19.4.17

La patria como ajenidad, en voz del escritor húngaro Ödon Von Horváth















"No tengo un país natal y no me duele..." Ödon Von Horváth, interesante novelista húngaro (de los tiempos del Imperio austrohúngaro, para precisar mejor) que tuvo que huir del nazismo. Es como si denotase que el dolor es propio del que se siente atado a una estructura que íntimamente considera que no es suya. ¿Cuántos habrá así y no lo dicen? Prosigue: "El concepto de patria, falsificado por el nacionalismo, me resulta ajeno...Mi país es el espíritu". De oca a oca en aquellos tiempos, de nacionalismo autocrático a otro más autoritario todavía. ¿Será el destino de todos los nacionalismos acabar con las democracias y dejar sin el verdadero don que debe sostenernos, el libre pensamiento, a sus ciudadanos? La experiencia histórica del siglo XX parece que fue por ahí. Y las amenazas del XXI asoman. No solo entre los grandes países, los de mayor poder e influencia quiero decir, sino incluso entre territorios menores que ensalzan pasados que acaso no fueron como algunos cuentan, ni menos Estados, ni había tanta unidad cultural como se pretende. Un nacionalismo siempre acaba siendo deudor y subsidiario de otros. Buscar identidades para sostener inventos arriesgados puede ser sumamente peligroso para todos. Recurrir a pasados en los que se desplazó a unos hombres por otros, con todos sus bagajes, no es el mejor elemento para progresar. Detrás de las alegorías, siempre laten los oscuros intereses. Pero, ¿por qué no se profundiza en el diálogo y la búsqueda de nuevas formas de organización política que aúnen y no separen a los hombres?

Nota. Traduzco la frase de Von Horváth "mi país es el espíritu" en mi versión laica y creativa, por pensamiento, disponibilidad para el individuo de ir más allá de los límites de un Estado, una religión o un pensamiento único. Tal vez soy un irrenunciable de las ideas de modernidad del siglo XVIII y que marcaron las sociedades occidentales hasta el límite de nuestros días. Límite en juego.