Asalto al pensamiento le llamo. Otros dirían tentaciones. Plantearse el quitar una de las capas de la propia y arraigada educación sentimental que uno ha ido adquiriendo a lo largo de la vida: leer las noticias (antes se hubiera dicho leer el periódico, ahora las posibilidades de leer noticias por tantos medios se multiplican a la par que la improbabilidades de comprobación y por lo tanto de creérnoslas) Es tal la catarata de aparentes novedades que uno piensa que es imaginario todo lo que dicen. La palabra novedad o nueva o noticia debería modificarse por otra. Por ejemplo, por emergencia.En el sentido literal: lo que sale de debajo, lo que ya se producía pero de lo que no se hablaba (porque no conviniera o no se supiera) El descrédito del término noticia no reside tanto en ese flujo de relatos de acontecimientos, más o menos citados de paso y a todas horas, como en la morbosidad inherente (necesaria para el producto de la empresa periodística o mediática) Un descrédito solo para los escépticos o los que se siguen quitando capas de cebolla de su mente, pues la mayoría de los receptores siguen anhelándolas. El grado morboso aumenta si además de la noticia en su estado elemental, por lo tanto equívoca, se le añade una interpretación ocasional de ciertos sabelotodo de las ondas cuyo resultado es la morbidez.