Adam Alter, psicólogo estadounidense: "Con tanta tecnología creo que somos menos felices como comunidad, como sociedad". ¿Es comprobación o una blasfemia contra una conducta asumida rápidamente por los individuos? Alter lo describe así: "Si dedicamos menos tiempo a las cosas que nos hacen humanos, y nos pasamos las cuatro horas que tenemos libres al teléfono haciendo lo mismo, nos volvemos homogéneos. Necesitamos dedicar ese tiempo libre a nuestras aficiones, a hacer deporte, a pasear por la naturaleza, a conversar cara a cara. Es vital para el desarrollo de las personas".
La cuestión nos explota, aunque los que tenemos cierta edad nos consideremos inmunes al contagio, algo falso. Lo bueno a favor de los individuos de edad avanzada es que al menos hemos tenido una vida de comunicación sabrosa y amplia. Las nuevas generaciones ya están mamando los aparatos informáticos desde la sillita en que les llevan sus papás. Pero los adultos hemos entrado de lleno en la seducción de las nuevas tecnologías y, como explica Adam Alter, las pantallas son una amenaza para la sociedad abierta "porque refuerzan el efecto de caja de resonancia. La gente se queda en las plataformas en las que ve reflejadas sus mismas ideas y puntos de vista. Eso te hace ser más intransigente, dogmático y testarudo. Facebook sabe que a la gente le gusta ver que otros comparten sus mismas ideas. Las plataformas están diseñadas para tratar de mantenerte conectado al dispositivo, para reforzar esa resonancia; no quieren alterar el mensaje introduciendo opiniones diferentes". Conclusión: si uno no somete a discusión lo más directa posible con otros sus criterios sobre la vida, sus ideas, sus proyectos o sus ilusiones, y se empapa para seguir generando el hombre diverso y con puntos de vista amplios, ¿qué tipo de hombre-robot no le espera a la Tierra en el futuro inmediato?
Naturalmente Adam Alter señala los signos de la adicción en que estamos cayendo: " La primera señal es social, si compromete las relaciones. La segunda es financiera, si esa interacción acaba costando más dinero del pensado. La tercera es física, porque la pérdida de atención puede causar un accidente o porque no se hace ejercicio. Y la cuarta es psicológica, porque cambia la manera en la que afrontas el aburrimiento. Esto último parece una tontería, pero el teléfono está ocupando cada segundo que tienes libre. Está bien que no te aburras, pero del aburrimiento surgen ideas". Entiendo ese aburrimiento como parada y reflexión. Quien come una misma dieta acaba predisponiendo su sistema digestivo a los límites de la misma. Esto vale para la influencia desmedida de las tecnologías mediáticas, aunque como dice Alter "si dependes de la tecnología en tu rutina diaria, no hay alternativa porque nuestras vidas están llenas de pantallas y es muy difícil comunicarse sin ellas. Para la mayoría de los adultos se han convertido, además, en un elemento que define quién eres".
Dejemos una puerta abierta a saber medirnos. Siempre será posible un punto de contrición. Es un deseo.