18.11.13

Y una más del poeta lúcido













Clave de la escritura. Conversión de la lectura. No se trata de perderse en abstracciones sino de dejarse llevar. Verdad del sentimiento: interpretación de las sensaciones. Uno mismo, solo, frente al sentido profundo. De las letras, sí, pero sobre todo de la receptividad: donde no se miente. Ángel González es exacto y lúcido en este poema que titula La verdad de la mentira

"Al lector se le llenaron de pronto los ojos de lágrimas,
y una voz cariñosa le susurró al oído:
- ¿Por qué lloras, si todo
en ese libro es de mentira?
Y él respondió:
                     - Lo sé;
pero lo que yo siento es de verdad."

(No podía cerrar el libro Nada grave sin trasladar este poema que compensa el pesimismo atroz de las otras páginas. Con ese espíritu abierto y receptivo hay que leerlas todas)




 Pintura de Olga Sacharoff

Vuelta al poeta Ángel González















"Esperar la desdicha,
¿es una forma de esperanza?
La menos peligrosa, en cualquier caso.
La que no puede defraudarnos nunca."

Qué amargas palabras en el último poemario de Ángel González. Nada grave, título tan irónico y mordaz como acre en contenido, vio la luz ya muerto el poeta. Según avanzan los humanos en edad, adquieren una opinión más desabrida de la vida. Esperar, suele decirse, es quedarse al menos como estamos. Un planteamiento elemental. Lo otro...Lo que ha desaparecido y no retornará jamás. Las propiedades del cuerpo restringidas. La soledad que se impone, se esté acompañado físicamente o no. El ninguneo social del individuo. La pérdida de antiguas referencias que ilusionaban...¿que hacían concebir esperanzas? Hubo tantas esperanzas que acabaron con parte de las vidas, si no con la vida entera de muchos hombres. Cantos de sirenas que nos engañaron, nos engañamos con ellos y, lo peor, que acaso perdimos el tiempo y la disposición de otras posibilidades. La adversidad, al menos, tiene un rostro tan nítido que ¿puede acaso mentirnos? Siempre hay que volver, si es que nos hemos ido de él alguna vez, al poeta, aunque sea al más ácido. Que también es el más luminoso.