Raúl Castro, presidente de Cuba, tras la muerte de su hermano Fidel: "Hasta la victoria siempre", viejo eslogan de la revolución castrista. Pablo de Tarso, ideólogo y predicador cristiano, en Corintios, 1.15: "¿Dónde, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?" (Versión Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera)
Cuando las afirmaciones tajantes y aparentemente sólidas de unos, y las preguntas con respuesta implícita y no menos ideológica de otros exhiben su frágil rostro de sofismas. Pero hay una hora del desenmascaramiento. La nada no reconoce victorias, ni dominios efímeros. ni vanidades humanas, ni salvaciones, ni dioses.