Poeta turco Ümit Yasar Oguzcan, autor del cántico Un mundo para dos: "Dicen que escribo demasiado y que me enamoro con frecuencia; sin embargo, yo pienso que escribo poco y que no me enamoro lo suficiente. ¿Quién no querría ser fértil y vivir siempre enamorándose?" No sé si novecientos versos escritos por él mismo bastaron para que el poeta obtuviera una respuesta a la pregunta que se hacía. Pero sí que, inspirado por Beethoven, construyera con poesía uno de los edificios sinfónicos más hermosos que se se han levantado para revindicar el amor. Se dice que tras el primer borrador, escrito en estado de trance, Oguzcan cayó exhausto.
¿Para estas aflicciones tan amargas?
Mira las orquestas se han callado
Todas las luces de la tierra se han apagado
No temas
Venga tiéndeme las manos
Vivamos de nuevo los años pasados uno a uno
Mira escucha
Hay alguien que llama a lo lejos
Mira escucha
El destino llama a la puerta
Dices no vengas
Dices no vengas
Eso significa ven."
Y es que como Ümit Yasar Oguzcan hubiera dicho de sí mismo, la vida, como la poesía, está llena de contrastes. Y los contrastes tienden a ofrecer viajes de ida y vuelta. Diez años después de publicar Un mundo para dos Oguzcan dedicó su cántico en una nueva edición a todos los que aman con esta cita:
"No olvides que
todo el que ama es un héroe sin nombre.
No olvides que
el hombre es hombre en cuanto que es amado."