"Después, cuando los amantes se entremezclan y confunden, sigue a ellos el carteo amoroso. Pero las cartas, ay, dejan rastros. He podido ver cómo las gentes metidas en estas lides se apresuran a rasgar sus billetes, a disolverlos en agua y a borrar todo vestigio de las letras. Porque ¡cuántos escándalos han venido por culpa de una misiva!". Lo leo en el apartado Sobre el carteo amoroso que aparece en la obra conocida como El collar de la paloma o El collar de la tórtola y la sombra de la nube. Fue escrito por Ibn Hazm Al-Andalusí (Córdoba, 994 - Huelva,1064) ¿Tan antigua es la suerte del intercambio de mensajes entre los amantes? Y mucho más, pero que en ese tiempo ya hablara de ello el filósofo andalusí da idea tanto de los usos amatorios que se llevaban en su siglo como del talento del autor para dejar constancia de ellos y reflejarlos.
Continúa Ibn Hazm su sabrosa información: "Es preciso que el formato de la carta esté dotado de la mayor gracia y que su tenor sea el más saleroso. Pues, por Dios, lo escrito en ocasiones hace de lengua, ya sea por las limitaciones del hombre para expresarse de su voz, ya por apocamiento o reverencia. En efecto, incluso la misma llegada del billete al amado y el hecho de que el amante sepa que aquel cayó en sus manos, y lo va a ver, es una delicia que el amante encuentra maravillosa y que vale por la misma visión de aquel, y el recibir la respuesta del amado y contemplarlas es una alegría que equivale al encuentro. Por ello verás que el enamorado pone la carta sobre sus ojos, sobre su corazón, que la abraza". ¿No es esto que nos traslada el pensador y poeta cordobés algo que permanece hoy en la modernidad? Cámbiese carta o billete por red social o correo electrónico y obsérvese cómo gentes de lugares distantes el planeta se transmiten sus sentimientos y querencias amorosas. Y que además Ibn Hazm sugiera estilo sobre el modo de escritura para estos lances me parece de lo más maravilloso.
Por aportar una anécdota más del filósofo: "Conozco a cierto enamorado que es persona que sabe lo que dice, ducho en la descrípción y que da curso por su lengua a sus interioridades con elocuencia, buen observador y que desmenuza los hechos, y que, con todo ello, no desdeña la correspondencia epistolar, -a pesar de que podría encontrarse con la persona amada a voluntad cerca de casa y de que la tenía a mano para cuando quisiera visitarla-.Cuenta que para él escribir cartas es una suerte de voluptuosidad." Fantástico. ¿Es que expresar la belleza de un sentimiento no es voluptuoso de por sí? ¿No es una complacencia sensual la que se transmite cuando se escribe a la persona amada? Hay verdaderos magos de la escritura que saben acompañar sus pensamientos y deseos con palabras que obran como puentes con la otra persona. Pero todo el mundo puede llevarlo a cabo.
Ibn Hazm Al-Andalusí cuenta más sobre este tema en su capítulo. Sería prolijo reflejarlo aquí. Hay una edición rigurosa de la obra en la Editorial Hiperión. Para audaces.