Escritor Jordi Soler: "Aquí la corrupción florece gracias a la tolerancia de las personas que rodean al corrupto y que le permiten, seguramente porque también ellas van a beneficiarse, hacer negocios turbios". La corrupción empieza por las pequeñas cosas y en los ámbitos más cercanos del clan, pero es el margen de tocar algún plano de influencia o de poder -o simplemente de cortar algo del bacalao en una empresa o una institución- lo que hace crecer la sed avariciosa y sin escrúpulos. Continua Soler: "Esa corrupción gaseosa que inunda últimamente los periódicos y los noticiarios se debe, ni más ni menos, a que vivimos en un país que no solo tolera a los corruptos, también carece de los resortes morales para condenarlos; la corrupción en España, y en el mundo hispano en general, no está mal vista, de hecho goza de cierto prestigio, de otra forma no se explica cómo hoy la mayoría de los ciudadanos votaría por un partido que está hundido en la corrupción". Chocante que Soler mencione los resortes morales, precisamente en un país en que cierta tradición moral y dogmática que ha controlado conciencias y dispone de múltiples elementos de influencia social ha sido de lo más corrupta. Tal vez habría que indagar por ese lado para saber de las carencias éticas de los españoles y, por lo tanto, de sus inclinaciones de fidelidad en el voto.