30.6.13

Inspiraciones














Mientras limpio la casa, hago paradas (el suelo que se seca) Y mientras me paro me aburro si no activo: leo a Miguel Espinosa, un párrafo, unas líneas que vienen al pelo: “Para el que siente expectación, ningún momento está vacío, sino todos llenos, porque suceder es acaecer, y el tiempo, un conjunto de acontecimientos". Como si hubiera dado en la diana de mi propio ser. De la curiosidad infantil a la expectación de la madurez: la misma línea continua que hay que seguir fecundando. Por inercia, por instinto: por sentido, en fin. Sigue Espinosa: "Acaece el río, la planta, la hormiga, la nube, el sol, las estrellas y el pensamiento. El hombre poseído y predispuesto por la expectación es un ser inspirado. Lo que muchos llaman inspiración no es otra cosa que una predisposición del ánimo hacia el suceso vivo del mundo". ¿Acierta el filósofo? Y nosotros, hasta ahora, pensando en el mito de la musa o en la iluminación divina (o fingiendo que pensábamos) 

Libro de mesilla el Asclepios, de Miguel Espinosa: uno de esos libros que siempre hay que tener a mano, más que el reloj. Dan las horas de un tiempo menos efímero y más puntual. Libros a los que se recurre de improviso para aplacar fantasmas, desviar pensamientos nefastos o iluminar ideas que surgen en las interrupciones de la duermevela (o fuera de ella) La mesilla crece. Si lo hace en demasía ya no es mesilla, sino otra cosa.