21.9.13

Pequeñez e Infinitud













Una cita de la Chhandogya Upanisad (nueve siglos antes de nuestra era) dice: "Cuando en el mundo no se ve ninguna otra cosa, no se oye nada más, no se reconoce otra cosa alguna: eso es participar en la Infinitud. Pero cuando se ve, se oye y se reconoce tan solo la otredad: eso es pequeñez. La Infinitud es inmortal; la pequeñez mortal." Las impresiones duales del hombre de hoy ya eran conocidas y, sobre todo, sentidas en sociedades antiguas. Nada nuevo en ese sentido. O tal vez en uno: que la vorágine que nos envuelve a los hombres en nuestras actuales formas de vida nos sujetan al carro de la pequeñez con una obsesión casi enfermiza. También es cierto que el abismo se ahonda más y que el hartazgo por una visión corta puede exigirnos buscar otra cosa que supere nuestra autoalienación. No estamos hechos por la naturaleza para someternos a la cultura dominante, y menos la presente del consumo incesante, sino para hallar la parte de naturaleza interior que nos identifica con aquella total. No sé si el mito ha desaparecido del todo o tiene que renacer. Acaso sigue pendiente en el individuo un cierto modo de expresión y reencuentro, que trascienda y acompañe al conocimiento comprobado de las cosas, lo cual no significa religión. Podríamos llamarlo modestamente búsqueda del Ser, como en los viejos textos, o no llamarlo de ninguna manera. Las manifestaciones de la naturaleza, de la que el humano participa intensamente, no precisan las palabras y van a seguir su curso.