Andréi Tarkovski, director de cine ruso: "A los jóvenes me gustaría decirles que aprendiesen a amar realmente. A disfrutar la soledad, a estar solo con uno mismo." ¿Miedo del joven al individuo inmaduro que lleva dentro? Tal vez ese miedo explicara la necesidad que la mayoría tienen de afirmarse a través del grupo, a ratificarse en él. Algunos entregando demasiado de sí mismos a la tribu que, en cualquier momento, puede dejarles con el culo al aire. Tarkovski: "Creo que el problema de los jóvenes es que necesitan mantener comportamientos ruidosos y agresivos para no sentirse solos, y eso es muy triste. Es un mal síntoma también. Cada individuo debería aprender a estar solo durante su infancia. No hablo de sentirse solo sino de que uno no debería aburrirse cuando está solo. Es un síntoma muy peligroso, casi una enfermedad." Estas opiniones del director de cine me hacen pensar en qué parte de madurez asumida o qué de falsa madurez hay en el individuo cuando encarrila ya edades avanzadas. ¿Tal vez un problema de amor personal no aceptado o desvinculado de una infancia que no hay que enviar al olvido? Dice Tarkovski: "Nunca nos amamos lo suficiente. Si lo hiciésemos amaríamos a los demás. Aquel que no sabe por qué vive no puede sentir amor ni por los demás ni por la propia vida." ¿El amor como conciencia de la vida? ¿Como una prolongación interior del espíritu de la infancia donde nada se rompe y todo tiene un sentido curioso que alimenta las ganas de vivir?