11.1.14

La invisibilidad de la evidencia: Italo Calvino
















¿Ciudades invisibles o ciudades demasiado evidentes? Italo Calvino: "En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscando otras miradas, no se detienen." Lo que cuenta el autor en su fantástico libro Las ciudades invisibles me apetece llamarlo la invisibilidad de lo evidente. Nos acontece cada día, en ocasiones con tintes preocupantes, y hacemos como si no tuviera lugar, se llame nuestra ciudad Cloe o Dafnis. Las ciudades imaginarias de Calvino convierten con sus metáforas las nuestras en un ámbito de conciencia surrealista. La ciudad que habitamos cada día  -desde las calles hasta nuestro propio interior-  es un ejercicio de concentricidad que nos atrapa en su vorágine. Memoria, mirada, deseos, intercambios, significados, conceptos, sensibilidades...se multiplican como urbes dentro de otras urbes. Hoy toca asomar más la de los deseos, ayer fue la hora de la mirada, mañana será la del trueque... "En Ersilia, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entre los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros, según indiquen las relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, representación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar entre medio, los habitantes se marchan: las casas se desmontan; quedan solo los hilos y los soportes de los hilos", cuenta Calvino. Pero he aquí que somos a la vez habitantes que levantamos la ciudad y pobladores de la soledad. ¿No tenemos a veces la sensación de permanecer ausentes y abandonados -casi impotentes- contemplando la telaraña de la vida cotidiana?   



Grabado de Giovanni Battista Piranesi