26.2.24

Por la ciencia jovial, ese matrimonio de la risa y la sabiduría, al decir de Friedrich Nietzsche

 







"El odio, la alegría por el mal ajeno, el afán de robo y de dominio, todo lo que en general se denomina malvado forma parte de una sorprendente economía de la conservación de la especie, de una economía, en efecto, extremadamente costosa, derrochadora y, en términos generales, tremendamente insensata; sin embargo, como ha quedado demostrado, ninguna otra ha conservado a nuestra especie hasta el momento". Friedrich Nietzsche en su obra La ciencia jovial. El argumento se me antoja tan actual como antropológico, y pone el dedo en la llaga. Señala aquellas características práctico morales de las que ninguno de los individuos nos libramos y que cuajan en la colectividad. Continúa Friedrich:

"Desconozco si acaso tú, mi querido semejante y prójimo, eres capaz de vivir perjudicando a la especie, es decir, de un modo 'irracional' y 'malvado'; tal vez lo que hubiera podido perjudicar a la especie ya se ha extinguido desde hace tiempo, y pertenece ahora a esas cuestiones que ni siquiera ya son posibles para Dios. Déjate llevar por tus mejores o peores deseos, pero, sobre todo, ¡perece! En ambos casos seguirás siendo probablemente, en cierta medida, el promotor y el benefactor de la humanidad, y te será lícito tener por ello a quien te alabe, ¡e igualmente al que se burle de ti! Ahora bien, nunca encontrarás a quien, como individuo, sepa cómo burlarse plenamente de ti, de tus mejores aptitudes, nunca encontrarás a  quien pueda hacerte sentir intensamente tu ilimitada pobreza de mosca y de rana de tal modo que se ajuste a la verdad. ¡Reírse de uno mismo tal como se debería reír para que fuera risa desde la verdad plena! ¡He aquí algo para lo que los mejores no han tenido aún suficiente sentido de la verdad y demasiado poco genio los más dotados! ¡Tal vez también haya un futuro para la risa! Algo que ocurrirá cuando el aserto 'la especie lo es todo, uno no es nadie' se haya incorporado a la humanidad, y esta última liberación e irresponsabilidad lleguen a ser accesibles a todo el mundo en todo momento. Tal vez entonces se unan la risa y la sabiduría, tal vez exista entonces una ciencia jovial".

Imagino que no es fácil de entender esta suma de risa y de saber propuesta por el filósofo, aunque ya es muy antiguo el proverbio ríe si sabes -ride si sapis, que cantaba el epigrama de Marcial- y que estamos distantes de convertir la risa en auténtica a partir del conocimiento de las cosas. De momento no se perfila el asentamiento de la risa auténtica como un statu quo de la humanidad y de cada individuo, pero al menos que sea parcial, que sea intentada, que sea asumida por cada cual como un sortilegio personal útil y ético. Tal vez mejoraríamos algo la situación de las cosas.




(El texto de Nietzsche está tomado de la edición de Editorial Gredos, colección Biblioteca de grandes pensadores)


16.2.24

Lúcido Edgar Morin a los casi 103 años en su visión del mundo y del planeta

 








Edgar Morin, filósofo,  casi 103 años, clarividente, lúcido y preocupado por la Humanidad escribe en El País: "Las guerras del presente agravan la acumulación de crisis que afectan a las naciones, alimentadas por el virulento antagonismo entre tres imperios: Estados Unidos, Rusia y China. Las crisis se refuerzan mutuamente en una especie de policrisis ecológica, económica, política, social y civilizatoria que va en aumento". Tal vez no sea nuevo del todo en la historia de la Humanidad, pero también es verdad que probablemente nunca se dio de manera tan completa, extensa y polifacética. De ahí que el filósofo afirme que nos encaminamos hacia posibles catástrofes y avisar de ello, se pregunta, "¿Es esto catastrofismo? Esta palabra exorciza el mal y da una serenidad ilusoria. La policris que vivimos en todo el planetas es una crisis antropológica: es la crisis de la humanidad incapaz de convertirse en Humanidad".

Ahí es nada, o es todo. Que la especie no acaba de constituirse en su carácter constructivo definitivo, y probablemente no sea cosa de buenismos y caridades sino de entregarse a una acción decidida. Afirma Morin: "Hubo un tiempo, no hace tanto, en el que podíamos contemplar un cambio de rumbo. Parece que es demasiado tarde. Por supuesto, puede ocurrir lo improbable y, sobre todo, lo imprevisto. No sabemos si la situación mundial es solamente desesperante o verdaderamente desesperada. Esto significa que, con o sin esperanza, con o sin desesperación, debemos pasar a la Resistencia".

Pero uno se pregunta cómo resistir en un mundo en que los individuos estamos tan maniatados, tan ciegos, tan autocensurados y autosujetos diría yo, y no cabe sino esperar palabras constructivas como las del filósofo: "La resistencia primera y fundamental es la del espíritu. Significa resistir a la intimidación de toda mentira blandida como verdad y al contagio de toda embriaguez colectiva. Siginfica no ceder jamás al delirio de la responsabilidad colectiva de un pueblo o de una etnia. Exige resistir al odio y al desprecio. Impone una preocupación por comprender la complejidad de los problemas y los fenómenos en lugar de ceder a una visión parcial o unilateral. Requiere investigación, verificación de la información y aceptación de las incertidumbre". Propuesta que exige una intervención personal y fuerza una reacción desde nuestros ámbitos más próximos a la presión sobre los poderes que cada equis tiempo votamos o les damos cancha con nuestra abstención. No quisiera uno que fuese misión imposible.



12.2.24

No hay edad para filosofar, una excelente conclusión de Epicuro de Samos

 


El hedonista de Samos: "Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso a filosofar, ni, al llegar a viejo, de filosofar se canse. Porque para alcanzar la salud del alma, nunca se es ni demasiado viejo ni demasiado joven". 

Me traslado al bagaje de mi propio pasado y extraigo mis propias conclusiones. Cuando se es joven se vive la vorágine de la acción por excelencia y si se interrumpe se teme no estar viviendo el día al día en toda su salsa. En mi juventud si nos deteníamos recelábamos de no estar utilizando los mecanismos físicos del cuerpo: el ejercicio, la charla alegre y confiada, el juego, el aprendizaje del amor...Sin embargo recuerdo que en aquellos otros tiempos de menos diversidad de ocio y entretenimiento que ahora, dedicábamos conversaciones gratas en bancos de los jardines públicos o en escaleras de nuestras casas o en las tabernas donde repasábamos unos chatos de vino, cuestionando con ingenio no solo temas de la actualidad sino los sempiternos asuntos tocantes a la vida y  la muerte. Con arreglo a nuestros conocimientos, naturalmente. Y leyendo a Epicuro uno se da cuenta ahora que de alguna manera también filosofábamos. Es decir, al menos deseábamos conocer y para conocer hay que prospectar.

Epicuro sigue diciendo en su carta a Meneceo: "Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le pasó la edad, es como si dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejó atrás. Así pues, practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo; uno, para que, aun envejeciendo, pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del pasado; el otro, para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad frente al porvenir. Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta, hacemos todo lo posible para obtenerla".

¡Brillante Epicuro! Propuesta de ejercicio prospectivo del pensamiento como alternativa a una nostalgia fatídica. Propuesta doble al invocar la necesaria serenidad que proporcione en la edad provecta una templanza que nos permita afrontar lo incierto.



2.2.24

El virus de Pilar Salamanca

 




Leído en el blog de la escritora Pilar Salamanca: "Siento una lástima imparable por las calles, las casas, derruidas que se desmoronan entre nubes de polvo en Gaza, la Blanca. Me emociona fuera de todo limite recordar los chiringuitos de la playa y sus espetones de peces recién pescados, las manzanas rojas -igual que las que vendemos aquí en las ferias – cubiertas de azúcar evocando en mi memoria lo mal que me sabían, sollozo por un fragmento casual, por una melodía casual que resuena en mi oído, por un niño reluciente que, por un instante, se lanzó a mis brazos sin conocerme de nada, un tono, un verso, un slogan, un olor, una escena. Lloro, aunque no quiera porque estos ojos incapaces ya no sueltan lágrimas, absorta en el paisaje diluido de tantas pérdidas. Y lo peor es que no creo que ni en el mejor de los casos, esta actitud mía de cínica desesperanza pueda llegar a cambiar".

Cínica desesperanza para unos, hipócrita esperanza para quienes no padecemos el sufrimiento, la muerte y la destrucción por la que está pasando la gente palestina. Pilar Salamanca sabe de qué habla. En primera persona. Adjunto enlace del artículo.