Escritora y periodista Caroline Alexander, en una entrevista en Babelia: "Homero refleja la muerte de cada uno de los participantes en la batalla como algo terrible, triste, trágico. De tal forma que guerreros desconocidos, cuyos nombres sabemos pero no mucho más, los héroes que ganan y los héroes que pierden, todos sufren a causa de la guerra." La épica, como narración de los sufrimientos de propios y ajenos, tiene su cumbre más elevada en un libro que es poema y muy antiguo, la Ilíada. Caroline Alexander, que lo ha estudiado a fondo, y expone su visión en La guerra que mató a Aquiles. La verdadera historia de la Ilíada, afirma: "Como civiles, una de las escenas más famosas y más bellas de la Ilíada es cuando Héctor se despide de Andrómaca y de su hijo pequeño. Es cuando Homero nos muestra que la guerra afecta a cada vida que toca." ¿Quién está libre de ser tocado en mayor o menor medida por la guerra y sus secuelas?
Que una voz tan ancestral y sabia como la de Homero permanezca viva en nuestros días es para considerar. Los cuatro jinetes del Apocalipsis, otro texto antiguo y extremo, han seguido cabalgando desde milenios. Las lacras de la especie humana pueden refinarse, incluso reducirse según qué tiempo y qué país, y nunca para siempre. Basta ver a nuestro alrededor y comprobar que la superpoblación, las guerras, las persecuciones, el exilio, las migraciones forzosas, la desposesión y el hambre campean por doquier, sin que se vea indicios de que puedan terminar. Hoy se cebará en unos, mañana a otros, y lo expresa muy bien Caroline Alexander comparando con el poema homérico: "No creo que podamos decir que la Ilíada sea pro o antiguerra, creo que la épica es mucho más sutil: Homero considera que la guerra forma parte de la vida humana de la misma forma que la muerte. Nunca desaparecerá y eso es lo que esta triste historia nos muestra."
Fotografía tomada de la web de la editorial Acantilado.