30.10.14

Consecuente Jordi Savall













"La ignorancia y la amnesia son el final de toda civilización, ya que sin educación no hay arte y sin memoria no hay justicia". Esta expresión contundente, ¿proviene de un político en ascenso o de un joven indignado? Nada de eso, es la voz de un sesudo número uno de la música antigua, Jordi Savall, ni más ni menos. Ha rechazado el Premio Nacional de Música 2014 por considerarlo poco menos que una falacia. Potentes argumentos: "No podemos permitir que la ignorancia y la falta de conciencia del valor de la cultura por parte de los responsables de las más altas instancias del gobierno del Estado español erosionen la labor de tantos músicos, actores, bailarines, cineastas, escritores y artistas plásticos que ostentan el estandarte de la Cultura y que no merecen, sin duda, el trato que reciben ya que son los auténticos protagonistas de la identidad cultural del país". La verdad es la verdad, aunque a veces ni Agamenón ni el barquero se den por aludidos. Me ha conmovido con su arrojo, que seguramente también es hastío, este Jordi Savall. Una vida dedicada a la composición, a la interpretación y a la dirección, sabiendo día tras día de los límites  -probablemente también de las penurias-  de cuantos se dedican a las artes. La creatividad no cotiza en Bolsa y ya se ve que tal miel no se hizo para la boca de los asnos. En estos tiempos se felicita uno por la grandeza de los consecuentes como Savall.