8.7.13

Anima vagula















Fue en los tiempos en que leímos Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar. Corrió de boca en boca y entusiasmó de corazón en corazón. Los versos del emperador sufrían traducciones lineales que no acertaban mucho y otras académicas que situaban una barrera entre el césar y nosotros los súbditos lectores.

"Animula vagula blandula
Hospes comesque corporis
Quae nunc abibis in loca
Pallidula rigida nudula
Nec ut soles dabis iocos"

Fue un tiempo en que nos escribíamos, nos dedicábamos con entusiasmo libros ajenos -¿puede ser ajeno acaso un libro que nos ha tocado, que nos ha removido o dado placer? ¿puede ser ajeno un libro con el que se nos obsequia y de alguna manera se nos reconoce?-  y nos entregábamos con ellos. La traducción que me hicieron, más libre, pero más ajustada e íntima, decía:

"Mi pequeña alma, errante, cariñosa 
Que habitas mi cuerpo 
Ahora partirás a otros lugares 
Pálida, rígida, desnuda 
Y ya no me ofrecerás tus juegos, como acostumbras."

¿Traducción, dedicatoria o premonición?