"Una vida libre no puede llegar a poseer muchas riquezas". Epicuro dixit en una de sus máximas. Pero ¿no se nos traslada en la actualidad que cuanto más tienes más puedes y más dispones y más disfrutas? Probablemente también en tiempos del filósofo griego se pensara de modo análogo, de ahí que Epicuro precisase: "Las riquezas no son fáciles de alcanzar sin servir a la multitud o a los poderosos." Acabemos: las riquezas no llegan de modo limpio, parece decirnos el sabio. Uno piensa entonces que la disyuntiva se reduce o se elimina, puesto que la multitud -hoy la denominaríamos en plan sociología moderna masa- tiene como modelo a los poderosos. La libertad individual es uno de los leiv motiv de la publicidad comercial con que se machaca a multitudes, masas, tribus e individuos. Una parada en medio del despliegue de spots: ¿Estamos convencidos de que la posesión nos hace libres? Epicuro, o era un idealista infatigable o un envidioso encubierto: "La vida libre -dijo- ya es dueña de toda clase de bienes en permanente abundancia." ¿Habíamos caído en ello? Ciertamente, hay que mirar para otra parte y, sobre todo, hacia otra dimensión, la interior. Aunque nos parezca que no basta. Epicuro nos legó otra máxima, que puede ser interpretada desde miradas diferentes e incluso opuestas: "Nada es suficiente para quien lo suficiente es poco." ¿Iba descaminado este filósofo que ha sido silenciado sistemáticamente a lo largo de la historia por los dogmáticos del sufrimiento?
Pintura de Lawrence Alma Tadema