16.12.13

Alma y su extensión finita














Escuchar y degustar a Gustav Mahler y caer de inmediato en la tentación de leer pasajes de Mi vida de Alma Mahler-Werfel ha sido todo uno:

"Gustav Mahler, en el último año de su vida, por un terrible miedo a perderme, había ido a Leiden a ver a Sigmund Freud, que le dijo: <Usted busca en cada mujer a su madre, a pesar de que fue una pobre mujer enferma y atormentada...> Le dijo además a Mahler que yo buscaba a mi padre como principio espiritual, lo cual sin duda era cierto. Y mi padre había vivido muy de cara a la vida, mientras que Gustav Mahler, cuando le conocí, exceptuando un par de veces en las que había sido seducido por mujeres experimentadas, era prácticamente virgen...y tenía cuarenta años. No es ninguna casualidad. Era un solterón con miedo a las mujeres. Su miedo a ser arrastrado hacia abajo era infinito. Por eso tenía miedo a la vida, o sea, a lo femenino."

Los libros de memorias son testimonios extraordinarios y, no dudando de la inteligencia y sagacidad de cada cual para hablar de sus experiencias, resultan a veces también extraordinariamente terribles. Me siento atacado por preguntas diversas, del cariz por ejemplo de: ¿Debemos tener amigos psicoanalistas? ¿Qué buscan realmente los hombres en las mujeres y las mujeres en los hombres? (suena a pregunta simplona pero no siempre se dilucida) ¿Qué hay de amor y qué de devoción en las relaciones? ¿Cómo pesa la apariencia y el estatus? ¿Cuánto influye el deslumbramiento de la capacidad creativa de otra persona? ¿Qué hay de cuentas pendientes con nuestro pasado y qué de aventura que descubra lo que no habíamos probado anteriormente? Etcétera. Pobre Gustav, ¿supo siempre con quién se las veía en su matrimonio? Probablemente, pues Alma no era una mujer común, ella que tanto se hacía gustar por los hombres... (Klimt, von Zemlinsky, Ossip Gabrilowitsch, Kammerer, Gropius, Kokoschka, Werfel, por citar a los célebres, podrían decir al respecto, algunos lo habrán dejado dicho)