1.3.14

La patria de cuatro patas de Jhumpa Lahiri














"Cuando me convertí en escritora, mi mesa se convirtió en mi patria; ya no necesité otra." Jhumpa Lahiri en una entrevista en El País. ¿Y por qué no? ¿Somos hijos de un origen y su inercia o lo somos más bien de lo que hacemos? 

Parece simplemente una nueva boutade sobre el concepto patria: que si la patria es la bandera, que si es la infancia, que si es la ideología, que si son mis hermanos, que si la lengua que hablo, que si es el suelo donde vivo, que si es el territorio donde me siento integrado y feliz...Hay interpretaciones para todos los gustos, y eso está bien. Pero la patria ¿siempre tiene que ser algo conectado con el origen, que normalmente significa la caída en este mundo? Nos nacen y en cierto modo nos crecen. Incluso desearían que siguiéramos un rumbo bajo control hasta el fin de nuestros días. Me sirve el transitivo que no es correcto, pero me habla con más claridad.  La dicotomía al uso del sacro  unos nos hacen y de ellos provenimos y la otra expresión complementaria nosotros hacemos siempre es relativa. 

Muchas veces nuestros orígenes no nos proporcionan más que una puesta en este mundo, y es de agradecer al bagaje que ello implica, si tal bagaje nos beneficia. Y sin embargo, muchas de nuestras obras personales  -cuya manifestaciones se llaman entrega, esfuerzo, imaginación creativa y tesón-  se convierten en el ámbito que nos nutre, en una dialéctica en la que nos reconocemos. Donde nos originamos con libertad. Tenemos la sensación de estar ahí con sentido. El sentido y el quehacer personal nos protegen con más sinceridad y madurez que las invocaciones a un origen, a un Estado o a una nación, que frecuentemente suelen ser más yugos a los que uncirnos que elementos de libertad interior y de conducta que nos ennoblece.

Expresivo este testimonio de la escritora Lahiri, autora del precioso título Tierra desacostumbrada: "Mi lengua materna es el bengalí, era lo que hablaba y oía en casa,pero solo sé escribir mi nombre y lo leo con dificultad. Aunque lo lamento, para mí es una lengua oral.Pero, aunque fui educada en inglés y escribo en él, tampoco me siento identificada con este. Para mí el inglés es una madrastra con la que me llevo muy bien. Cuando nació mi hijo y le tuve en brazos, le hablé en bengalí porque esa era la lengua para expresarle mi amor." ¿Será pues la patria también  -y quién sabe si acaso sobre todo- el ejercicio del amor?