No había televisión, pero Nietzsche ya lo iba teniendo claro en su tiempo. "Los hombres famosos que tienen necesidad de su fama, como, por ejemplo, todos los políticos, nunca eligen sus aliados y amigos sin segundas intenciones." Hoy hablamos de la erótica del poder -aunque toquen la mayoría de ellos simples migajas, porque el poder de verdad está en otro lado- pero en todo tiempo y lugar el ego vinculado a la política ha cumplido su papel. ¿Sólo el ego? También el beneficio pecuniario o en especie, las influencias, la posesiones, la fama. De ahí la necesidad a la que el filósofo alemán hacía referencia y cómo los políticos con mayor influencia cortejan o manipulan a los próximos. "De uno quieren algo de esplendor y reflejos de su virtud, de otro el temor que infunden ciertas propiedades graves que todo el mundo le reconoce, a otro le sustraen su fama de ocioso, de estar-al-sol porque esto favorece sus fines de poder pasar a veces por descuidados y perezosos. Con ello ocultan que están al acecho."
¿Ha cambiado sustancialmente el panorama? Ahora que vemos emerger tantas tramas donde la política ha sido utilizada para los negocios particulares de una pléyade de desaprensivos -y salvo al político honesto y al militante honrado y tenaz que permanece porque cree en la política como necesaria para la convivencia, no obstante sus dificultades- podemos entender mejor la reflexión del filósofo. "Unas veces siguen necesitando tener cerca a los soñadores, otras a los pedantes y, en cierto modo, se identifican con ellos, pero, igualmente, acto seguido, ya no los necesitan." Nietzsche se asombraría hoy día del abanico de recursos y fuentes de control político, de los amiguismos y los favores a devolver, de las clientelas y fidelidades, y de los bobos que se dejan camelar y conceden el voto irreflexivamente o por puro interés. Pero en esencia pensaría que las cosas funcionan de modo análogo a como él las conoció. Aunque de ver televisión el filósofo ampliaría la crítica al repertorio social sujeto y objeto de famoseo, que es lo mismo que mercadeo.
(Caricatura de Gareth Southwell)
¿si ha cambiado el panorama?
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empeoró.
La vida (política...) sigue igual !
ResponderEliminarSaludos
No criminalicemos, como se dice ahora, especialmente a los políticos de los distintos estamentos de representación, no les tengamos solo a ellos en nuestro punto de mira crítico. Hay además funcionarios, jueces, fiscales, empresarios, reyes, príncipes, religiosos, obispos...creo que Nietzsche pensaba también en todos ellos, a una mente tan lúcida no se le escaparía ni uno.
ResponderEliminarDonde está el poder está la corrupción, porque ¿para qué se va a dejar corromper un simple ciudadano? ¿qué sacaría con ello? Aunque sean realidades imbrincadas, no digo que no se pueda luchar contra la corrupción. La lástima es que hay tanto juegos políticos y rencillas que es difícil separa la paja del grano, y así todo nos parece lo mismo...
ResponderEliminarUn abrazo
Solo incluiría algun cambio en la segunda parte de Así habló Zaratustra. EL resto, tal cual. Cambia el soporte de la idiotez pero no la idiotez misma.
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