24.9.13

Así fue: Álvaro Mutis





"Que te acoja la muerte
con todos tus sueños intactos."

Álvaro Mutis en Los trabajos perdidos. Los escritores navegan toda su vida por la muerte. Como vadean los ríos de la carne, los del desamor o los de la gesta. No hay tema humano ni mitológico (esa gran proyección de lo humano) que sea ajeno a los escritores. Como no hay sinrazón humana que no sea horadada por los poetas. La vida, ah la vida, sea desierto o floresta, ellos la palpan y la cuidan como si fueran demiurgos o exploradores. Pero siempre hay una vuelta indeseada. Sea cual sea la edad del aburrimiento de un narrador de invenciones, la muerte es una presencia indeseada. Por eso escriben sobre ella, como un modo de estar contra ella. De no querer reconocerla. De demorarla. La invocan, la evocan, bromean con la muerte, la riñen, aparentan dejarse afectar, echan pulsos con ella, callan sus estremecimientos, fingen dictar sus normas. Y mientras lo hacen, los poetas saben que no es su muerte. Se permiten incluso decir Amén, y poner tal título a una poesía, como hace Mutis en la siguiente:    


Amén


Que te acoja la muerte
con todos tus sueños intactos.
Al retorno de una furiosa adolescencia,
al comienzo de las vacaciones que nunca te dieron,
te distinguirá la muerte con su primer aviso.
Te abrirá los ojos a sus grandes aguas,
te iniciará en su constante brisa de otro mundo.
La muerte se confundirá con tus sueños
y en ellos reconocerá los signos
que antaño fuera dejando,
como un cazador que a su regreso
reconoce sus marcas en la brecha.