Una de las baldosas de esa habitación extensa que es el Libro del desasosiego: "He llegado a ese punto en el que el tedio es ya una persona, la ficción encarnada de mi convivencia conmigo mismo". Me cuesta creer a Pessoa. No en vano generó tantos otros yo y todas las acciones y pensamientos de sus otros yo como para acabar siendo víctima del aburrimiento existencial. ¿O precisamente fomentó sus constelaciones y las hizo habitar con seres paralelos para evitar sucumbir al tedio que, eso sí, puede acecharnos a los mortales? Su manera de exorcizar la encarnación de la exigente convivencia consigo mismo.