27.2.14
Matsúo Basho y el camino del silencio
Matsúo Basho:
"Este camino
nadie ya lo recorre,
salvo el crepúsculo."
Este haiku es un hermoso poema del silencio.
No tengo más que decir.
26.2.14
La alegría de vivir (y de escribir) de Catulo
Azares de frecuentar la librería de lance, que pone en mis manos los Poemas de Catulo. Disfrute y sorpresa por la frescura de su estilo, tal como éste: "Vivamos, Lesbia mía y amémosnos, hagamos caso omiso a todas las habladurías de los ancianos en exceso escrupulosos. Los astros pueden ocultarse y reaparecer, pero nosotros tendremos que dormir la noche perpetua tan pronto como se apague la breve llama de nuestra vida. Dame mil besos y después cien, otros mil luego, luego otros cien. Empieza de nuevo hasta llegar a otros mil y a otros cien. Después, cuando hayamos acumulado muchos miles, los revolveremos todos para perder la cuenta o para que ningún malvado envidioso sea capaz de echarnos mal de ojo cuando sepa que nos hemos dado tantos besos." Nunca es tarde para leer a Catulo. Procaz, desvergonzado, transgresor, polemista, satírico, epicúreo, divertido, amoroso, sentimental, ingenioso, colérico, consejero de los amigos, descalificador de los enemigos...¿Cómo pudo desarrollar tantas personalidades expresivas en sus poemas?¿Cómo pudo vivir tan poliédrico los pocos años que vivió? Cualquiera de esos calificativos puede aplicarse al poeta. Menos el de superficial y necio. Algunos hombres apuran el vaso de la vida en breve tiempo. Pero caerán en el olvido. Catulo con sus poemas es eterno. Descubrirlo aunque sea a edades tardías aún proporciona satisfacción. Estos romanos...
25.2.14
Tú que no puedes, tan en vigor en nuestros días
A veces te regalan libros pequeños que son enormes. Goya y Los Caprichos es una pequeña joya escrita por la profesora Anna Pou Van Den Bossche que no tiene pérdida. Ya el propio artista, recuerda Anna Pou, había colocado un anuncio en Diario de Madrid donde decía que "se ha escogido como asuntos (...) entre la multitud de extravagancias y desaciertos que son comunes en toda sociedad civil (...) aquellos que se ha creído más aptos a suministrar materia para el ridículo". Verdadera declaración de principios y de intenciones de Goya, donde bajo la denominación caprichosa trata temas como la educación, la Iglesia, las supersticiones, la corrupción, la mujer...desde una perspectiva crítico burlesca. Los Caprichos fueron en gran parte más racionalistas en su representación estética y acabaron siendo incluso oníricos, surrealistas, grotescos. Ridiculizar es un verbo que Goya plasma con estética variada y rompedora, con empeño satírico profundo, como un espejo donde los españoles de su tiempo -¿distaremos mucho los españoles de ahora de aquellos otros?- podían contemplarse. Anna Pou: "Lo bizarro o extravagante se expresa aquí -en el anuncio de Goya- con el término de ridículo, y el objetivo de la colección de estampas es mostrar el ridículo que suponen los defectos causados por la falta de educación y razonamiento, los dos pilares sobre los que descansaba el progreso de la humanidad según los ilustrados." Más clara e inteligente no podía ser la visión goyesca, y así salió la obra que salió.
Unas cuantas estampas son asnerías. El noble animal -¿dónde andas, Platero, para salir en su defensa?- ha sido en nuestra sociedad un símbolo de la necedad y de la tozudez ciega. El capricho Tú que no puedes es particularmente actual. Dos hombres del pueblo llano, digamos, sostienen sendos burros sobre sus espaldas. ¿No es suficientemente explícito de por sí el símil? Entre los tres tipos de comentarios que nos han llegado sobre los caprichos, hay dos que coinciden. El dramaturgo Adelardo López de Ayala interpreta así este grabado: "Las clases útiles de la sociedad llevan todo el peso de ella, o los verdaderos burros a cuestas." La interpretación de los que posee la Biblioteca Nacional es: "Los pobres y clases útiles de la sociedad que llevan a cuestas a los burros, o cargan con todo el peso de las contribuciones del Estado." ¿Modificaría Francisco de Goya un ápice del capricho si viviera en la actualidad?
Un punto de reflexión -con doscientos años largos de por medio- en un día como hoy en que los representantes de la nación se empeñan en mantener muy vivo el Tú que no puedes del gigante Don Francisco.
24.2.14
Schopenhauer y su defensa del diletante
"¡Dilettantes, dilettantes! Éste es el término de desprecio aplicado a aquellos que cultivan una ciencia o un arte tan sólo por el goce que experimentan." Arthur Schopenhauer en La erudición y los eruditos. En realidad, lo que me ha recordado la reflexión del filósofo es el reciente y ya institucionalizado acontecimiento mercantil de la Feria ARCO en Madrid. El mercado habitual que hace unos años deslumbraba y ahora se menciona en menor medida en los media salvo para los iniciados en dicho comercio y los que disponen la circulación del arte-mercancía.
Schopenhauer reivindica a los contemplan el arte por el propio disfrute -per il loro diletto, dice él- "llamados con desprecio por aquellos que se consagran a lo mismo con miras de provecho, y no se sienten atraídos hacia ello más que por la perspectiva del dinero que ganarán." En la viña de arte hay mucha hierba que escardar y no por hacer oficio de la vocación se justifica más el propósito y, por supuesto, no se garantiza necesariamente un resultado más exitoso. "El aficionado -continua el filósofo- considera la cosa como un fin, y el hombre de oficio solamente como un medio." ¿A tanto llega el justiprecio que parece que si no actúa conforme a sus fluctuaciones mercantiles no hay un reconocimiento cualitativo de la obra creada? Una tasación no debería limitar el perfil imaginativo del arte. Por sí misma no designa calidad. Pasa un poco como en el mundo literario patrocinado por las editoriales que quieren vender sobre seguro, entiéndase pues sobre encargo.
"Sólo aquel que se interesa directamente en una cosa, y que la practica por amor, con amore, la tomará completamente en serio. De esta clase de hombres, y no de los mercenarios, han salido siempre las mayores iniciativas", concluyen el alemán. Dos mundos se enfrentan con frecuencia en el cultivo del arte y el conocimiento. El talento no lo proporciona el mercado, aunque los medios que éste pone en circulación copen las aplicaciones efectivas. Al diletante, al aficionado, le gusta recrearse: pintar, esculpir, fotografiar, hacer cerámica, filosofar, escribir...tan solo por la propia pasión de disponer tales ejercicios y encontrarse a gusto en ellos. ¿Os parece poco?
23.2.14
Un escalofrío de Alejandra Pizarnik
Hay poemas que escalofrían:
"no
las palabras
no hacen el amor
hacen la ausencia"
Quiero ser más moderado y pensar: acaso las palabras sustituyen al amor. O bien: tal vez las palabras compensan la ausencia. O más juegos, ahora interrogativos: ¿y si las palabras incentivan el amor? ¿y si escribir conjura ausencias? O modos imperativos: hágase el amor por la palabra, o bien: vade retro, ausencia. Pero cuando leo lo que viene después:
"si digo agua ¿beberé?
si digo pan ¿comeré?"
entonces la conciencia de una inevitable intemperie me ocupa (o desocupa) del todo. Por más que lo intentemos, no comemos la palabra pan ni bebemos la palabra agua. Y el hambre y la sed no se cubren con el ejercicio de una sintaxis.
(Flaqueza mía esto de leer a Alejandra a la medianoche, su En esta noche, en este mundo)
22.2.14
Un hombre vivo
¿Es la imagen de un hombre viejo? ¿De un enfermo? ¿De un desheredado? ¿De un proscrito? ¿De un moribundo? ¿De un hundido? Tal vez es un poco la imagen de todo. Aunque...¿hasta qué punto derrotado? ¿Puede ser derrotado alguien que escribe con tal precisión de filosofía moral y con tan sencilla armonía estética algo así?
ni dejar en la memoria
de los hombres mi canción:
yo amo los mundos sutiles,
ingrávidos y gentiles
como pompas de jabón.
Me gusta verlos pintarse
de sol y grana, volar
bajo el cielo azul, temblar
súbitamente y quebrarse." (*)
Y sin perseguir gloria alguna para sí -mirad lo que recogió- nos legó el goce de sus escrituras, la claridad de su visión, la sensatez de los argumentos y las convicciones de la razón. Y para no pretender dejar memoria nos legó el sabio y vivificante ejercicio de la memoria, que no solo consiste en el recuerdo sino sobre todo en la reflexión. Y para haber amado los mundos sutiles e ingrávidos se comprometió hasta la hez con los mundos onerosos que le deparó su tiempo y con los hombres de estas tierras sinuosas. Hoy se cumplen setenta y cinco años de la muerte de Antonio Machado Ruiz. Maestro, ciudadano, escritor, hombre ético y cabal, y republicano. Uno de los más honestos de nuestra laberíntica historia. Uno de los escritores más precisos. Uno de los poetas necesarios. Mi reconocimiento ilimitado a este hombre tan vivo para muchos de nosotros. Leedlo siempre. Su pensamiento sigue alentando a los demás vivos.
(*) De su obra Proverbios y cantares.
La fotografía fue tomada por Corpus Barga en Port Nou el 27 o 28 de enero de 1939
21.2.14
La mirada insomne de Manuel Vilariño
"Hay un agujero en el océano,
donde se apagan los astros"
poetiza Manuel Vilariño. Poeta de las percepciones. Poeta de la mirada. Poeta de la reconstrucción de la imagen. Cuando la fotografía susurra, medita, connota, poetiza. Como los astros, muchos hombres se engañan observando su reflejo en la superficie de las cosas. Uno solo se ve de verdad en el fondo, aunque quede atrapado en él. Aunque el fondo sea légamo. O materia dura y virgen. Es como volver al principio. Uno sabe de sí mismo rehaciéndose. Aun no ignorando que lo oceánico de la vida nos va engullendo día a día.
"Hay un agujero en el océano,
donde se apagan los astros,
la noche sin sextante se guarda
en innominados mapas,
un águila luminosa gira insomne.
Estoy solo, un cuenco de cenizas bajo el brazo."
No sé por qué me acuerdo de repente de unos versos de Celso Emilio Ferreiro que grabé en mi juventud:
en la noche de la ciudad
es como un ojo insomne."
También la vigilia es soledad. Nuestra propia mirada nos observa. Gratitud de su compañía.
Fotografía de Manuel Vilariño
20.2.14
El Tao del hombre
"Busca a tu complementario,
que marcha siempre contigo,
y suele ser tu contrario."
Una búsqueda interior que se puede aplicar también en las relaciones externas del hombre. Cuando nadie sabía en este país qué era el pensamiento (por llamarlo de algún modo) tao y muy pocos conocían a Heráclito Antonio Machado ya los interpretaba. Cualquiera podemos hacerlo. Solo basta mirar dentro de nosotros. Con doble mirada: cada uno somos insuficientes sin los demás. Los proverbios del poeta son también complementarios:
es un vicio feo,
y ya viejo vicio."
¿Miraremos alguna vez más allá dentro del más acá?
Pintura de Balbi López
18.2.14
Las únicas verdades de Don Antonio
Vieja sabiduría, proposición de modesto realismo: "La inseguridad, la incertidumbre, la desconfianza,
son acaso nuestras únicas verdades.
Hay que aferrarse a ellas." Habla Antonio Machado, curtido ya en la vuelta de la vida. Hoy sus propuestas verdaderas parecen sonar a derrota, pero quien no las tenga presente vivirá en una frustración peor: creer que triunfa en lo que no es vida. "No sabemos si el sol ha de salir mañana como ha salido hoy,
ni en caso de que salga, si saldrá por el mismo sitio,
porque en verdad tampoco podemos precisar ese sitio
con exactitud astronómica, suponiendo que exista un sitio
donde el sol haya salido alguna vez." Más allá del dato que el escritor no tiene inconveniente en rebajar, la ironía está servida. Nada hay absolutamente preciso, ni que se repita, ni que se garantice, ni que, acaso, nos proteja. Remata Machado: "En último caso, aunque penséis que estas dudas son, de puro racionales,
pura pedantería, siempre admitiréis que podamos dudar de que el sol
salga mañana para nosotros.
La inseguridad es nuestra madre; nuestra musa es la desconfianza. Si damos en poetas es porque, convencidos de esto, pensamos que hay algo que va con nosotros digno de cantarse. O si os place, mejor, porque sabemos qué males queremos espantar con nuestros cantos." Antigua norma, viejo recurso. Puesto que el camino es de espinas, inventemos la canción, pareció decir alguna vez la humanidad. Espléndida y humilde definición hace Don Antonio de la función de la poesía. Y una doble opción: contar y declamar las pequeñas gestas, que las hay en la lucha cotidiana. Pero también exorcizar y purificarnos de los males que acechan. ¿No alivia de alguna manera la poesía -y por extensión todo tipo de escritura literaria- las únicas y crueles verdades que nos pone el maestro ante los ojos? Ay si Juan de Mairena levantara la cabeza. Se sorprendería del alumno avezado que ha aprovechado bien sus lecciones.
Retrato de Antonio Machado por Leandro Oroz
16.2.14
Las dudas morales del escritor Roberto Saviano
"No creo que sea noble haber destruido mi propia vida y la vida de las personas a mi alrededor por buscar la verdad. Desde lejos puede parecer noble: ah, qué cosa más bella. Pero yo, que lo he hecho, no siento que sea noble. Es más, me digo: tal vez podría haber hecho lo mismo, con el mismo compromiso, con el mismo coraje, pero con prudencia, sin destruirlo todo. Pero he sido impetuoso, ambicioso, y me he arruinado la vida." Roberto Saviano, escritor italiano, amenazado de muerte por la mafia, en una entrevista que publica hoy El País. ¿Autocrítica pura y dura? ¿Cuestión de nobleza o cuestión de inteligencia? ¿O lo insensato fue no haber valorado lo suficiente al contendiente a batir cuando escribió su novela Gomorra? Probablemente analizó pros y contras. Su afán por tratar un tema tabú (los negocios mafiosos y sus conexiones), la obsesión por la verdad, una cierta aspiración heroica, la tentación del ego...demasiados ingredientes para inclinar la balanza del riesgo. ¿Esperaba Saviano una fatwua como la que se dictó contra Salman Rushdie desde otros clanes? Las condenas, sean cuales sean las manos que las dictan, tienen su origen en un principio: hay intereses que jamás se deben tocar. Saviano ha vendido montones de libros, se ha hecho una película de su novela estrella, sigue publicando, habrá ganado mucho dinero...pero vive en régimen de enterrarse en vida. Que plantee lo innoble de perseguir la verdad suena a que ha llegado a un punto de inflexión en que parece ir dejando pistas ¿buscando el perdón? No le creo tan torpe, pero esa especie de soltar lastre de heroicidad y protagonismo que no parece ahora desear confunde. Matiza Saviano: "Mi drama interno es: podría haber hecho todo esto pero sin poner en riesgo todo. Porque, ¿cual es el problema aquí? Si tú antepones un objetivo, la verdad, la denuncia, a cualquier otra cosa de tu vida, te conviertes en un monstruo. Un monstruo. Porque todas tus relaciones humanas y profesionales están enfocadas a obtener la verdad. Tal vez el fin sea noble, una cosa generosa, pero tu vida no se convierte en generosa. Las relaciones se convierten en terribles." No sé, primero va de héroe, ahora juega a antihéroe. ¿O va por la senda del arrepentimiento? De cualquier modo, está en su derecho y en su libertad de pensar como le plazca. Creo que las circunstancias de su vida estarán siendo muy duras, pero, y no está bien decirlo, tanta proyección mediática me sigue despistando. Ahora bien, las cuestiones éticas que plantea están ahí. Habrá que concederle el beneficio de su opinión sincera.
Nota. Me quedo pensando en la infinidad de individuos asesinados cada día en el planeta por buscar la verdad o defenderse de las agresiones. Sin que apenas se tengan noticias, salvo en la pequeña dimensión que alguna oenegé airee.
14.2.14
Las palabras sin dueño de Mateo Díez
Luis Mateo Díez en La mano del sueño: "...Pero la palabra no tiene dueño, se escribe desde la propiedad más estricta y, sin embargo, lo que se escribe es de quien lo lee, de ese innominado destinatario que hace suya la palabra que le llega y convence, emociona y fascina." Suenan bienintencionadas estas ideas, aunque luego todo ese conglomerado denominado derechos de autor, editor, distribuidor y otras hierbas las diluyan en aras de un mercado voraz. Sigue diciendo el escritor: "El autor asume el reto y el lector le secunda, siempre habrá algún lector para secundar ese reto, aunque no sea numeroso. El marketing, el comercio, distorsiona y hasta extorsiona, pero no le va a quitar a la literatura lo que tiene de ambición y compromiso." Los utópicos trasnochados e irredentos aún creemos que el escritor es una especie de médium, fantástico y estimulante, y este criterio no tiene por qué ser incompatible con el buen hacer. La palabra hilada y vertida en literatura es también hija del viento. Tras ella resuena el arcano oral y patea sin cesar la larga experiencia humana. Todo eso, ¿para acabar simplemente como objeto de cambio mercantil y de consumo? Mucho se habla del oficio del escritor, si bien esa calidad de oficio no siempre exprese la verdad y la calidad creativa del autor. Por eso me alegra leer algo más de Mateo Díez: "Es al escritor a quien compete hacer la opción que le dé la gana, los cantos de sirena jamás resuenan en el oído de los artistas que tienen claro lo que quieren, tan claro que les resultaría imposible escuchar otra música que no fuera la suya."
12.2.14
Leopoldo Pomés y la belleza
Fotógrafo octogenario Leopoldo Pomés: "La belleza acecha por todas partes." Viene bien el matiz en tiempos en que muchos no la encuentran. ¿Acaso la buscan con lo próxima que está? ¿O consideran atractivo lo que no es sino cutre? Acechar no implica avasallamiento, pero sí exige un mínimo de receptividad. La belleza está al lado y dentro, en la distancia y en la cercanía, en la presencia y en la ausencia. Tiene tantos rostros como voces. Tantos colores como rumores. Tantas arquitecturas como actitudes bondadosas. La belleza es generosa, por propia naturaleza. Pomés, cuyo sentido de la belleza lo ha vinculado toda su vida con la fotografía, aclara: "La luz es su cómplice. A veces hay que disparar la cámara fotográfica para poseerla. Prácticamente desde que aprendí a mirar no he dejado ni un instante de hacerlo. Cuando el primer resquicio de luz choca con algo, en el nacimiento del día en mi dormitorio, ya se produce el milagro: la irrealidad se hace tangible, la belleza emerge y me provoca." Vivir en estado de gracia, dirían otros. ¿Qué mayor estado de gracia que no solo anhelar lo bello sino abrirse a sus manifestaciones y recibirlo, y luego, naturalmente, corresponder? Leopoldo Pomés lo hace: "Y así todo el día y todos los días. Un rostro ensimismado apoyado en una ventanilla de un autobús a las ocho de la tarde después de una jornada de trabajo, la sombra intensa de un árbol en el pavimento urbano de un día tórrido de verano, una silla vacía en la puerta de un garaje, todo está esperando, acechando. Las imágenes están provocando constantemente, sólo hay que aislarlas, detenerlas, poseerlas." ¿Tiene algo de seducción compulsiva esta peculiar persecución de la belleza? El fotógrafo catalán debe creerlo porque..."Me divierto mucho, pero también sufro, porque todo se escapa, no existe, ya ha pasado. Casi nunca llevo la cámara fotográfica encima, premeditadamente. Había llegado a no hacer nada, a no ver nada, con esta obsesión de la posesión." Solo tocamos el instante. Después, su condición de efímero hace que no lo retengamos. Sufrimos por la evanescencia, degustamos el recuerdo del placer que nos proporcionó. Bendita obra, perdón, bellísima mirada, acechadora también, la de Pomés.
10.2.14
Lectura en el basurero
Nada de lujo. Cualquier sitio se presta a echar un vistazo a una revista, acaso a un libro. El que vemos aquí no es el ámbito más acogedor precisamente. Un basurero a las afueras de Nairobi, que persiste contra toda preceptiva legal y sanitaria, donde miles de personas rebuscan a todas horas. Pensar que la mujer ha ido allí sólo a leer queda desacreditado de entrada. Que aprovecha la tarea inmunda, no por eso menos digna, para hojear una publicación queda certificado. Si no fuera por el entorno de detritus y por la suciedad de la ropa se diría que la mujer está en un café o en su hogar, relajando sus quehaceres. Entreteniéndose. Esta toma es una de esas imágenes de las que no puedes apartar la mirada. Que te sujetan vivamente para que percibas las contradicciones del vivir humano. Pero también las sorprendentes actitudes que la gente más desposeída de la tierra puede adoptar. Si hacemos con la imaginación tabla rasa de la basura que la rodea, de la suciedad que parece llevar pegada, y nos fijamos exclusivamente en su pose ¿no vemos a una mujer abstraída y calma, bien plantada, articulando una posición soberbia y cómoda del cuerpo que la centra en la lectura? ¿No observamos a una mujer atenta, que quiere ver y saber del mundo a través de unas páginas impresas? ¿Nos estará engañando el fotógrafo? ¿No habrá pintarrajeado la estampa? ¿Habrá llevado hasta allí a una modelo, la habrá maquillado para la ocasión, cubierto de una especie de moda ad hoc para la vista del ciudadano occidental ávido de novedad? ¿O esta mujer pobre sueña al ver fotografías de ciudades que ella no habita, de hogares que son impensables, de vestidos y conductas que la están vedadas? Probablemente en esa parada sueña que sueña.Lo que hay detrás, lo que no imaginamos desde aquí, es lo que ella prefiere ignorar: las enfermedades que acechan desde el vertedero incontrolado, los gases que llenan la sangre de plomo, los problemas respiratorios, las alimañas...Sueña que sueña, seguro.
Fotografía de Micah Albert, primer premio de una de las categorías del World Press Photo 2012.
9.2.14
Mia Couto y el miedo
"El miedo fue uno de mis primeros maestros". Mia Couto en La maleta. Para quien más o quien menos ha sido una constante en su niñez. Maestro, acompañante o acechador, el miedo nos ha formado paralelamente a otros aprendizajes. Por supuesto, el miedo no ha sido ni es del mismo calibre para unos y otros pobladores de la Tierra. Ni siquiera en el mismo tiempo histórico, porque no hay un único tiempo en el que todos estemos inmersos al cien por cien. Entre un coco abstracto, un comunista, un papista o los chinos que comían niños (caso que cita Couto para su país, Mozambique) la única diferencia de unas culturas u otras, de unas naciones u otras, reside en el objeto formal con que se reviste el miedo. Capitalizado en determinados nombres y alimentado por unas prácticas, frecuentemente inventadas para asustar. No solo para asustar, sino para conseguir sometimientos. Porque el miedo no es propiedad exclusiva de niños, no tenemos más que mirar en el entorno de los adultos. Aunque los miedos más terribles se llaman hambre, enfermedad y miseria, hay muchos más y detrás siempre existen oscuras intenciones.
"El maniqueísmo que sostenía la guerra fría no se desarmó e inventó otras geografías del miedo...como los miedos se tratan de entidades demoníacas, no bastan los seculares medios de gobernación. Necesitamos la intervención divina, razones que están más allá de cualquier lógica. Lo que era ideología pasó a ser creencia, lo que era política se convirtió en religión, lo que era religión pasó a ser estrategia del poder", afirma Mia Couto en una síntesis bien clarificante. El miedo es lo más azuzado por hombres e instancias que, a su vez, tienen miedo. Puesto que se sabe que reside en lo más íntimo del hombre también los generadores de miedo saben cómo manipular el miedo. No hay estamento social, político o económico que no aproveche esa intimidad donde el ser humano se siente débil en su soledad para influir en él. A través del miedo se obtienen compradores, vendedores, votantes, protegidos, fieles religiosos, fanáticos o simples resignados y pasotas. Todo estos especímenes sirven para para responder a los extensos y diversos negocios del acatamiento y a la entrega de la primogenitura de la libertad por parte de los individuos. La dimensión del miedo en la presencia de la vida colectiva cotidiana -acelerándola o demorándola- es tal en estos tiempos y va siendo de algún modo tan desentrañado por quienes no quieren ceder a él que Couto sentencia: "Ahora hay quien tiene miedo de que el miedo acabe".
7.2.14
Los perros de Cervantes, hace cuatrocientos años
Dice el perro Cipión en la novelita El coloquio de los perros, de Cervantes: "Y decías muy bien, Berganza, porque no hay mayor ni más sotil ladrón que el doméstico, y así, mueren muchos más de los confiados que de los recatados; pero el daño está en que es imposible que puedan pasar bien las gentes en el mundo si no se fía y se confía." Cuatrocientos años después de haberse escrito este texto uno tiene la sensación de que está abriendo el periódico o pone un noticiario para saber de las noticias del día. De que las cosas no han cambiado precisamente del todo. De que viejos y malos usos, vicios, corrupciones, despropósitos y maldades siguen teniendo lugar en nuestro entorno. Me asalta la duda de si es cosa de la idiosincrasia o de que no ha habido modo de ajustar la naturaleza al pacto entre iguales. Acaso porque hasta la fecha no hay manera de que haya iguales. Al menos, que nos queden los canes Cipión y Berganza para consolarnos. A ver si con su compañía logramos fiarnos y confiarnos los unos respecto de los otros.
5.2.14
Félix Grande y los amores malditos
"No hay amores malditos", decía un verso de Parábola, un poema de Félix Grande en Las rubáiyátas de Horacio Martín. Todo es posible. Si amor y maldición son términos antitéticos va bien. Pero si sigues el resto del poema:
"No hay amores malditos
Hay podre leyes usos
error espanto astucia
impotencias normas mentira
angustia doma compraventa
cobardía y calamidad
No hay amores malditos"
entonces puedes deducir que solo son las dos caras de una moneda. O una implicación o una complicación o el riesgo añadido. Cuando no llega, para el que no llega, el amor siempre es una bendición. Porque todo lo deseado tal vez sea bendito (a priori) Para el que lo posee pero le sale quebradizo y de incierto futuro, también es objeto de invocación. Al fin y al cabo, ¿no es el amor una plegaria sobre lo que no se tiene o no se desea perder?
Fotografía de Patxi Cascante
4.2.14
Los ponis de César Rendueles
Aviso a los navegantes. César Rendueles en TintaLibre: "...En las filas de los ciberutópicos se respira un aire de superioridad moral. Están convencidos de que cabalgan a lomos del caballo ganador con sus blogs, foros y tuits. En realidad son ponis de feria desde los que miran por encima del hombro a las televisiones y a las radios, como si fueran dinosaurios a punto de desaparecer en un proceso de darwinismo tecnológico." Tal vez hay que oír estas verdades -sumamente críticas y por lo tanto amargas- para vivir con los pies en la tierra. Viene bien que los modestos usuarios bajemos nuestros humos. Más para todos aquellos que se creen que hay una alternativa y una alternancia de futuro en Internet respecto a los poderosos mass media. El pez grande está donde siempre ha estado. Deja que haya otra fauna menor para enriquecerse a su vez más y para fingir una libertad comunicativa que no es decisoria. El poder decide siempre los márgenes de la libertad. Me quedo con la conciencia clara de mis límites como navegante menor. Tal vez no cambiemos el mundo, pero busquemos ciertos placeres en opinar y escribir. Y no está mal hacer de moscas cojoneras, que también para los grandes saurios son digeribles. César Rendueles, un estudioso de la influencia de las nuevas tecnologías y de los comportamientos nuevos adjuntos que éstas traen. Pero además, realista, nada iluso. Volveré a traerlo aquí.
2.2.14
La fatalidad avistada por Fernando Vallejo
Jorge Volpi pregunta a Fernando Vallejo en Babelia: "Me parece que la novela conserva cierto optimismo".
Fernando Vallejo: "Optimismo no, porque al optimismo lo destruye la razón. Todos vemos que vamos hacia una guerra nuclear, que esto es un desastre, que esto es la mentira, que esto es un mundo en manos de impostores y de charlatanes."
No es que Vallejo nos descubra el mundo, pero está bien escuchar cosas así. Probablemente entre las patrañas de los controladores y manipuladores de la vida cotidiana y la decisión final que pueden reservarse los mismos si no salen las cosas como ellos quieren no haya más que un trecho. De cualquier modo, sea mayor o menor la distancia, nos suele parecer que es un horror imaginar la fatalidad. Cuando realmente el horror es la fatalidad misma que se incuba cada día. Y respecto a la cual permanecemos ciegos, tontos, ilusos, impasibles o ¡espectadores! Como si la realidad no fuera con nosotros y viéramos la película desde el sofá.
Salto de calidad positiva del escritor colombiano: "Pero si algo me genera un poco de felicidad, es todo lo que importa. He tenido momentos de felicidad, y a lo mejor más que la mayoría, porque tuve muchos en la infancia, cuando en general la infancia es miserable. La mía fue alegre dentro de lo que cabe; ya después la retraté como un infierno por lo que tenía de infierno, pero también tenía algo de paraíso que se fue; se quedó atrás, se quedó atrás mi juventud, se quedó atrás el país de mi juventud, el país de mi niñez, la ciudad de mi niñez, la ciudad de mi juventud, este México mismo que yo conocí cuando llegué ya se quedó tan atrás, está tan lejano."
El recurso a la infancia como estadio, patria o tiempo de felicidad -no obstante las modestias y miserias que cada cual haya tenido como escuela de la vida- parece instalarse en la consolación. ¿No puede haber más felicidad que ese recuerdo, aquella experiencia, tal disfrute pretérito?
Fotografía de Sophie Bassouls, Agencia Sygma
1.2.14
La lentitud de Ana Pérez Cañamares
"Siempre que intuyo la lentitud
echo a correr hacia ella.
Y no, así no se frena."
Poeta Ana Pérez Cañamares en su hermoso e inquietante poemario Las sumas y los restos. Disiento con bondad. Si hacia algo debemos apresurarnos es hacia la lentitud. Antes de que la vorágine, que ya nos ha comido, nos defeque en monstruos.
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