11.11.14

Advertencia sobre los poetas













No es precisamente siempre bondad lo que subyace en un poeta, a tenor de ciertas opiniones severas. Nadiezhda Mandelstam en su libro de memorias Contra toda esperanza: "Un poeta no debe convertirse en un seductor que utilice sus dones para hacer de su lector un adepto a alguna ideología inhumana". ¿Un mero aviso o una comprobación? Las dos cosas. Probablemente sea una advertencia basada en la crueldad de lo experimentado, sobre todo en tiempos en que el poder totalitario se adueña de los ciudadanos. Nadiezhda sabía mucho del sufrimiento propio y sobre todo del de su marido Osip, por lo que tal cita adquiere categoría de resistencia y admonición para generaciones futuras. "Un hombre bueno no puede seguir siendo poeta", decía Elias Canetti de su amigo Abraham Sonne, del que se afirma que tan solo publicó once poemas. ¿Qué hay tras el ensalzado lenguaje de la poesía para que espante? ¿O es más bien el ejercicio de la misma utilizada como influencia, cuando no tiranía, lo que resulta abyecto? Se suele contar de sangrientos dictadores que admiraron e incluso escribieron poesía. Practicaron la compra de una clase de poesía y de poetas, mientras perseguían la obra y los autores que no se prestaban al guiño. Dan para pensar las opiniones de personajes como Maldelstam y Canetti, tan poco dados a hablar por hablar.