"No importa la verdad, Tommy, lo que importa es lo que parezca la verdad", dice el polícia amigo que resulta traidor al inspector protagonista (interpretado por Mel Gibson) del film sobre corruptos Al límite. Pienso en la parafernalia que se nos ofrece mediáticamente estos días a propósito de la muerte de un personaje público del pasado y en sus apariencias. Pienso en lo que se oculta y en lo que se desplaza. Pienso en lo unidos que están verdad y dignidad. Pienso en el vínculo entre dignidad y libertad. Pienso en que estos conceptos serán meras abstracciones si no laten en el corazón de los hombres y generan vida. No sé si ya será tarde, pues sospecho que nos hemos convertido en meros espectadores del entorno donde los conceptos mentados -dignidad, verdad, libertad, compromiso- quedan desvalorizados. El filósofo que citaba ayer, Byung-Chul Han ya avisa: "Hoy el ser ya no tiene importancia alguna. Lo único que da valor al ser es el aparecer, el exhibirse. Ser ya no es importante si no eres capaz de exhibir lo que eres o lo que tienes." ¿El triunfo de la apariencia y de lo inconsistente? De esta, todos clónicos de la vaciedad.
La obra es del pintor Jorge Ballester