Tu salud debe ser la salud de los otros, la de todos. De la misma manera que la de los demás incumbe también a la tuya propia. Así interpreto al médico e investigador de la malaria Pedro Alonso, cuando responde a las preguntas de Josep Ramoneda en la revista La maleta: "Hay que abordar la inequidad inaceptable de que el lugar donde tú vives determine las posibilidades de tener una vida saludable". No hay un mundo ni dos, sino muchos en los que la desigualdad, la escasez de recursos y el modo de vida con escasas garantías higiénicas producen la permanencia de viejas enfermedades y auspician la aparición de las nuevas (ébola, por citar un caso alarmante de actualidad) De ahí que Pedro Alonso, tras su larga experiencia en tratar enfermedades y conocer el marco en el que se desarrollan, tenga un claro concepto de que la salud es un tema global: "Si no entendemos que siempre, pero ahora más que nunca, vivimos en un mundo interrelacionado en el que las diferencias de salud como manifestación de falta de equidad nos están hablando a todos nosotros, independientemente de dónde estemos ubicados, y no solo por un problema de riesgos que pueda implicar para nosotros sino de responsabilidad colectiva, tenemos un problema". ¿Un planteamiento meramente moral y abstracto, como otras veces? En absoluto. Un planteamiento de supervivencia y de afrontar los riesgos cara a cara antes de que las catástrofes sanitarias tengan lugar, de las que ya no nos libramos en ninguna parte. "Necesitamos una visión amplia de los problemas de salud que van más allá de la sanidad de nuestro barrio". La salud, problema político universal, a la que hay que prestar atención en primera fila.