1.12.13

Handala tiene muchos rostros (que no se muestran)





















Trinidad Deiros en la revista La marea: "Handala proviene del nombre árabe de la coloquíntida o tuera, una planta de raíces tan profundas que vuelve a crecer aunque la arranquen, pero cuyo fruto es tan amargo que ni los hambrientos animales del desierto se alimentan de ella." Y con ese nombre y esa representación el dibujante y refugiado palestino Naji Salim al-ali (asesinado hace casi treinta años) dio vida a la criatura. Un niño, un refugiado que, semejante a Oskar de El tambor de hojalata de Grass, no crece como protesta, en el caso de Handala por la situación de anormalidad que los palestinos viven en su propio territorio. Handala es, pues, amargura, según Al-Ali, una amargura que hoy día no se ciñe al territorio dominado por Israel sino que podría extenderse a cuantos han tenido que salir por pies (caso de Siria de lo más reciente) o a aquellos que tratan de llegar a España desde países lejanos de África, aun corriendo el riesgo de saltar verjas que les pueden destrozar. Handala, el niño símbolo que se muestra de espaldas, no es un actor pasivo ni inmovilista ni traiciona la realidad. Sus manos atrás no son un gesto de reposo sino de protesta. Se podría incluso considerar con un carácter universal, a través del cual estaría en todo caso repudiando la barbarie y rechazando el estado de cosas que condena a miles o millones de personas al desarraigo y a la miseria.


          













Dibujos de Naji Salim al-Ali