6.1.19

Proteger la individualidad. La miga de Sara Mesa en su novela Cara de pan





















"Planteo temas muy importantes en mi libro, como el linchamiento social o el cómo se proyectan las expectativas de los demás sobre uno y qué pasa si uno no encaja con esas expectativas". Sara Mesa, escritora, entrevistada en la revista ICON. O cómo una manera tan sencilla, precisa y modesta de explicar de qué va fundamentalmente su última novela, Cara de pan, le pica a uno en la curiosidad. Ella añade: "Las dificultades de crecer. Crecer es adaptarse al código de lo esperado. Pero, por debajo de eso, lo que hay son ganas de huir". ¿Quién no ha sentido alguna vez esa tensión, esa tentación, digamos, bien en la infancia y adolescencia, bien a lo largo de la vida de adultos? La organización social conlleva una serie de obligaciones -el pacto o la dependencia entre individuo y tribu, esta en todas sus dimensiones-  para el humano de nuestro tiempo. Acaso muchas más que en otras épocas, pues todo es más complejo. Y además el sistema de valores, apreciaciones y exigencias se vuelve agobiante e incluso sumamente opresor. ¿Quién no ha necesitado alguna vez ganas de huir o ha llegado a hacerlo en mayor o menor medida ante la presión social? El introvertido -ocasional o perenne- es un ser de nuestro mundo, en tantos casos relegado e ignorado. "Tiene mucho que ver con la idea que cada vez va imponiéndose más del éxito y el fracaso", explica Mesa. "Un concepto muy americano. El exitoso es extrovertido, se relaciona muy bien, tiene capacidad de liderazgo. La soledad, la introversión, se empiezan a entender, no comos rasgos, sino como problemas de la personalidad". 

Sara Mesa da en el clavo. Yo añadiría que cuántas personalidades diferentes se tratan como patologías enfermizas o maníacas, con lo cual poco se favorece al individuo que huye. Más bien se le expulsa de la colectividad. Puede durar toda la vida. Mesa habla: "Vuelvo al asunto de crecer, porque incluso cuando somos adultos tenemos que seguir adaptándonos al grupo y perdiendo nuestra individualidad". Ah, ¿quién habló de que el hombre es libre, demiurgo y propietario de su vida? Una ilusión tal vez, aunque somos tan creyentes de las ilusiones...¿Mensaje negativo de la escritora y criterio pesimista el mío? No necesariamente, y Sara Mesa lo dice muy claro: "Para preservar la individualidad hay tres fórmulas: el arte, creándolo o disfrutándolo; el juego, y el sentido del humor, fundamental para afrontar la vida. Eso es lo que nos ancla a los niños que fuimos y a la base de nuestra personalidad. Esos son nuestros refugios". ¿Quién da más y con tanta claridad?