"Lo que está pasando ahora, lo que podemos llamar la crisis de la democracia, es el colapso de la confianza". Sociólogo Zygmunt Bauman, en Babelia. ¿La confianza en la democracia o en la capacidad de los que deberían mantenerla fresca y funcionando? Bauman: " La creencia de que los líderes no solo son corruptos o estúpidos, sino que son incapaces. Para actuar se necesita poder: ser capaz de hacer cosas; y se necesita política: la habilidad de decidir qué cosas tienen que hacerse. La cuestión es que ese matrimonio entre poder y política en manos del Estado-nación se ha terminado. El poder se ha globalizado pero las políticas son tan locales como antes. La política tiene las manos cortadas. La gente ya no cree en el sistema democrático porque no cumple sus promesas. Es lo que está poniendo de manifiesto, por ejemplo, la crisis de la migración. El fenómeno es global, pero actuamos en términos parroquianos. Las instituciones democráticas no fueron diseñadas para manejar situaciones de interdependencia. La crisis contemporánea de la democracia es una crisis de las instituciones democráticas". ¿Qué decir? Tras escuchar al sociólogo uno duda del doble cambalache de estos días, en el Estado español -con el resultado de las últimas elecciones sin un ganador competente- y en las instituciones catalanas -con el chalaneo y el pacto de amigos a medias que mañana pueden asestarse cuchilladas-. La crisis, como bien dice Bauman, va más allá, pero ya se sabe que España sigue siendo un viejo reino de taifas, con una cultura del amiguismo, con contados hombres de Estado en su haber y con limitado recorrido en su Democracia. Bauman, que es un tipo duro y con claridad meridiana, no se anda con chiquitas: "El cambio de un partido por otro partido no va a resolver el problema. El problema hoy no es que los partidos sean los equivocados, sino que no controlan los instrumentos. Los problemas de los españoles no están confinados al territorio español, sino al mundo. La presunción de que se puede resolver la situación desde dentro es errónea." Y aquí parecen no enterarse los tirios y troyanos que, con sus peculiaridades y pintoresquismos, no salen del círculo de servir al mismo amo.