Paleoantropóloga María Martinón Torres en un artículo aparecido hoy: "Hace 2,5 millones de años la tecnología comenzaba a servir al hombre y hoy nos preguntamos si es el hombre el que depende, servil, de la tecnología". ¿No ha habido siempre algún grado de servidumbre de la tecnología? Sin aquellas primeras herramientas de los antepasados desde hace más de dos millones y pico de años ni ellos ni otros después habrían llegado a nada. Se debían a ellas, pero también las herramientas o armas se debían al esfuerzo por perfeccionarlas. Relación complementaria. Y es que todo perfeccionamiento de una herramienta o de una máquina proporciona una capacidad de transformación. Las manos han sido vitales y en nuestro tiempo, no digo en el futuro, en cierto modo, las manos reducen su capacidad de acción, si no la pierden en muchos casos, para dar paso a máquinas y sistemas informáticos de última generación. Precisa Martinón: "Hay quien dice que el éxito de la humanidad llegó cuando fuimos capaces de independizarnos del medio, una afirmación que a mí me produce sentimientos encontrados. Con las primeras herramientas arrancó la historia de lo que algunos llaman nuestra 'liberación'. Sin embargo, el relato de nuestro éxito como el de la conquista de nuestra independencia del entorno tiene ecos de hijo desagradecido que muerde la mano que le da de comer, que se jacta de esclavizar la tierra que un día le sirvió de cuna. También es verdad que las mismas manos que pueden tallar árboles o clavar puñales pueden plantar flores, tocar el piano o curar heridas. Todas son cosas de humanos, al fin y al cabo".
Se podría entender que hubo un cierto grado de independencia del medio para caer en nuevas dependencias de otros medios. O de otros recursos, o de otras herramientas. El juego homínido -sea de australopithecus, neandertales o sapiens, o de lo que venga con las nuevas creaciones de variantes de la especie que traiga la biotecnología- siempre será dual. Coincido con la especialista en que, visto en perspectiva, el comportamiento del hijo de aquella naturaleza ha sido un tanto ingrato con la Tierra. Pero es que dual es también el esfuerzo. El desafío de sobrevivir la especie a costa de profundas y no siempre racionales transformaciones de las que no tenemos claro si en el grado de alarma que hemos alcanzado se podrán parar. El lado oscuro y violento y la parte racional y colaboradora del hombre conviven en un difícil equilibrio. ¿Hasta qué punto un rostro se ha impuesto siempre al otro?