Juan-Eduardo Cirlot recoge una cita de Jung: "El ojo representa evidentemente el seno materno...en cuanto a la pupila del ojo es un niño. Así el gran dios vuelve a ser niño, penetra en el seno materno para renovarse." Según esa interpretación -ah, el simbolismo que atrapa a los humanos- se entendería que nos pasemos toda la vida con la sensación de que nos observa la madre. A más mayores nos acucia la irresistible necesidad-fantasía de entrar de nuevo en el ojo. Sin demasiadas esperanzas de renacer. Con ser acogidos nos conformaríamos.