¿Palabras del sufrimiento y de la consolación? ¿O cuando el conocimiento utiliza los caminos más intrincados y dolorosos? Leo un párrafo volandero de Frida Kahlo:
"No reniego de mi
naturaleza, no reniego de
mis elecciones, de todos
modos he sido una
afortunada. Muchas veces
en el dolor se encuentran
los placeres más profundos,
las verdades más complejas,
la felicidad mas certera. Tan
absurdo y fugaz es nuestro
paso por el mundo, que solo
me deja tranquila el saber
que he sido auténtica, que
he logrado ser lo mas
parecido a mi misma que he
podido.”
A veces llegan los signos del verdadero valor desde lo imprevisto, como también desde las más angustiosas obscuridades. Pero ¿quién elegiría ese saber si le avisaran previamente que iba a ser sometido a la experiencia más cruel en su propio cuerpo? Y sin embargo, ¿cómo no admitir que una cierta dosis de autenticidad nos ha puesto frente a nosotros, como un espejo que no engaña?