16.11.14

Recurriendo al Asclepios de Espinosa

















Recurriendo al inclasificable y sorprendente Asclepios, de Miguel Espinosa: "La verdadera distinción reside entre las cosas naturales y las fabricadas por el hombre". Antes lo tenían muy claro, pero ¿y ahora? Espinosa se pone platónico: "El espíritu advierte lo primero aquéllas, y después, éstas; el árbol antes que el poste; y la cabra, que la máquina". Preguntemos a los niños de ahora, que casi todo lo perciben o virtualmente o por imágenes de libro. ¿De qué lado están viendo el mundo? ¿Hay aún margen para ellos de descubrir lo natural o son hijos, si no víctimas, de una mirada robotizada? Asclepios Espinosa: "Platón decía en privado que, al ver las figuras o las apariencias de las plantas, de los animales y de los cuerpos geométricos, o los números y su relación, los niños exhalaban pequeños gritos, como manifestando: 'He aquí un conocido'; pero que jamás mostraban entusiasmo ante las máquinas u otros objetos sin forma ideal". ¿Pueden las más jóvenes generaciones exclamar con alegría ese reconocimiento a los animales o al mundo vegetal, más allá de la insuficiente proyección sobre sus cerebros de las máquinas? "La alegría de ver o palpar al cachorro no se repite ante la máquina, y es de creer que jamás se repita". ¿Aún está a salvo la infancia? ¿Volverá a ser motivo de atracción y de admiración el mundo natural?