a veces, atravesar esa frontera en la que sentir y pensar se funden: la poesía." No en balde esto me suena a cómo el pensamiento de los filósofos clásicos solía estar impregnado de poesía. ¿Qué sería primero?



Fotografía de Anders Petersen


11.4.14

Cirlot especular


















Juan Eduardo Cirlot en Los espejos:

"El origen del hierro, el origen
del vidrio
habla en mi corazón."

Presunción de la fuerza, conciencia de la fragilidad. Orígenes que no cesan vueltos contra el destino. Voces que se reclaman de dos procedencias que se atraen y se repelen. Los dos rostros que se dan la espalda para hacer frente a la eterna mascarada. Toma y daca de la condición humana. 



Contraportada de Artesa


10.4.14

Contraviniendo al demoledor Dostoievski











Descripción de Dostoievski en Los hermanos Karamázov que enajena según se lee: "Y, sin embargo, su cuerpo era poderoso y exuberante. Debajo del chal se intuían sus hombros anchos, llenos, y el busto alto, del todo juvenil. Ese cuerpo prometía quizás las formas de una Venus de Milo, aunque se presentía que las proporciones, sin duda, eran un poco exageradas." El lector se traslada visualmente a la figura de una venus y de pronto se siente golpeado, como si se partiera la figura a martillazos: "Los conocedores de la belleza femenina rusa habrían podido predecir con certeza, al ver a Grúshenka, que esa belleza fresca y aún juvenil, al aproximarse a la treintena, perdería su armonía y se deformaría." Por qué, Fiódor, por qué nos haces esto. Sabía de tu dureza, pero ese adelantarte a los acontecimientos ¿es simple realismo o harta crueldad?...e insistes: "Que el rostro se le abortargaría, que le aparecerían arruguitas en el entorno de los ojos y en la frente con extraordinaria rapidez, que se le marchitaría la tez y quizá adquiriría una tonalidad purpúrea; en pocas palabras, era una belleza efímera, una belleza fugaz que a menudo se encuentra precisamente en la mujer rusa." Eres terrible, Fiódor. Aunque nos retraigamos a siglo y pico en que escribiste la novela ¿debemos creerte y aceptar por las buenas esa especie de mala ventura que arrojas sobre la mujer? Déjame que te contravenga, aun no negando que puedas tener razón respecto al paso del tiempo sobre mujeres y hombres en la época que reflejas. Déjame quedarme con la belleza de Grúshenka, sin darle vueltas a si va a ser efímera. Ya caigo: si te hubieras quedado en la mera exaltación de la belleza femenina no habrías sido el narrador implacable de la realidad despiadada. Por un momento quise soñar con la belleza eterna y tu relato me arrojó de los sueños.




Fotografía de Katia Chauseva


8.4.14

El trance de Ümit Yasar Oguzcan
















Poeta turco Ümit Yasar Oguzcan, autor del cántico Un mundo para dos: "Dicen que escribo demasiado y que me enamoro con frecuencia; sin embargo, yo pienso que escribo poco y que no me enamoro lo suficiente. ¿Quién no querría ser fértil y vivir siempre enamorándose?" No sé si novecientos versos escritos por él mismo bastaron para que el poeta obtuviera una respuesta a la pregunta que se hacía. Pero sí que, inspirado por Beethoven, construyera con poesía uno de los edificios sinfónicos más hermosos que se se han levantado para revindicar el amor. Se dice que tras el primer borrador, escrito en estado de trance, Oguzcan cayó exhausto. 

"¿Fuiste creada para estas separaciones? dime
¿Para estas aflicciones tan amargas?
Mira las orquestas se han callado
Todas las luces de la tierra se han apagado
No temas
Venga tiéndeme las manos
Vivamos de nuevo los años pasados uno a uno
Mira escucha
Hay alguien que llama a lo lejos
Mira escucha
El destino llama a la puerta
Dices no vengas
Dices no vengas
Eso significa ven."

Y es que como Ümit Yasar Oguzcan hubiera dicho de sí mismo, la vida, como la poesía, está llena de contrastes. Y los contrastes tienden a ofrecer viajes de ida y vuelta. Diez años después de publicar Un mundo para dos Oguzcan dedicó su cántico en una nueva edición a todos los que aman con esta cita:

"No olvides que
todo el que ama es un héroe sin nombre.
No olvides que
el hombre es hombre en cuanto que es amado."






7.4.14

Yehudi Menuhin y la ausencia de contrincantes














"Nunca he tenido que enfrentarme a un contrincante", comenta con sencillez Yehudi Menuhin, mago y maestro del violín, en una entrevista de hace años. Pocos pueden decir lo mismo, pues a quien más o quien menos se nos lanzó al ruedo para torear no solo con el toro sino también con los demás espontáneos que eran como nosotros. Lo que señala Menuhin, ¿producto de su alta capacitación y de su oficio complejo y especial? Es probable, si bien no fuera ajeno a ello el propio azar. Precisa: "Nunca tuve que hacerlo, ni en la escuela, ni durante mi carrera, que también se inició de forma natural, cuando era aún muy joven." Miras alrededor y todo es competencia. Propones algo y el otro propone más. Hablas con cierta prudencia de un tema y el otro tiene que mostrarse por encima de ti. Me cuentan algunos jóvenes que nadie deja copiar al otro en un examen. Todo parece regirse por el precio a la alta o a la baja, incluso las relaciones más íntimas. Las reglas de la competencia acaban con la naturalidad y el desenfado, con lo espontáneo y lo generoso. ¿Alguien da algo a cambio de nada? El violinista supo de su inmensa fortuna en la lucha por el dominio de la música y halló espacios donde fue reconocido como virtuoso. Sin competir. Una excepción, un bicho raro.




6.4.14

El perdón del amor, versión Nietzsche














Aforismo de Friedrich, el alemán, en El gay saber, obra también conocida como La Gaya ciencia: "El amor perdona al amado hasta su avidez." Obvio. El amor necesita al amado a cualquier precio para ratificarse. No le importan traiciones circunstanciales, monotonías confusas, entregas escasas, posesiones egoístas, torpezas o exigencias extremas. Solo le preocupa el desinterés, como preámbulo del abandono definitivo. Sin el amado aquél otro no hallaría sentido de ser. El problema se complica cuando el amado resulta ser no solo reflejo o interlocutor del amor. Y alguien de los dos amantes que se aventuran al juego, o los dos, pierden. Hasta Narciso se inmoló. Pero se ve que herr Friedrich no ha querido llegar en este aforismo hasta ahí.



Fotografía de Georgi Zelma


5.4.14

Cuando Nietzsche hablaba de la comedia del famoseo político













No había televisión, pero Nietzsche ya lo iba teniendo claro en su tiempo. "Los hombres famosos que tienen necesidad de su fama, como, por ejemplo, todos los políticos, nunca eligen sus aliados y amigos sin segundas intenciones." Hoy hablamos de la erótica del poder  -aunque toquen la mayoría de ellos simples migajas, porque el poder de verdad está en otro lado- pero en todo tiempo y lugar el ego vinculado a la política ha cumplido su papel. ¿Sólo el ego? También el beneficio pecuniario o en especie, las influencias, la posesiones, la fama. De ahí la necesidad a la que el filósofo alemán hacía referencia y cómo los políticos con mayor influencia cortejan o manipulan a los próximos. "De uno quieren algo de esplendor y reflejos de su virtud, de otro el temor que infunden ciertas propiedades graves que todo el mundo le reconoce, a otro le sustraen su fama de ocioso, de estar-al-sol porque esto favorece sus fines de poder pasar a veces por descuidados y perezosos. Con ello ocultan que están al acecho." 

¿Ha cambiado sustancialmente el panorama? Ahora que vemos emerger tantas tramas donde la política ha sido utilizada para los negocios particulares de una pléyade de desaprensivos -y salvo al político honesto y al militante honrado y tenaz que permanece porque cree en la política como necesaria para la convivencia, no obstante sus dificultades- podemos entender mejor la reflexión del filósofo. "Unas veces siguen necesitando tener cerca a los soñadores, otras a los pedantes y, en cierto modo, se identifican con ellos, pero, igualmente, acto seguido, ya no los necesitan." Nietzsche se asombraría hoy día del abanico de recursos y fuentes de control político, de los amiguismos y los favores a devolver, de las clientelas y fidelidades, y de los bobos que se dejan camelar y conceden el voto irreflexivamente o por puro interés. Pero en esencia pensaría que las cosas funcionan de modo análogo a como él las conoció. Aunque de ver televisión el filósofo ampliaría la crítica al repertorio social sujeto y objeto de famoseo, que es lo mismo que mercadeo.   




(Caricatura de Gareth Southwell)


3.4.14

Paul Celan se acoge al aliento de la noche














"El aliento de la noche es tu sábana..." pone música en mi oído un verso de Paul Celan. Sea cual sea la sensación que tenga un cuerpo al despertar, piensa en los dones del sueño, me digo. Pero los sueños no son sino una metáfora más de la vida. ¿O es lo consciente una metáfora del sueño? Me vienen por un instante los conocidos versos de Calderón de la Barca, que nunca me han consolado, por su excesiva vaporización. Y al descubrir el poema Sueño y sustento, del inquietante Paul Celan, percibo que toco la materia y que ésta no solo me alimenta y me explica, sino que me recuerda que soy suyo.


El aliento de la noche es tu sábana, la tiniebla se echa a tu lado.
Te roza tobillo y sien, te despierta a la vida y al sueño,
te ventea la palabra, en el deseo, en el pensamiento,
duerme con cada uno de ellos, a su encanto sales.
Te peina la sal de las pestañas y la sirve en tu mesa,
escruta la arena de tus horas y te la ofrece.
Y lo que ella tenía de rosa, sombra y agua,
te lo escancia.