"El odio, la alegría por el mal ajeno, el afán de robo y de dominio, todo lo que en general se denomina malvado forma parte de una sorprendente economía de la conservación de la especie, de una economía, en efecto, extremadamente costosa, derrochadora y, en términos generales, tremendamente insensata; sin embargo, como ha quedado demostrado, ninguna otra ha conservado a nuestra especie hasta el momento". Friedrich Nietzsche en su obra La ciencia jovial. El argumento se me antoja tan actual como antropológico, y pone el dedo en la llaga. Señala aquellas características práctico morales de las que ninguno de los individuos nos libramos y que cuajan en la colectividad. Continúa Friedrich:
"Desconozco si acaso tú, mi querido semejante y prójimo, eres capaz de vivir perjudicando a la especie, es decir, de un modo 'irracional' y 'malvado'; tal vez lo que hubiera podido perjudicar a la especie ya se ha extinguido desde hace tiempo, y pertenece ahora a esas cuestiones que ni siquiera ya son posibles para Dios. Déjate llevar por tus mejores o peores deseos, pero, sobre todo, ¡perece! En ambos casos seguirás siendo probablemente, en cierta medida, el promotor y el benefactor de la humanidad, y te será lícito tener por ello a quien te alabe, ¡e igualmente al que se burle de ti! Ahora bien, nunca encontrarás a quien, como individuo, sepa cómo burlarse plenamente de ti, de tus mejores aptitudes, nunca encontrarás a quien pueda hacerte sentir intensamente tu ilimitada pobreza de mosca y de rana de tal modo que se ajuste a la verdad. ¡Reírse de uno mismo tal como se debería reír para que fuera risa desde la verdad plena! ¡He aquí algo para lo que los mejores no han tenido aún suficiente sentido de la verdad y demasiado poco genio los más dotados! ¡Tal vez también haya un futuro para la risa! Algo que ocurrirá cuando el aserto 'la especie lo es todo, uno no es nadie' se haya incorporado a la humanidad, y esta última liberación e irresponsabilidad lleguen a ser accesibles a todo el mundo en todo momento. Tal vez entonces se unan la risa y la sabiduría, tal vez exista entonces una ciencia jovial".
Imagino que no es fácil de entender esta suma de risa y de saber propuesta por el filósofo, aunque ya es muy antiguo el proverbio ríe si sabes -ride si sapis, que cantaba el epigrama de Marcial- y que estamos distantes de convertir la risa en auténtica a partir del conocimiento de las cosas. De momento no se perfila el asentamiento de la risa auténtica como un statu quo de la humanidad y de cada individuo, pero al menos que sea parcial, que sea intentada, que sea asumida por cada cual como un sortilegio personal útil y ético. Tal vez mejoraríamos algo la situación de las cosas.