9.1.14

Los muertos de Muhammad ibn Sîrîn

















Urgencia en ser escrupuloso con los propios sueños. Muhammad ibn Sîrîn en su Libro de la interpretación de los sueños: "Tomar algo de un muerto es un buen presagio, mientras que darle algo es malo." Corro a revisar mis sueños y también el texto de aquel árabe: "Quien ve dar a un muerto alguno de los bienes de este mundo obtendrá efectivamente un gran bien, y de una forma inesperada. Si se da en sueños un vestido a un muerto y éste se viste con él, significa que el soñante no va a tardar en reunirse con el difunto."  Y así, un etcétera de propuestas exegéticas. 

El poder de las palabras es siempre tan hiriente (también tan tramposo) que nos reclama con calor. Tendemos a conceder razón a un onirista antes de considerar la literatura de lo que dice. Y ello nos conduce a un esfuerzo mental racionalizador para no dejarnos influir por las palabras. ¿A estas alturas? Suele pasar. Ay, los muertos, esas figuras retóricas, inexistentes. La memoria materializada y nuestra soledad sacudida. Cuando sueño con alguien que ya murió no sueño con muertos. Sino con mi padre o con mi madre o con aquel amigo, pues en el sueño están vivos. ¿Por qué inquietarme, entonces? Solo debo preocuparme de controlar la nostalgia cuando haya despertado. Para que no se convierta en una tiranía de los días provectos que estarán por venir, se supone.



Pintura de Peter Birkhäuser