¿Qué tienen en común el efecto dominó y el efecto bumerán? ¿Vivimos todos en alguna cola y algunos incluso en más de una? ¿Estamos abandonando lo fundamental para atender a lo líquido y secundario? ¿Qué distancia hay entre abundancia y escasez? ¿Nos estamos robotizando -despersonalizando- al asumir en serie roles superficiales y pautas aparentes? ¿Vamos en fila buscando el camino más corto hacia la felicidad o sacando el pasaporte más rápido hacia el vacío y la catástrofe? ¿Somos piezas de un juego frágil que se cree fuerte por seguir la normalidad del orden? ¿Estamos abocados a enfrentarnos descarnadamente con la supervivencia? ¿Puede un solo individuo que se salga de la fila producir la quiebra de ésta? Preguntas que a uno se le ocurren cuando ve el cortometraje Casus belli, del realizador griego Yorgos Zois. Está hecho en 2010, un año ya angustioso en la historia reciente de su país. Parábola de la fragilidad humana. ¿O hay más parábolas ocultas?