7.4.14

Yehudi Menuhin y la ausencia de contrincantes














"Nunca he tenido que enfrentarme a un contrincante", comenta con sencillez Yehudi Menuhin, mago y maestro del violín, en una entrevista de hace años. Pocos pueden decir lo mismo, pues a quien más o quien menos se nos lanzó al ruedo para torear no solo con el toro sino también con los demás espontáneos que eran como nosotros. Lo que señala Menuhin, ¿producto de su alta capacitación y de su oficio complejo y especial? Es probable, si bien no fuera ajeno a ello el propio azar. Precisa: "Nunca tuve que hacerlo, ni en la escuela, ni durante mi carrera, que también se inició de forma natural, cuando era aún muy joven." Miras alrededor y todo es competencia. Propones algo y el otro propone más. Hablas con cierta prudencia de un tema y el otro tiene que mostrarse por encima de ti. Me cuentan algunos jóvenes que nadie deja copiar al otro en un examen. Todo parece regirse por el precio a la alta o a la baja, incluso las relaciones más íntimas. Las reglas de la competencia acaban con la naturalidad y el desenfado, con lo espontáneo y lo generoso. ¿Alguien da algo a cambio de nada? El violinista supo de su inmensa fortuna en la lucha por el dominio de la música y halló espacios donde fue reconocido como virtuoso. Sin competir. Una excepción, un bicho raro.