El personaje Julie de Courcy, en la película Bleu, de Krzysztof Kieślowski: "Ahora sé que solo haré una cosa. Nada. No quiero posesiones, ni recuerdos, ni amigos, ni ataduras. Son todo trampas". Supuración de una herida profunda. La historia del personaje principal es un relato de soledad, hija de la pérdida. Ella necesita desposeerse de todo y compensar así su pulsión. Contrasta con la actitud del resto de los personajes que aparecen en el film. En ellos laten soledades con otros rostros que buscan donde aferrarse: a la recomposición de una partitura, al placer del sexo y su exhibición, al limbo del extravío de la memoria, al hijo en ciernes del amante muerto, al crucifijo solitario en el caso de un circunstancial chico solitario de campo. Desde una historia central de soledad y dolor se abre el huerto de soledades donde cada cual, en mayor o menor medida, se sujeta a la tierra.
Recomiendo ver, por primera vez o repitiendo, la película. Kieslowski no fue un director cualquiera. Siempre se ve algo nuevo, dotado de una estética inusual y un desarrollo sin contemplaciones sentimentaloides.