Pensamientos del personaje Alma según conduce su coche en busca del humanoide, en el filme El hombre perfecto:
"¿No son de nuestros deseos insatisfechos, de nuestras fantasías y la eterna búsqueda de la felicidad de donde surge nuestra humanidad? Si dejamos que los humanoides sean nuestros cónyuges crearemos una sociedad de adictos, atiborrados y hartos de que siempre se cumplan sus necesidades y de un flujo constante de reconocimiento personal.
¿Qué estímulos nos harían relacionarnos con individuos convencionales, desafiar nuestros límites, superar los conflictos, cambiar? Es de esperar que cualquiera que viva con un humanoide mucho tiempo acabará siendo incapaz de entablar relaciones humanas normales. Desaconsejo rotundamente autorizar que los humanoides puedan ser nuestros cónyuges".
Atentos pues, en estos tiempos de avances científicos y tecnológicos revolucionarios, a los cíber, los robots o los humanoides virtuales. Hoy en el laboratorio, mañana en la calle. ¿Cómo será la relación de los humanos biológicos con estos otros artificiales que quieren ser como nosotros? La película alemana El hombre perfecto fantasea con ello hasta el espacio de los aspectos emocionales y afectivos. Pero claro, también uno piensa: ¿no hay muchos humanos comunes que se comportan como robots? Bien sea por su apatía o su exceso de formalismo o represión de las emociones el caso es que cuesta llegar a la entraña de algunos de nuestra propia especie.
* Fotografía de la actriz Maren Eggert