30.1.14

El informe para la Academia de José Luis Gómez














José Luis Gómez en su particular Informe para la Academia*: "El teatro es un juego, uno de los grandes juegos que ha inventado el ser humano en su búsqueda de la supervivencia y la salud común: un formidable juego simbólico, especular, que devuelve o suscita en el espectador imágenes de la vida, de sí mismo, de la sociedad; imágenes del defecto y del exceso, del pasado y del presente." Antigua arte, tradicional desahogo, eficaz purificación. El individuo no es ya el mismo tras implicarse en una representación. Atrapado por las palabras, las entonaciones, los movimientos, los artificios y los silencios, el público hace suyo el argumento, porque es su argumento. Nada de lo que se ha escrito para el teatro es ajeno a los hombres y a sus cuitas. Ante la obra, ante el juego, o mejor dicho, capturado por las redes del juego, el espectador suelta lastre de las angustias, miserias, carencias o de la hediondez de su vida cotidiana. Gómez ratifica: "¿Quién es el autor de las palabras que están en el aire y que se quedan en el cuerpo para constituirse con ellas? La esencia del actor se constituye en esta paradoja y este la asume dentro de su cuerpo para constituir la verdad espiritual de su mundo. El actor sabe que las palabras que utiliza no son suyas, pero en momentos de gracia lo olvida y cree profundamente que lo son." El actor, ¿un medium, un intermediario entre la ignorancia de lo que la gente no reconoce y la verdad de lo vivido? 


* Fue Informe y fue Academia. El primero llamado oficialmente Discurso de recepción pública llevaba por título Breviario de teatro para espectadores activos. La segunda se trata de la RAE, de la que entró a formar parte el domingo pasado el actor.



29.1.14

Ese algún día de Pete Seeger















"En lo profundo de mi corazón yo tengo fe,
hemos de vencer algún día."

Lo profundo de un corazón humano: esa zona abstracta, ignota, metafórica, inalcanzable incluso para el propio hombre. Se sabe pero no se ve. Se siente pero no se toca fondo. Se intuye pero no se materializa. ¿Había fe en hombres como Pete Seeger o se trataba simplemente de preservar la más elemental esperanza? ¿Cuál de las dos virtudes hizo tan combativo al cantor? Pete Seeger recitaba su coreado We shall overcome y enardecía a los rebeldes con aquella cadencia moderada que a veces rompía elevando el grito. Himno, cantata, poema, canto épico, oración de resistencia pacífica. Atravesó fronteras. Denunció a las autoridades de su propia nación y sirvió para unificar a los de abajo. Llegó hasta nosotros allá a finales de los sesenta. Mala racha llevamos últimamente. Se nos mueren los poetas, y uno no quisiera que el blog fuera un obituario. Como tampoco desea que mueran los buenos. Pero hay que ser agradecidos y recordarlos. Pete Seeger fue acción de la palabra que aún nos habla. A cantor o poeta muerto, ya se sabe...Relevo.




27.1.14

José Emilio Pacheco salió a cubierta













A veces los poetas dejan pequeñas pistas  -o no tan pequeñas-  para que el destino no se extravíe. Por ejemplo:

"Rodó la piedra y otra vez como antes
la empujaré, la empujaré cuestarriba
para verla rodar de nuevo."

Y entonces el destino, que es tonto, pero no se rinde jamás dirá: ya te tengo a tiro. A ti, poeta. Pero el poeta suele escaparse. Cada nuevo verso es una carrera que dobla una esquina, cada poema es la vuelta a la manzana entera. Y luego, píllalo en la noche, destino. Pero ambos, poeta y destino, vuelven a verse las caras porque ni uno ni otro cesan en su empeño de salir a la luz. Y en cuanto se siente descubierto, de nuevo el poeta deja otro rastro, esta vez más evidente y con forma de despojo, para que el otro pique:

"El viejo capitán sale a cubierta
y dice adiós.
Es la última tormenta.
Se hundirá con su barco."

El poeta juega con el destino, lo tienta, hace quiebros para que no le pille antes de tiempo. Sin saber cuál es el tiempo preciso en que tanta palabrería no servirá ya para demorar su presencia. Al destino esas construcciones prefabricadas llamadas poesía le impresionan. Le confunden, sobre todo si en lugar de aparentar ser artificios consiguen camuflarse con la tierra, ser casi tierra: mostrarse cueva, por ejemplo, o curso tempestuoso de un río, o aparato eléctrico, o sangre y sed del hombre, o pasión por las ausencias o presencias. Es entonces cuando el destino se halla más cerca de tirar la toalla, porque no localiza al poeta, porque todo le parece caos, estrato viejo, aire o lodo. Todo aquello con lo que el destino no puede. Cuando la poesía está próxima a ser materia desnuda el destino casi se da por vencido. Pero al poeta le vence la soberbia inherente a sus palabras, y no puede o no sabe dejar de jugar:

"NO el fin del mundo,
sí de este mundo,
el trueno que en la sombra se escucha hondo.

Ahora estamos a la intemperie.
Somos los dueños del vacío."

Y ahí el poeta cayó en su propia trampa. Porque el poeta muere en su verdad. No fue espectáculo lo que anduvo contemplando toda su vida. Ni las palabras aderezadas y salpicadas de sustancia resultaron la sustancia misma. Aunque anduvieran cerca. Se asomó tanto al borde del destino que éste tiró de él. Quedó dueño del vacío para siempre.


* En memoria de José Emilio Pacheco, poeta, cuyos versos entrecomillados en este texto -pertenecen a su libro El silencio de la luna- prosiguen su aventura.




26.1.14

Pessoa: los sueños compartidos












Confidencia de Pessoa: "Tuve grandes ambiciones e ilimitados sueños -pero también los tuvo el mozo de los recados o la costurera, porque sueños los tiene todo el mundo: lo que nos diferencia es la fuerza de conseguirlos o el destino de conseguirse en nosotros." Socialización de los sueños y de las ilusiones. Nunca se distingue a primera vista si depende de nuestra decisión o de las circunstancias propicias. Muchas veces se produce una coincidencia: los vientos pueden sernos favorables pero debemos tener voluntad de desplegar las velas y dirigir el rumbo con inteligencia. Pessoa se sigue sincerando: "En sueños soy igual al mozo de los recados y a la costurera. Sólo me diferencia de ellos el saber escribir. Sí, es un acto, una realidad mía que me diferencia de ellos. En el alma soy su igual." Un alma que no se quedará esperando toda la vida al mero azar, ni a salir de la ignorancia, ni a ceder al sometimiento. Una realidad que lo transforma todo, una disposición capaz de ir lo más lejos posible en su finitud.



25.1.14

Freud tras Krull (de la mano de Thomas Mann)














La amante ocasional Diane Philibert al protagonista Félix Krull en la novela de Thomas Mann: "¿Y vosotros qué? ¿Qué os pasa a vosotros con nuestros pechos, que os alimentaron, y con nuestro seno, que os trajo al mundo? ¿Acaso no os morís por volver a ellos, por volver a ser niños de pecho? ¿No es a la madre a quién ilícitamente amáis en la mujer? ¡El mundo al revés! En el amor está todo al revés, no puede ser otra cosa que un gran absurdo!" La ironía de la amante recalca lo obvio. ¿Es el amor tan absurdo o simplemente se trata de un mismo plano donde subyacen oscuras fijaciones? ¿Está tan al revés el mundo o la vida es un eterno retorno, y más que nada en el ámbito de los afectos más íntimos? Con el eco de las investigaciones de Freud detrás, la novela Confesiones del estafador Félix Krull es un hito de modernidad que rezuma aire joven por todas partes. ¿Debería zanjar la cita aquí? Hay más salsa, pues la mujer de la novela va más allá en su vorágine: "Es triste, por supuesto, y muy doloroso para una mujer no amar al hombre sino cuando es muy joven, cuando es un muchacho. C'est un amour tragique, irraisonable, no está reconocido, no es práctico, no es para toda la vida, no es para el matrimonio. Con la belleza no puede una casarse." En el corazón de la diana. La belleza está cerca, la belleza está lejos. Parece aprehenderse, pero se escapa. ¿Qué puede hacerse, por lo tanto? Que cada cual saque sus conclusiones.



Ukiyo-e de Utamaro


24.1.14

La confesión de Javier Lostalé














"Escribo porque me salva", escribe Javier Lostalé. No en vano el texto lo titula Confesión. ¿Hay un reconocimiento tan confeso como exponer públicamente qué es lo que le evita a uno perecer? Lo cuenta -reconocer, confesar, es también narrar-  en La rosa inclinada:

"Escribo porque me salva, porque es lo único que me queda, porque fija un sonido, unas luces, el final de un acto de amor, el escenario de unas horas de deseo. Escribo porque están conmigo los que ya nunca estarán, porque bajo al mar desde la mesa donde apoyo la cuartilla y me quedo quieto en la memoria de un cuerpo, y prolongo unas voces hasta perder la noción del tiempo (días y años juntos, apretados en un instante que me deja sin defensa). Escribo porque al abrir el seno de una palabra encuentro la iluminación última del beso, porque pronuncio a solas mi única verdad: ésa que después desmiento con mi vida. Escribo porque hay un llanto íntimo que me purifica desde que comienzo a hacer signos en el papel, porque poseo las cosas desde su respiración humana y puedo habitar aquello de lo que fui desterrado. Escribo para ser joven y alimentar una esperanza radical, para tener lo que no tengo y escuchar lo que nunca me dijeron. Escribo porque nunca fue más bello el engaño."

¿Sólo una confesión o también una de las más bellas y explícitas descripciones de amor a la vida? Transcurso desigual de ésta: hallazgos circunstanciales, goces pasajeros, retenciones limitadas, pérdidas sucesivas...Escribir sería un a modo de planeta interior donde de alguna manera se retiene lo que se fue. Y que nos hace vivir de lo que se retiene. Donde se resguarda cuanto catalizamos alguna vez y nos nutrió. Ese ejercicio hermoso, terapéutico, que todos desearíamos realizar hasta el fin de nuestros días. ¿Para salvarnos?



Fotografía de Editorial Calambur

21.1.14

Üsküdar, versiones Safiye Ayla y Jordi Savall




"De camino a Üsküdar se puso a llover,
El uniforme de mi escribiente es largo, su faldón está sucio.
El escribiente se acaba de despertar, sus ojos están adormecidos.
El escribiente es mío, yo soy suya , ¿qué importa lo que se diga?
La camisa almidonada le sienta muy bien a mi escribiente.
De camino a Üsküdar encontré un pañuelo,
Puse en el pañuelo los dulces lokun.
Buscando al escribiente lo encontré a mi lado.
El escribiente es mío, yo soy suya, ¿qué importa lo que se diga?
La camisa almidonada le sienta muy bien a mi escribiente."






20.1.14

Aquel poeta joven, César Muñoz Arconada














"¿Nos cansaremos de amar
cuando nos cansemos de vivir?"

Pocas veces los versos de comienzo de una poesía le hacen a uno detenerse un instante y repasar lo vivido. Estos mismos podrían haber sido epílogo de un poema, pero son el principio. Incluso podría ser un poema entero en sólo dos líneas, ¿por qué no? Admiro las poesías que son preguntas directas, o que las llevan implícitas, aunque luego deriven en aseveraciones más categóricas. Cae en mis manos una edición del libro de poemas Sed, de César Muñoz Arconada, fechado nada menos que en 1922, y me aturde su fe juvenil en el Eros. Me hacen pensar esos versos: un joven de hace casi un siglo se pregunta y me pregunta y, hace que me interrogue sobre uno de los componentes del ser y de la vida. Hoy presenciamos que mucha gente dice no estar cansada de vivir, pero observamos que ya no sabe amar (el tedio es el rasgo más definitorio del no amor) cuando no proclama abiertamente que ya no cree en el amor. ¿Acaso por aquello de que la barca del amor se estrella contra la vida cotidiana, que decía el gran Maiacovski? Me asombra la letra fogosa, enamoradiza y de tajantes arrebatos que encuentro en Sed. Pero también sólida, medida y rompedora. ¿Quién se acuerda de César Muñoz Arconada, aquel poeta palentino, vanguardista en todos los sentidos, que apostaba por el amor desde el reflejo sus palabras? Los poetas jóvenes de nuestros días deberían descubrirlo.


SOBREVIVIR


"¿Nos cansaremos de amar
cuando nos cansemos de vivir?
Para nosotros es igual
amar,
vivir;
pero todo tiene su declinación
como la vida y
también como
el amor.
Lo triste no es declinar
definitivamente;
al fin
la muerte es rectificación de errores;
lo triste es sobrevivir
a nuestra emociones;
¿qué será de mi rara
sed de amor,
entonces?"



19.1.14

Bauman más explícito todavía




















Demoledor el filósofo de los tiempos líquidos, que dice también en la entrevista citada: "...Vivimos en la cultura del consumismo, no es ya simplemente consumo, porque consumir es totalmente necesario. Consumismo significa que todo en nuestra vida se mide con esos estándares de consumo. En primer lugar el planeta, que es visto como un mero contenedor de potencial explotable. Pero también las relaciones humanas se viven desde el punto de vista de cliente y de objeto de consumo. Mantenemos a nuestro compañero o compañera a nuestro lado mientras nos produce satisfacción, igual que un modelo de teléfono. En una relación entre humanos aplicar este sistema causa muchísimo sufrimiento. Cambiar esta situación exigiría una verdadera revolución cultural. Es normal que queramos ser felices, pero hemos olvidado todas las formas de ser felices. Solo nos queda una, la felicidad de comprar. Cuando uno compra algo que desea se siente feliz, pero es un fenómeno temporal."

Demoledor Zygmunt Bauman para los que aún vayan por la vida de modo cándido. ¿Qué creímos que era la felicidad en los tiempos kleenex? ¿Y la conversación, y el amor, y la libertad, y la cooperación...? Tiempos también de alternativas. Medir o no nuestra identidad personal y colectiva por la ley del mercado. Dejarse llevar por la vorágine o detenerse, aunque sea al borde. Ser piezas de engranaje o paseantes de la vida posible. Ingerir las conductas de la vida como producto o disfrutarlas como decisión que tenga sentido. Hay elección.   



Fotografía: Saul Leiter


18.1.14

El consumo de los deseos y Zygmunt Bauman













Sociólogo Zygmunt Bauman entrevistado por el suplemento cultural Babelia: "...en la sociedad de consumo no se va a las tiendas solo para reemplazar lo roto o lo consumido, sino a satisfacer los propios deseos. Y los deseos son infinitos."

Disculpas. Corto aquí la entrada. Ahora que me acuerdo tengo que salir corriendo para pasar la tarde en las rebajas de enero. Veremos si el mecanismo de satisfacción funciona por hoy o si tendré que volver otro día. 













17.1.14

Un poema ácido de Blanca Varela














La vida, esa carrera que se corre y muchas veces se pierde (en vida) Pero, ¿debe vivirse para competir? No sé si ése es el mejor camino para llegar a una meta inexistente. Haya codazos o apresuramientos o sendas equívocas la percepción de lograr algo es ilusoria. Y el fin, siempre relativo. Ganar una carrera parcial para meternos en otra, ¿gratifica nuestra conciencia o es el triunfo de la inercia que nos lleva? Temer la inercia, pues resulta difícil controlar el curso de los torrentes. El riesgo de sentirnos desalojados de un cauce, sin comerlo ni beberlo, nos hará encallar de mala manera en ribazos llenos de maleza, cuando no de agua putrefacta. Pero eso es vivir, también saber. Aunque nos insatisfaga. Blanca Varela y su poema Curriculum vitae, de ácida y sufridora realidad:

"digamos que ganaste la carrera
y que el premio
era otra carrera
que no bebiste el vino de la victoria
sino tu propia sal
que jamás escuchaste vítores
sino ladridos de perros
y que tu sombra
tu propia sombra
fue tu única
y desleal competidora."






16.1.14

De una sabrosa carta marrueca (José Cadalso dixit)





















Qué actual este fragmento de una carta de Gazel a Ben-Beley, en la distancia de doscientos veinticinco años:

"...El que aspire a hacer fortuna por medios honrosos, no tiene más que uno en que fundar su esperanza: a saber, el mérito. El que sea menos escrupuloso tiene mayor número en que escoger, a saber, todos los vicios y las apariencias de todas las virtudes. Escoja según las circunstancias lo que más le convenga, o por junto, o por menor, ocultamente, o a las claras con moderación, o sin ella."

¿No es lo que estamos viendo todos los días? ¿Lo que sale a la superficie (en parte) con formas delictivas incluso? Se dirá que los poco o nada escrupulosos meten más ruido que los honrados. Que el mérito pasa desapercibido y no se elogia. Que los que no tienen reparos van a por todas y triunfan. Todo es según se quiera ver. Lo preocupante es que las gentes ignoren las conductas del esfuerzo y coreen las de los malhechores y arribistas. José Cadalso, que prospectó tan hondamente los comportamientos de los paisanos de su tiempo, nos legó unas cartas riquísimas entre dos marroquíes inventados. Crear el ardid de dos personajes que nos ven desde fuera acertando a saber de nosotros mejor que nosotros mismos es además arte. Lejos los años escolares de lectura obligada de las Cartas marruecas, cuando no las entendíamos, da gusto ahora recrearse en su ironía y comprobar hasta qué punto somos diferentes a nuestros tatarabuelos.



Pintura de Mariano Fortuny

14.1.14

Clasificaciones cáusticas de Max Aub




















Rebuscando el divertido, surrealista e inteligente libro Crímenes ejemplares, de Max Aub, me doy de bruces con otro texto del autor, Manuscrito cuervo, mucho más ácido, o bien agrio de otra manera porque aquí el surrealismo es más bien la condición del subsuelo. Las percepciones de una experiencia de privación de libertad y sus reflexiones sobre la condición humana:

"Hay tres clases de hombres:

A) Los que cuentan su historia.
B) Los que no la cuentan.
C) Los que no la tienen."

Quisiera matizar osadamente a Aub y añado:

A) Para liberarse (de fantasmas, de temores, de mediocridades, de mala conciencia, de ignorancia)
B) Por miedo (a que la historia no se haya corregido, a los muertos, a las traiciones cometidas, a la insensatez)
C) ¿Porque no han querido asumirla y se han dejado conducir por la inercia?

No sé, son ganas de entrar en un coloquio arriesgado. Y así podrían añadirse otras ideas complementarias. Da igual, al fin y al cabo Max Aub no va a escucharme. Pero quién sabe si su obra no nos estará pidiendo que casemos unas reflexiones con otras. 




13.1.14

Los visitantes de la noche de las poetas






















Qué tendrá la noche. Como un clamor hace de nosotros su posesión. Tesoro o inmundicia, lo que quiera hace de nosotros. La noche, al decir de Alejandra Pizarnik, se convierte en la vastedad del vacío que puede ser ocupado por lo imprevisto:

"Un agujero en la noche
súbitamente invadido por un ángel."


Lo inesperado tiene rostro protector, de deseo, de autoestima, de conciencia, de revelación...Incluso lo que habita en nosotros lo deseamos nuevo, como viajero desconocido que nos estaba recorriendo sin cesar. Anhelamos que llame a la puerta de nuestros sentidos cada noche. No importa su forma ni su voz ni su levedad ni su convocatoria. ¿Nos preparamos para recibir al visitante? Y en esto llega Idea Vilariño y remata la tentación con su propuesta:

"Buscamos 
cada noche
con esfuerzo
entre tierras pesadas y asfixiantes
ese liviano pájaro de luz
que arde y se nos escapa
en un gemido."


Ángel o pájaro, desearíamos volar. Mas permanecemos, rendidos. Después de su visita, ¿somos los mismos?


Fotografía de Camino Roque


12.1.14

El corredor de fondo de la vida que eligió cómo llegar a la meta













Emiel Pauwels, atleta belga de 95 años: "No lloréis por mí. Esas lágrimas me ponen triste. Sed felices, como yo. Toda la gente a la que quiero está hoy aquí. Solo por mí. Por eso puedo ser feliz.” Esto dijo en una fiesta familiar y de amigos la víspera de que le fuera aplicada la eutanasia solicitada. Para desgravar el dramatismo final, para sentirse arropado.  "Ha sido la mejor fiesta de mi vida”, leo en la prensa. No estaba dispuesto a soportar el padecimiento de un cáncer, ni quería prolongar ya una situación de desahucio vital en la que no se sentiría a gusto. Elección con plena conciencia. Un Estado y unas leyes que, al menos en este caso, sirven al ciudadano. Una celebración para la despedida. Un enfoque constructivo de la pérdida y de asumir la nada. Si la vida tiene mucho de carrera de fondo, nadie como el corredor para decidir cuándo se retira. Sobre todo si es nonagenario y lo que le espera va a martirizarlo. La calidad de vida es también la libre elección de la muerte, llegado el caso. Ese mensaje sucinto: "Sed felices", que me trae recuerdos y que invoca el alto valor de la conciencia del fin.




11.1.14

La invisibilidad de la evidencia: Italo Calvino
















¿Ciudades invisibles o ciudades demasiado evidentes? Italo Calvino: "En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscando otras miradas, no se detienen." Lo que cuenta el autor en su fantástico libro Las ciudades invisibles me apetece llamarlo la invisibilidad de lo evidente. Nos acontece cada día, en ocasiones con tintes preocupantes, y hacemos como si no tuviera lugar, se llame nuestra ciudad Cloe o Dafnis. Las ciudades imaginarias de Calvino convierten con sus metáforas las nuestras en un ámbito de conciencia surrealista. La ciudad que habitamos cada día  -desde las calles hasta nuestro propio interior-  es un ejercicio de concentricidad que nos atrapa en su vorágine. Memoria, mirada, deseos, intercambios, significados, conceptos, sensibilidades...se multiplican como urbes dentro de otras urbes. Hoy toca asomar más la de los deseos, ayer fue la hora de la mirada, mañana será la del trueque... "En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros, según indiquen las relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar entre medio, los habitantes se marchan: las casas se desmontan; quedan solo los hilos y los soportes de los hilos", cuenta Calvino. Pero he aquí que somos a la vez habitantes que levantamos la ciudad y pobladores de la soledad. ¿No tenemos a veces la sensación de permanecer ausentes y abandonados -casi impotentes- contemplando la telaraña de la vida cotidiana?   



Grabado de Giovanni Battista Piranesi


9.1.14

Los muertos de Muhammad ibn Sîrîn

















Urgencia en ser escrupuloso con los propios sueños. Muhammad ibn Sîrîn en su Libro de la interpretación de los sueños: "Tomar algo de un muerto es un buen presagio, mientras que darle algo es malo." Corro a revisar mis sueños y también el texto de aquel árabe: "Quien ve dar a un muerto alguno de los bienes de este mundo obtendrá efectivamente un gran bien, y de una forma inesperada. Si se da en sueños un vestido a un muerto y éste se viste con él, significa que el soñante no va a tardar en reunirse con el difunto."  Y así, un etcétera de propuestas exegéticas. 

El poder de las palabras es siempre tan hiriente (también tan tramposo) que nos reclama con calor. Tendemos a conceder razón a un onirista antes de considerar la literatura de lo que dice. Y ello nos conduce a un esfuerzo mental racionalizador para no dejarnos influir por las palabras. ¿A estas alturas? Suele pasar. Ay, los muertos, esas figuras retóricas, inexistentes. La memoria materializada y nuestra soledad sacudida. Cuando sueño con alguien que ya murió no sueño con muertos. Sino con mi padre o con mi madre o con aquel amigo, pues en el sueño están vivos. ¿Por qué inquietarme, entonces? Solo debo preocuparme de controlar la nostalgia cuando haya despertado. Para que no se convierta en una tiranía de los días provectos que estarán por venir, se supone.



Pintura de Peter Birkhäuser


8.1.14

Crear la realidad, receta de Clarice Lispector
















"Voy a crear lo que me ha acontecido. Sólo porque vivir no se puede narrar." Clarice Lispector en La pasión según G.H. La escritora lo tenía muy claro. Lo vivido, ¿no se puede narrar por su densidad o por su ligereza? Tal vez por ambas razones, o tal vez por la dificultad que alguien que desea escribir, y hacerlo bien, encuentra para exponer los matices reales a los cuales no se accede ni con facilidad ni con autenticidad. Ella sí que matiza desde su mundo fecundo: "Vivir no es vivible. Tendré que crear sobre la vida. Y sin mentir. Crear sí, mentir, no." Para que luego digan muchos que las novelas o las películas son mentira. Son recreaciones que van a ser aceptadas de mejor gana por el lector o el espectador que la propia realidad que les toca. Muchas personas que están en nuestros ámbitos tienen la costumbre de decir las cosas de otra manera. Enseguida les aplicamos el sambenito: están mintiendo. Simplemente porque acaso cuentan las cosas vistas desde otro ángulo o tratan de reinterpretar los hechos con una óptica rompedora. Desde el momento que un hecho es contado empieza a derivar como si fuera otro hecho. Con los novelistas o peliculeros somos más benévolos porque partimos, injustamente, de que no es verdad lo que exponen. Deberíamos atender a Lispector: "Crear no es imaginación, es correr el gran riesgo de acceder a la realidad. Entender es una creación, mi único modo." Probemos la receta, si aún no lo hemos hecho. Corramos el riesgo, porque si queremos de verdad saber merece la pena.



7.1.14

Invictus es el invencible: poema de W.E.Henley




















“En medio de la noche que cae sobre mí,
 Negra como un pozo que se hunde inabarcable..."

Invictus es algo más que una película sobre el Nelson Mandela ya presidente y su habilidad para unir a negros y blancos en Suráfrica a través del rugby. Nos lo recordaba Ángel Rupérez en su artículo de Babelia del pasado sábado: "Un poema titulado Invictus se convirtió en el compañero esencial de Nelson Mandela durante sus largos años de cautiverio, tanto es así que lo escribió en un papel que permaneció siempre a su lado, como si se tratara de un salvífico talismán." Lo cierto es que lo tomara Mandela como un amuleto o como una plegaria o como un salvoconducto de su moral interior la poesía deja de ser la trabazón de unas palabras para ser otra cosa. Tal vez un estímulo incesante devenido en código de conducta y en elemento de resistencia. ¿Tanto poder puede tener la poesía? El poder de la vida y el de la muerte, pero también el de la liberación. No tiene pérdida el poema de William Ernest Henley. Y es obvio que Mandela no se limitó a repetirlo como un mantra, pues toda su actividad desde la cárcel demuestra el liderazgo que capitaneó a través del cual condujo a buen puerto al Consejo Nacional Africano. Con alguien que cree en su ser más íntimo y lo nombra invencible o, dicho de otro modo, que tiene confianza extrema en sí mismo, ¿cómo se va a poder con él?


“En medio de la noche que cae sobre mí,
 Negra como un pozo que se hunde inabarcable,
 Doy las gracias a dios, si es que algún dios existe,
 Por ser el propietario de esta alma invencible.

 Atrapado en las garras de la cruel existencia
 Nunca he vociferado ni he expresado dolor.

 Bajo los mazazos de mi pésima suerte
 Mi frente se desangra pero jamás se rinde.

Más allá de este lugar de lágrimas y cólera
Veo que se aproxima el más siniestro Horror
Y que el tiempo amenaza, pero no los temo.

No me preocupa que se cierren las puertas
Ni que lluevan sobre mí un sinfín de castigos,
Pues sé que yo gobierno el rumbo de mi vida
Y que soy el capitán de mi alma invencible.”




6.1.14

Guerra y los grandes momentos
























Hoy el tema se condensa en esta viñeta que Pedro Sáinz Guerra coloca en el digital Último cero. Hay algo de imagen cinematográfica en ella. Pero ¿acaso no es el cine uno de los esfuerzos más notables por rescatar la memoria? El cine recuerda y recrea. Y como si la imagen se reprodujera en ese espejo que se refleja en otro espejo y éste en otro y así hasta el infinito, la vida trae y guarda de nuevo las secuencias que dejamos atrás de nuestras propias experiencias. Tal vez la memoria de esta fecha sea, ante todo y a pesar de la invasión de objetos que pululan a nuestro alrededor en forma de regalos, aquella escena lejana de felicidad en la que cada uno puede estar pensando ahora mismo. No, las sombras no siempre hay que interpretarlas como el lado oscuro sino como esa parte, si bien recóndita, que permanece. ¿Guiándonos de alguna manera aún? Aquello que al recordar nos hace felices, nos sugiera de nuevo el entusiasmo de un recorrido en bici o la bici misma que pusieron antes o después en nuestras manos. El mejor regalo siempre será el pequeño pero significativo gran momento habido en nuestras vidas.  



5.1.14

Szymborska y la inquietud de la belleza
















¿Alguien ha pensado alguna vez en la inquietud que desata la belleza? Miramos un paisaje extasiados y creemos percibir la más extensa calma. Ante la inmensidad de un templo o frente a una escultura fastuosa nos parece que la obra se nos entrega. Cerramos los ojos para dejarnos tomar por una sinfonía que nos embriaga. Permanecemos atónitos ante la mirada de otra persona que nos atraviesa y de la que no logramos desprendernos durante un instante inacabable. Disfrutamos de una charla en la que nos rendimos porque el otro parece disponer de todas las palabras inventadas por el hombre. Nos conmovemos leyendo un texto con la sensación de descubrir la vida. Pero, ¿no hay una cierta dosis de desasosiego en cada percepción? ¿No nos sentimos incompletos, bien porque nos parece demasiado grande aquello o porque no logramos retenerlo todo el tiempo suficiente que desearíamos?  

Wislawa Szymborska sabe reflejar de primera la inquietud que desata en nosotros la belleza, en el poema titulado Recuerdos:


Estábamos charlando
y callamos de repente.
Había aparecido en la terraza una muchacha
¡qué belleza!,
demasiado bella
como para nuestra tranquila estancia allí.

Bárbara miró apresurada a su marido,
Cristina puso la mano instintivamente
sobre la mano de Zbyszek.
Yo pensé: te llamo,
por ahora  –te diré– no vengas,
acaban de anunciar varios días de lluvia.

Sólo Agniezska, viuda,
saludó a la bella con una sonrisa.














4.1.14

Los golpes de Scott Fitzgerald












Scott Fitzgerald en El hundimiento: "Está claro que vivir consiste en hundirse poco a poco." La vida ¿un buque al que nada más partir ya le espera el naufragio? No obstante, nos lanzan, y lo asumimos, a la aventura como si nuestro destino fuese flotar siempre. "Los golpes que uno va encajando de manera más espectacular, los golpes más inesperados y duros que vienen —o parece que vienen— de fuera, esos que no se olvidan, esos a los que se les achaca todo y a los que nos referimos cuando hablamos con los amigos en los momentos de debilidad, esos golpes son los que, al principio, no dejan huella", prosigue Scott Fitzgerald. Quien más o quien menos, ¿no hemos sido azotados por defecciones, olvidos, traiciones, metas no logradas o situaciones de privación que nos parecen el fin del mundo? Y sin embargo, nos sobreponemos y seguimos navegando. ¿Hay algo peor? Probablemente. Habla el escritor: "Pero hay otro tipo de golpes, que vienen de dentro y que acusamos siempre demasiado tarde para poder hacer algo al respecto. Entonces se adueña irremisiblemente de nosotros la revelación de que nunca más seremos quienes éramos."A buen entendedor...parece decirnos. La marca del tiempo, el deterioro imparable, las alteraciones que nos muestran los límites, la revelación de que no vamos a ser eternos. Ahí nos duele a cada cual lo que nos duele. Dejémoslo en abstracto.



2.1.14

Fernando Colina y nuestro apego














"Nacemos sin protección, con un cuerpo lechoso y un cerebro de gachas. Todo en nosotros es frágil y amorfo. Sin una madre al lado que nos proteja y alimente pereceríamos sin remedio." Psiquiatra Fernando Colina en un reciente artículo de prensa titulado Frío. Condicionamiento del actual mamífero hombre. La madre, fundamental en los primeros meses (también en los siguientes años, pero de modo ya más distendido) ¿Recibir la leche y nutrirnos? ¿Defecar y ser limpiados? ¿Tener frío y ser cubiertos? Todo eso y más, mucho más da la madre. Incluso más allá del mero y aparente marco físico. Continua Colina: "Pero con esto no resumimos toda la invalidez que nos amenaza en la infancia. Hay también una necesidad básica que trasciende lo meramente físico y se adentra en otro espacio más misterioso. Un lugar donde prospera el hambre de un alimento amoroso que nos llega a través de la voz, del afecto facial y del capricho de las caricias y los mimos. En este crisol se amasa una vinculación personal que sirve de matriz indispensable para vivir. En su interior se construye una relación personal tan intensa y exclusiva que hace de patrón para todas las que han de seguir. A este vínculo, estrecho como ningún otro, lo llamamos apego, y al temor que suscita su ruptura lo calificamos de angustia de separación, que se convierte pronto en el trono de todas las angustias." Vínculo de subsistencia, vínculo de afecto a lo largo de la vida, vínculo insuperado por muchos. Cuando ser atendido por la madre genera una correspondencia compleja para el hijo. ¿Se tejen allí mismo, en aquellos cuidados, las emociones, los deseos, las sensaciones que nos marcarán para el resto de nuestros días? Sin duda. Pero también el resto de la vida será un enrevesado y costoso proceder. La clave: que el apego inicial no suponga una dependencia anuladora tal que conduzca la personalidad del individuo por veriecuetos insanos. Pero hay que andar el camino. Y el de cada uno es a la carta. Que no siempre se elige.

  


1.1.14

Nicanor Parra: cuando los deseos son cambios
















Poeta Nicanor Parra, de Versos de salón:

"A los amantes de las bellas letras
Hago llegar mis mejores deseos."

Me parecía apropiado elegir estos versos para la fecha nueva. La fecha: un día, una semana, un mes, el año es que los rituales invocan la víspera y la realidad sentencia al día siguiente. La fecha: las horas. Las horas: ese maniqueo gesto del transcurso. El transcurso: los acontecimientos exteriores, las agitaciones internas de nuestro cuerpo. Cuerpo: sangre, ácidos, humores, electricidad. Lo eléctrico: pensar, hablar, recordar, mirar, gozar del placer plural. Lo plural: seguir viviendo. Vivir: cambiar; ¿de posición? Tal vez solo de nombre (no es poco, depende lo que implique)


"A los amantes de las bellas letras
Hago llegar mis mejores deseos
Voy a cambiar de nombre a algunas cosas. 


Mi posición es ésta:
El poeta no cumple su palabra
Si no cambia los nombres de las cosas. 


¿Con qué razón el sol
Ha de seguir llamándose sol?
¡Pido que se le llame Micifuz
El de las botas de cuarenta leguas!

¿Mis zapatos parecen ataúdes?
Sepan que desde hoy en adelante
Los zapatos se llaman ataúdes.
Comuníquese, anótese y publíquese
Que los zapatos han cambiado de nombre:
Desde ahora se llaman ataúdes. 


Bueno, la noche es larga
Todo poeta que se estime a sí mismo
Debe tener su propio diccionario
Y antes que se me olvide
Al propio dios hay que cambiarle nombre
Que cada cual lo llame como quiera:
Ese es un problema personal."