29.12.23

Piensa en los otros, cantó el poeta palestino Mahmud Darwix

 



No viene mal en estos tiempos de calamidad para los palestinos de Gaza que recordemos un poema del gran Mahmud Darwix. En junio de 1948 Mahmud Darwix y su familia tuvieron que salir  precipitadamente de Al-Birwa, cerca de Acre, expulsados por el recién creado ejército del Estado de Israel. La persecución de los palestinos ya viene de muy lejos. 

En algún sitio he leído que Darwix se nombraba a sí mismo como poeta troyano: "Yo he elegido ser un poeta troyano. Pertenezco decididamente a la facción de los perdedores: los perdedores privados del derecho a dejar huella de su derrota, privados hasta del derecho a proclamarla. Ahora bien, acepto la derrota, no la rendición". 

Tal vez su obra literaria haya sido la muestra de su voluntad irrenunciable. Dejo aquí el poema Piensa en los otros, un poema implícito y explícito que nos sigue sensibilizando acerca de los padecimientos de Palestina, y más en estas fechas de exterminio que se ejecuta de mano israelí. 



Piensa en los otros


Tú que te haces el desayuno, piensa en los otros
(no olvides alimentar a las palomas)

Tú que te enzarzas en tus batallas, piensa en los otros
(no olvides a los que piden paz)

Tú que pagas la factura del agua, piensa en los otros
(los que maman de las nubes)

Tú que vuelves a casa, a tu casa, piensa en los otros
(no olvides al pueblo de los campamentos)

Tú que te duermes contando estrellas, piensa en los otros
(hay quien no halla dónde dormir)

Tú que te liberas con las metáforas, piensa en los otros
(los que han perdido el derecho a la palabra)

Tú que piensas en los otros lejanos, piensa en ti
(di: Ojalá fuese vela en la oscuridad)


Del poemario Como la flor del almendro o allende (Ka-zahr al-lauz au abd, Beirut, Riad El-Rayyes, 2005) En español en Editorial Pre-Textos, traducción de Luz Gómez García.



25.12.23

Propuesta de Kenko Yoshida para evitar errores y aflicciones en la vida

 


Prudente propuesta de Kenko Yoshida en su obra Tsurezuregusa, u Ocurrencias de un ocioso: "En la vida, si quieres evitar yerros y aflicciones, lo mejor que puedes hacer es ser siempre sincero, respetar a todos sin distinción alguna y hablar poco." Espléndido objetivo con dificultad inherente. Porque ¿quién es por naturaleza sincero en un mundo de engaño? ¿Quién escrupulosamente respetuoso ante tanta soberbia o ira? ¿Quién puede ser capaz de callar mientras nos salpican las babas de los sabelotodo que no saben nada? O precisamente por eso el monje Yoshida conoce el percal de lo que habla. 

Continúa: "Todos los que obren de este modo serán estimados, jóvenes o viejos, pero especialmente si la persona es joven, bella y reservada nos seducirá tanto que no podremos olvidar su recuerdo." ¿Valora Yoshida esta disposición en aquellos que van recorriendo aún tempranamente la vida? Sin embargo, nosotros aceptamos con relativamente buen grado y hasta cierto punto comprensiblemente que los jóvenes sean imprudentes, charlatanes y expresivamente lúdicos. Y somos más duros y contundentes con aquella gente mayor que se supone de vuelta de la vida pero que no cesa en su charlatanería, en la imposición de sus criterios y en el desprecio por los otros.

De la observación como argumento el monje concluye: "Del deseo de mostrar que uno lo sabe todo, que conoce bien una materia, y de no mirar con estima a los demás, nacen todos los yerros y aflicciones."


Nota. Esta entrada ha sido propiciada por una lectura en el blog Un faro en Tule 


(Ukiyo-e de Katsushika Hokusai)

18.12.23

La lucidez de Franco Berardi

 


Franco Berardi, entrevistado por El País: "Tenemos que parar todas las formas de producción de soledad de masas y de destrucción de lazos de solidaridad, tenemos que parar la cultura de la competencia, tenemos que abandonar toda forma de sujeción psicopatógena. En definitiva, tenemos que desertar. Desertar de la guerra, desertar de la política, del mundo libre y de su contrario, desertar del trabajo precario y esclavizante y, lo más importante, la deserción de las deserciones, no generar a las vícitimas de los previsibles infiernos climático y atómico. Desertar de la reproducción de la especie". ¿Boutade? ¿Utopía decimonónica? ¿Pataleta de intelectual? Porque aunque se quisiera desertar -¿se quiere desertar realmente del horror en ciernes, cuando no ya presente?- uno se pregunta cómo poner el cascabel al gato de un proceso neurotizado y compartido socialmente con dirección al abismo. Acaba de tener lugar la magna reunión de la COP 23, sin que se hayan conseguido logros efectivos. 

Continua Berardi su demoledor planteamiento: "La palabra progreso ya no significa más que la acumulación de capital, el crecimiento económico, que no es un modelo viable, aunque puede ser que haya sido útil o necesario en cierta época de la historia". No cabe duda de que el modelo ni siquiera genera trabajo como en otras épocas, pues el desarrollo técnico ya suple la mano de obra a niveles nunca imaginados, y es en ese sentido donde en su relación de deserciones que propone la última, desertar de la reproducción de la especie, adquiera un valor de primera clase a pesar de la cultura natalista de las religiones con poder. 

Se le puede achacar a Berardi que plantea un desafío difícil, pero ¿acaso no lleva razón al señalar como objeto de su crítica las situaciones desenfrenadas que vivimos y que se desbocan en el planeta? ¿No hay lucidez además en su voluntad? No olvidemos que a la vez de hablar como un hombre de conocimiento habla como un individuo de edad muy avanzada que se permite sacar a relucir un tema acuciante, el de la vejez. "La vejez -dice Berardi- es naturalmente un problema personal, para tu cuerpo, para tu mente, pero hoy también es un problema estructural, es el mayor problema de la civilización blanca (...) Yo creo que no sabemos vivir la vejez, no sabemos elaborar el devenir viejos,  que es devenir nada, y, como no sabemos elaborarlo, ¿como reaccionamos? Como Trump, como hombres blancos frustrados y enfurecidos que pretenden vivir eternamente, buscando soluciones en la biotecnología, en la inteligencia artificial, incluso en la bomba atómica, porque, en último término, diría la civilización del hombre blanco: Si yo muero que mueran todos conmigo. Que no quede nadie". No es exageración de Berardi, aunque sea un discurso extremo. Generales rusos e israelíes o coreanos, por ejemplo, acarician de vez en cuando el exterminio atómico como medio de doblegar al enemigo. ¿No hay un rumbo en marcha, en Occidente al menos y quienes lo emulan, en que parece planearse de alguna manera la sustitución del individuo por la IA y otros sistemas robóticos, y quién sabe si por otras vidas?

Berardi vuelve a salvar su propio planteamiento con una intención constructiva, pero nada fácil: "La vejez es absolutamente revolucionaria si somos capaces de vivir el proceso de devenir nada, de ir hacia la muerte, como un proceso natural y agradable, si somos capaces de vivir el desvanecimiento de nuestro cuerpo y de nuestra mente como un acontecimiento extraordinario. Si logramos esto, si cambiamos la tradicional cultura de la resignación ante la muerte por una nueva cultura del devenir nada, daríamos un paso trascendental para salir de la locura de masas en la que estamos inmersos. Ahora bien, dudo mucho que la civilización blanca sea capaz de hacerlo". Arriesgado pulso de Berardi con el tabú principal de la especie humana, la muerte. Todo lo que dice puede parecer fuera de lugar, y sin embargo su crítica se basa en lo que hay y se manifiesta. Lucidez osada, enunciaciones de alternativas complejas, y como todo: el que quiera oír que oiga y entienda a Berardi.



6.12.23

World Press Photo y Bertolt Brecht

 



Leído en El País:

"Imagen ganadora del World Press Photo 2023. Traslado en camilla de Irina Kalinina, una mujer embarazada que resultó herida cuando estaba ingresada en el hospital materno infantil de la ciudad de Mariupol. El pasado 9 de marzo de 2022, las tropas rusas sitiaron y bombardearon la zona, y Maloletka captó el momento en que la víctima era trasladada en una camilla a otro centro médico. A punto de dar a luz en el momento del ataque, el bebé nació muerto y ella, de 32 años, falleció media hora después con la pelvis destrozada."

Lo curioso del caso es que la foto premiada -obra del ucraniano Evgeniy Maloletka- no va a ocupar la portada del Libro del año 2023, del concurso World Press Photo. ¿Temen una foto de portada que "hiere las sensibilidades"? Pues suena a hipocresía, aunque se justifique, ya que precisamente la acción de un fotógrafo en zona de guerra es levantar acta de la barbarie y tocar las sensibilidades. ¿Por qué no herir y entrar a saco en las sensibilidades de quienes no padecen? Si el espectador lejano se siente por ello herido, allá él y su blanca conciencia. Pero ni el espectador lejano ni el jurado de World Press Photo quedan a salvo de estar involucrados algún día en la sangre y el horror en sus propias carnes. 

No he podido por menos que recordar un poema de Bertolt Brecht, de antes de la Segunda Guerra Mundial. Se titula:


La guerra que vendrá 


La guerra que vendrá 
No es la primera. Antes de ella 
Hubo otras guerras. Cuando la última acabó 
Hubo vencedores y vencidos. 
Entre los vencidos los de abajo 
Pasaron hambre. Entre los vencedores 
Los de abajo pasaron hambre también.



29.11.23

El dinero, en opinión de Ambrose Bierce

 
























De aquel gringo viejo -calificativo de la invención literaria del escritor Carlos Fuentes- me gustó casi todo. Sus cuentos de soldados y bandidos y sus historias fantásticas, pero sobre todo su Diccionario del diablo. Título este tan apropiado como paradigmático para calificar irónicamente, en una especie de doble y particular interpretación, una serie de comportamientos, ideas, instituciones o fenómenos del quehacer y acontecer humanos. Fue una ocurrencia reflexiva y literaria de Ambrose Bierce (Meigs, Ohio, 1842 - Chihuahua. México, ?)

Mi manía por tener a mano tal Diccionario, para abrirlo buscando una versión díscola, no tanto de exactitud conceptual sino de percepción no menos conceptual, hace que se haya convertido en una especie de medicina cínica para cualquier instante en que me ronde el desánimo. Y hoy, por ejemplo abro el libro por la letra D y me topo con Dinero:

Dinero, s. Bien que no nos sirve de nada hasta que nos separamos de él. Indicio de cultura y pasaporte para una sociedad elegante. Posesión soportable.

Otra traducción traduce bendición en lugar de bien, pero son matices que se complementan. Disponer de un bien es siempre una bendición, aunque no necesariamente del cielo si bien puede que sí sea una trampa del infierno. Quédese cada cual pensando si Bierce, aquel gringo de apasionante y apasionada existencia, pletórica de incidentes. y que desapareció en un México insurgente, iba descaminado cuando propone tres significados de dinero. Definiciones cómplices y colaboradoras como cualquier órgano del cuerpo para la salud del individuo humano.

Por cierto, Carlos Fuentes al explicar la génesis de su novela Gringo viejo cuenta: "En 1913, el escritor norteamericano Ambrose Bierce, misántropo, periodista de la cadena Hearst y autor de hermosos cuentos sobre la Guerra de Secesión, se despidió de sus amigos con algunas cartas en las que, desmintiendo su reconocido vigor, se declaraba viejo y cansado. Sin embargo, en todas ellas se reservaba el derecho de escoger su manera de morir. La enfermedad y el accidente -por ejemplo, caerse por una escalera- le parecían indignos de él. En cambio, ser ajusticiado ante un paredón mexicano...'Ah -escribió en su última carta-, ser un gringo en México: eso es eutanasia.' Entró en México en noviembre y no se volvió a saber de él." 

¿No es esa expresión de Bierce en su última carta acerca de la búsqueda de la muerte propia y digna de su Diccionario del diablo?









23.11.23

Lo que decía Ricardo de Bury de los libros en su Filobiblión

 










"En los libros veo a los muertos como si estuvieran vivos; en los libros preveo el futuro; en los libros se disponen las cosas de la guerra; de los libros proceden los derechos de la paz". Lo escribe Ricardo de Bury (1287-1345) en su obra Filobiblión. Un tratado tan amoroso como preciso sobre el valor y uso de los libros escrito en 1334. ¿Cómo llevarle la contraria? ¿No seguimos viendo hoy en los libros a muertos como vivos y a vivos como muertos? ¿No nos hablan del pasado, también del presente y arriesgando una visión del futuro? ¿No insisten constantemente en las relaciones humanas que no solo se deslizan entre amor y muerte sino entre conflicto y pacificación?

Continua De Bury: "Todo se corrompe y consume con el tiempo: Saturno no cesa de devorar cuanto engendra, de tal manera que el olvido caería sobre la gloria del mundo si Dios no hubiera concedido a los mortales el remedio de los libros. Alejandro, el dominador del universo; Julio, el invasor del orbe y de la urbe, que con Marte y con arte consiguió por primera vez concentrar el imperio bajo una sola persona; el fiel Fabricio y el rígido Catón, hoy no serían recordados si faltara el testimonio de los libros". Independientemente de la visión que Ricardo de Bury tenía del mundo y sus personajes célebres siguen en vigor sus observaciones sobre la importancia del soporte libro. Hoy se dirá que ha quedado atrás, que no obsoleto, frente a otros soportes técnicos modernos. Pero el valor de la transmisión escrita refrendó las narraciones orales de la antigüedad más primigenia. Y ese valor permanece; otro tema es si acceden muchos a la lectura provechosa.

Y remata el bibliófilo y obispo de Durham: "Las torres yacen derribadas en tierra, las ciudades han perecido, víctimas del triunfo de la podredumbre. De no ser por los libros ni siquiera el Rey y el Papa gozarían tan fácilmente del privilegio de la perennidad. Un libro acabado ofrece la compensación de que, mientras el libro perdure, el autor goza de la inmortalidad y no puede morir, como atestigua Tolomeo en el prólogo de su Almagesto, 'Quien dio vida a la ciencia -dijo- no está muerto'. ¡Esto pensaba y escribía un hombre culto en pleno siglo XIV! Si lo hubiera dicho cuatro siglos después le llamaríamos ilustrado. Pues bienvenidos todos los ilustrados de siglos pasados de los que algunos en nuestros días quisieran prescindir.











4.11.23

El carteo amoroso, en opinión bien fundada de Ibn Hazm Al-Andalusí

 









"Después, cuando los amantes se entremezclan y confunden, sigue a ellos el carteo amoroso. Pero las cartas, ay, dejan rastros. He podido ver cómo las gentes metidas en estas lides se apresuran a rasgar sus billetes, a disolverlos en agua y a borrar todo vestigio de las letras. Porque ¡cuántos escándalos han venido por culpa de una misiva!". Lo leo en el apartado Sobre el carteo amoroso que aparece en la obra conocida como El collar de la paloma o El collar de la tórtola y la sombra de la nube. Fue escrito por Ibn Hazm Al-Andalusí (Córdoba, 994 - Huelva,1064) ¿Tan antigua es la suerte del intercambio de mensajes entre los amantes? Y mucho más, pero que en ese tiempo ya hablara de ello el filósofo andalusí da idea tanto de los usos amatorios que se llevaban en su siglo como del talento del autor para dejar constancia de ellos y reflejarlos.

Continúa Ibn Hazm su sabrosa información: "Es preciso que el formato de la carta esté dotado de la mayor gracia y que su tenor sea el más saleroso. Pues, por Dios, lo escrito en ocasiones hace de lengua, ya sea por las limitaciones del hombre para expresarse de su voz, ya por apocamiento o reverencia. En efecto, incluso la misma llegada del billete al amado y el hecho de que el amante sepa que aquel cayó en sus manos, y lo va a ver, es una delicia que el amante encuentra maravillosa y que vale por la misma visión de aquel, y el recibir la respuesta del amado y contemplarlas es una alegría que equivale al encuentro. Por ello verás que el enamorado pone la carta sobre sus ojos, sobre su corazón, que la abraza". ¿No es esto que nos traslada el pensador y poeta cordobés algo que permanece hoy en la modernidad? Cámbiese carta o billete por red social o correo electrónico y obsérvese cómo gentes de lugares distantes el planeta se transmiten sus sentimientos y querencias amorosas. Y que además Ibn Hazm sugiera estilo sobre el modo de escritura para estos lances me parece de lo más maravilloso.

Por aportar una anécdota más del filósofo: "Conozco a cierto enamorado que es persona que sabe lo que dice, ducho en la descrípción y que da curso por su lengua a sus interioridades con elocuencia, buen observador y que desmenuza los hechos, y que, con todo ello, no desdeña la correspondencia epistolar, -a pesar de que podría encontrarse con la persona amada a voluntad cerca de casa y de que la tenía a mano para cuando quisiera visitarla-.Cuenta que para él escribir cartas es una suerte de voluptuosidad." Fantástico. ¿Es que expresar la belleza de un sentimiento no es voluptuoso de por sí? ¿No es una complacencia sensual la que se transmite cuando se escribe a la persona amada? Hay verdaderos magos de la escritura que saben acompañar sus pensamientos y deseos con palabras que obran como puentes con la otra persona. Pero todo el mundo puede llevarlo a cabo.

Ibn Hazm Al-Andalusí cuenta más sobre este tema en su capítulo. Sería prolijo reflejarlo aquí. Hay una edición rigurosa de la obra en la Editorial Hiperión. Para audaces.



30.10.23

Odiseo busca a su madre en el Hades, y nosotros en la memoria




Si hay una obra clásica donde se exponga con detalle el recorrido de la vida humana esa es Odisea, atribuída a Homero. De pronto, en una de esas lecturas al albur de la gran aventura -el nostós griego, que tanto significa viaje como retorno- me encuentro un texto que me da por vincular con la celebración cristiana de las próximas fechas. Se desarrolla en la visita a los infiernos, el Hades, para encontrarse Odiseo con su madre. Lejos del dramatismo y el convencionalismo que se impone por estos lares nuestros la reflexión de Odiseo es entrañable:

"...Yo entonces con un fervoroso anhelo quise abrazar el alma de mi madre difunta. Tres veces lo intenté, me impulsaba mi ánimo al abrazo, y tres veces entre mis brazos se esfumó semejante a una sombra o un sueño. La pena se me hacía más y más aguda dentro del corazón, y dirigiéndome a ella le dije palabras aladas:

'Madre mía, ¿por qué no aguardas cuando quiero abrazarte para que, aun en el Hades, te rodee con mis brazos y nos quedemos saciados ambos del frígido llanto? ¿O acaso es esto tan solo una imagen que la augusta Perséfone ha enviado, para que me lamente aún más entre gemidos?'

Así hablé, y al punto me contestó mi venerable madre:

'¡Ay de mí, hijo mío, el más atormentado de todos los mortales! En nada te presenta engaños Perséfone, hija de Zeus, sino que esa es la condición de los mortales, una vez que perecen. Pues los tendones no retienen más las carnes y los huesos, sino que el potente furor del fuego ardiente los deshace apenas el ánimo vital abandona los blancos huesos y el alma, volando como un ensueño, revolotea y se aleja. Pero apúrate en volver cuanto antes a la luz. Rememora muy bien todo esto para que más tarde se lo cuentes a tu esposa'. "

Mi interpretación es que el abrazo con los difuntos no son posibles ni recuperables, salvo en nuestra mente. Ahí se activan recuerdos, y apreciamos lo que fueron las personas perdidas y sus aportaciones. Los rituales tradicionales se acabaron transformando en un ejercicio convencional, repetitivo e incluso competitivo (entre familias o clanes) y ya no todos cumplen con su paseo por los cementerios con el ramo de flores. Personalmente, si me apetece voy a contemplar y acaso a meditar un rato ante la tumba de algunos de mis antepasados en cualquier época del año. Uno soltó lastre de la ideología católica hace tiempo y su idea barroca de la muerte, tan romantizada posteriormente, no le cala en absoluto. Con los muertos, y entiéndaseme la expresión, podemos hablar desde nuestra memoria cuando nos dé la gana. Día a día. Y ellos y nosotros tan felices. 

Nota bene. No hagamos de la vida en la superficie un inframundo antes de tiempo.



23.10.23

El sabio Edgar Morin sobre horrores y errores de las últimas agresiones en tierra de mitos

 



Edgar Morin, sabio por saber observar el mundo e interpretarlo, en su artículo de ayer en El País Horrores y errores en tierra de mitos

"El terrorismo de Hamás ha ocultado y oculta para muchos el terror de un Estado que ha tomado represalias contra dos millones de gazatíes por unos fanáticos despiadados, provocando 3.000 muertes. Y como ha anunciado Netanyahu, esto no es más que el principio. El odio no es nuevo, pero ahora se ha desatado por parte de unos y de otros. Engendra la locura de la culpabilidad colectiva del pueblo enemigo, que a su vez suscita las peores crueldades y masacres, incluso de mujeres, niños y ancianos". ¿No nos recuerdan los sucesos actuales aquellos episodios bíblicos que tan bien supieron hacer de las narraciones orales y su posterior literatura la base del poder de los fuertes? ¿No se tiene la impresión de seguir actualizándose viejas historias porque sigue habiendo detrás la apetencia de las grandes potencias que juegan en el tablero de la disputa la hegemonía hoy más global que jamás existió?

Erudito Motrin: "Del mismo modo que es necesario mantener vivo el recuerdo de los millones de víctimas del nazismo, este respetuoso recuerdo no puede justificar la dominación que Israel ejerce sobre el pueblo palestino, inocente de los crímenes de Auschwitz. ¿Debe ser la maldición de Auschwitz el privilegio que justifique cualquier represión israelí? La colonización de Cisjordania, iniciada en el mismo siglo de la descolonización en África y en Asia, se parece en muchos aspectos a aquellas en las que las revueltas y las represiones hicieron que proliferaran los asesinatos sangrientos de civiles tanto entre los opresores como entre los oprimidos. La diferencia radica no solo en la intensificación de la colonización, sino también en el conflicto original entre dos sacralizaciones antagónicas de Jerusalén y Palestina". Que el Estado de Israel de hoy es producto de la conveniencia de las potencias aliadas tras la Segunda Guerra Mundial no es un secreto para nadie. En este sentido, ¿pueden ir de rositas, o dicho de otro modo, pueden tener conciencia tranquila los grandes Estados vencedores de la contienda que buscaron una solución para unos a costa de una amplia población instalada desde hace siglos en el territorio que se adjudicó a los nuevos colonos de 1948? ¿O las potencias y todos estamos atrapados en el laberinto más explosivo que podemos imaginar?

El viejo Edgar Morin, 102 años a sus espaldas, sabe de que va la Historia. "Siglos de antijudaísmo cristiano, más tarde de antisemitismo racista, y tres años de exterminio nazi han alimentado el mito sionista del retorno a la patria original, pese a que la tierra de Canaán estuvo poblada durante siglos por árabes que se volvieron musulmanes o cristianos y que Palestina nunca fue una tierra sin pueblo que esperara a su pueblo sin tierra. Los historiadores israelíes coinciden en que la ubicación del templo de Salomón en el lugar en el que se alza la mezquita de Al Aqsa es una leyenda, que el mito es una realidad más fuerte que la realidad y que se ha expresado rei­teradamente la convicción de que Jerusalén es la capital única y eterna del Estado judío y de que Palestina es la patria eterna del pueblo judío. No menos mítico es el lugar sagrado de Al Aqsa desde donde, supuestamente, el Profeta subió al cielo para reunirse con Dios." Los mitos como excusa y escudo beneficiario de las eternas disputas. Por mucho que alardeen de sus creaciones culturales, probablemente las religiones monoteístas han alentado secularmente el conflicto, la violencia y la imposición del dominio. Siempre triunfantes allí donde han detentado poder omnímodo.

Recomiendo el artículo completo tomado de este medio, ya que El País no permite leer en abierto:








15.10.23

La soledad interior de los israelíes disidentes, en palabras de Muñoz Molina

 





"Defender los derechos de la población palestina desde el confort de una ciudad europea sin duda es meritorio, pero no muy arriesgado", escribe ayer en El País el autor Antonio Muñoz Molina. Me siento retratado, como creo que pasará con cualquier otro vecino mío. Continúa el escritor: "Hacerlo en Israel, bajo la amenaza permanente de un atentado o de un cohete venido del otro lado de una frontera siempre cercana, requiere un temple moral y físico del que no todos somos capaces". 

Muñoz Molina habla de la capacidad de juzgar los hechos y piensa sobre todo en los disidentes israelíes de un gobierno insensato y derechoso, con dirigentes corruptos, de ahí que precisa: "Los israelíes ilustrados, agudamente críticos con el poder, activistas del laicismo, sublevados contra las corruptelas, el oportunismo cínico, el extremismo del gobierno de Netanyahu, también se saben abandonados por una parte considerable de la izquierda internacional, encallada en la fidelidad a sus propios estereotipos y maniqueísmos, tan enfervorizada en la defensa de la causa palestina que confunde a veces a terroristas sanguinarios con luchadores por la libertad, y siente tanta compasión por las víctimas de las agresiones de Israel que ya no le queda ninguna para las otras víctimas israelíes que no son menos inocentes". 

La crítica a una izquierda cada vez menos aclarada por los cambios que operan en el planeta está clara. Pero Molina aún va más allá, para que entendamos un poco el sufrimiento interior de aquellos ciudadanos israelíes que no están con su gobierno. "La derecha sufre una miopía inversa. La melancolía incurable que transpiran los escritos políticos de David Grossman y de Shlomo Ben Ami tienen que ver con esa soledad interior y exterior a la que parecen destinados los ciudadanos israelíes que piensan como ellos". 

Ser disidente en Israel tiene que ser arriesgado y más a medida que la maquinaria del ejército arremeta en Gaza, con la secuela de destrucción y muerte que va a suponer. Supongo que el escritor abundará en el tema en próximas ocasiones.



8.10.23

Unamuno y Palabras para un fin del mundo, de Manuel Menchón

 


Escuchado en un documental el siguiente pensamiento de Miguel de Unamuno y Jugo: "A nadie, sujeto o partido, grupo o escuela, le reconozco la autenticidad y menos la exclusividad del patriotismo". 

Tal vez deberían pensar en ello los que creen aún en las grandes, medianas y pequeñas patrias, que probablemente todas ellas no pasan de mediocres. O los que levantan sus propios y endebles castillos en el aire. O los que se desgañitan con el complejo de que todo se rompe si su idea se rompe. Deberían dejar de meter ruido los vociferantes, los agitadores de banderas, los vendedores de humo y quienes hablando en nombre de todos los ciudadanos ocultan realmente su obsesiva creencia de que la propiedad del país es suya.

Recomendado: Palabras para un fin del mundo, de Manuel Menchón.

https://www.rtve.es/play/videos/documaster/palabras-fin-mundo-unamuno/5942546/













2.10.23

Cicerón reclama las virtudes para una grata vejez

 









"Armas totalmente adecuadas para la vejez, y en grado sumo, son el aprendizaje y práctica de las virtudes", escribe Marco Tulio Cicerón en su discurso Catón el Mayor: Sobre la vejez, y aquí y ahora nos quedamos pensando: ¿Qué fue de aquello de las virtudes? o ¿de qué hablamos cuando citamos la palabra virtud? Aun sonando el tema a antiguo y fenecido Cicerón sigue diciendo: "Cultivadas en todas las etapas de la vida, aunque se viva larga e intensamente, producen frutos maravillosos, no solo porque nunca nos abandonan, ni siquiera en el último tiempo de la existencia (aunque esto es en verdad lo más importante), sino también porque la conciencia de una vida bien conducida y el recuerdo de lo mucho que hemos hecho bien son algo sumamente grato". Sin duda, o al menos lo da a entender así, Cicerón se había trazado un camino moral que hoy día se nos muestra a los urgentes y atropellados humanos bastante poco claro. Pendientes como estamos de obtener salidas y satisfacciones cotidianas, o al menos evitar los lados oscuros y conflictivos, ¿hasta qué punto tenemos una línea de conducta luminosa y equilibrada que nos pueda seguir consolando en los años provectos? Ello nos llevaría a preguntarnos tanto interiormente...





26.9.23

En presencia del grito, Mahmud Darwish

 




Poeta palestino Mahmud Darwish en su libro En presencia de la ausencia: "De repente, al volver a un cuerpo atado a cables y máquinas en una habitación grisácea, te pusiste a gritar. ¿Dónde estoy? -preguntaste, y no te dejaron decir más-. Más tarde supiste que los gritos de dolor habían sido la prueba de tu vuelta a la vida, que empieza y acaba con un grito." Ninguno de los dos gritos son únicos y menos semejantes. Tampoco se puede aseverar que en todos los casos el grito primero sea estruendoso y el último quede prácticamente ahogado. ¿Es el grito algo puramente biológico en ambas situaciones? ¿Pesa en el postrero el desconcierto cultural del individuo que ha atravesado toda una vida? ¿Es solamente reflejo el clamor chirriante del naciente o su percepción de vida tiene ya su pizca de conciencia? 

Continúa Darwish: "Preguntaste: ¿Dónde he estado? Te dijeron que la muerte te había secuestrado durante minuto y medio, y que una descarga eléctrica te había devuelto a la vida. Pensaste: ¿Tan bella y tranquila es la muerte? No. Aquello no había sido la muerte. Había sido vida de otro tipo. Un dormir a pierna suelta. Un dormir feliz. Y entonces te percataste de que la muerte no les duele a los muertos, sino a los vivos." Si la muerte supiera del dolor se perdonaría a sí misma. Pero la muerte no piensa ni siente. El vacío no hace repaso ni razona ni lamenta. La enfermedad, esa prueba de fragilidad del individuo que a veces llega a casos extremos e irreversibles, sí que juega con sus dados de consciencia. Miedos e ilusiones de superación, tan aparentemente contradictorios ellos, se desbordan sobre un tablero llamado cuerpo. Nadie vuelve de la muerte, sí se puede volver del sueño de la muerte del mismo modo que constante y continuamente regresamos de los sueños de la vida.






20.9.23

Sadeq Hedayat y su sombra

 


"Si ahora escribo es a causa de esta necesidad incontrolable que me impulsa a hacerlo. Tan solo por eso. Necesito, incluso, mucho más que antaño, comunicar mis pensamientos a este ser imaginario que es mi sombra". Sadeq Hedayat en la extraordinaria obra El búho ciego. La sombra como testigo. La sombra como urgencia. La sombra como la otra mirada de sí mismo. 

Continúa crítico: "Esta sombre encorvada, funesta, que la lamparilla proyecta sobre la pared y que parece leer con suma atención y devorar ávidamente todo cuanto escribo. Seguro que ella comprende todo esto mejor que yo. Tan solo con ella puedo sincerarme. Es ella quien me obliga a hablar, ella la única que puede llegar a conocerme". Hedayat transforma la metáfora porque la sombra no es un elemento pasivo, sino que actúa sobre el hombre. No se limita a dejarse llevar por inercia, arrastrada sobre las circunstancia de la vida a una proyección lineal. 

Y concluye el pensamiento: "Porque ella comprende, ¡vaya si comprende...! Por eso quiero escanciar gota a gota el zumo, o mejor dicho, el vino amargo de mis días, en su gargante seca y decirle: ¡Bébetela: esta es mi vida!" No, el que escribe no es tan unilateral como parece. Sobre todo si se propone prospectar la amargura de la existencia. Necesita estar dentro y fuera de su apariencia. Porque acaso la mayor injusticia que comete un escribiente consigo mismo sea no ser sincero, no ahondar, no utilizar el lenguaje para rendir cuentas. Allá si hay lectores o no detrás de lo escrito. Lo importante es que no suceda como con el relato de Adelbert Von Chamisso en que el protagonista Peter Schlemihl perdió su sombra.

Por supuesto, recomiendo vivamente El búho ciego, no sé si habrá ediciones en vigor. No es una obra para personalidades débiles precisamente aunque, quién sabe, acaso las vuelve, como una sombra, mucho más fuertes.






16.9.23

Emma en su crisis

 



"A partir de entonces, ese recuerdo de León fue como el centro de su hastío; chisporroteaba con más fuerza que, en la estepa rusa, la hoguera de unos viajeros abandonada en la nieve. Emma se abalanzaba hacia ella, se acurrucaba junto a ella, espabilaba con mimo ese fuego a punto de extinguirse, iba a buscar en lo que la rodeaba cuanto pudiera avivarlo más; y las reminiscencias más remotas y también las ocasiones más inmediatas, lo que sentía y lo que imaginaba, las ansias de voluptuosidad que iban a la desbandada, los proyectos de dicha que crujían en el viento como ramas secas, la virtud estéril, las esperanzas derruidas, el mantillo doméstico, lo recogía todo y lo utilizaba todo para que no se enfriara la tristeza". 

Conclusión: cuando uno, quienquiera que sea, escribe de este modo, tal como lo hizo Gustave Flaubert en Madame Bovary, que ahora otros traducen La señora Bovary, no sé si por moda de los tiempos o por adaptación más lineal y correcta al castellano, puede decirse que merece ser leído con completo interés. No solo o tanto por seguir un argumento sino por disfrutar del engarce de cada frase, de su sintaxis, del perfil que dibuja de uno o varios personajes, situaciones o paisajes. En un solo párrafo ya nos inquieta el suceso intimo, amargo, quebradizo e incierto de la esposa de Charles Bovary. Y eso a uno le maravilla.

NB. Con la confianza que me otorga la traducción de María Teresa Gallego Urrutia en la edición de Editorial Alba.




26.1.23

Ich bin Dein Mensch o El hombre perfecto

 












Pensamientos del personaje Alma según conduce su coche en busca del humanoide, en el filme El hombre perfecto

"¿No son de nuestros deseos insatisfechos, de nuestras fantasías y la eterna búsqueda de la felicidad de donde surge nuestra humanidad? Si dejamos que los humanoides sean nuestros cónyuges crearemos una sociedad de adictos, atiborrados y hartos de que siempre se cumplan sus necesidades y de un flujo constante de reconocimiento personal. 

¿Qué estímulos nos harían relacionarnos con individuos convencionales, desafiar nuestros límites, superar los conflictos, cambiar? Es de esperar que cualquiera que viva con un humanoide mucho tiempo acabará siendo incapaz de entablar relaciones humanas normales. Desaconsejo rotundamente autorizar que los humanoides puedan ser nuestros cónyuges". 

Atentos pues, en estos tiempos de avances científicos y tecnológicos revolucionarios, a los cíber, los robots o los humanoides virtuales. Hoy en el laboratorio, mañana en la calle. ¿Cómo será la relación de los humanos biológicos con estos otros artificiales que quieren ser como nosotros? La película alemana El hombre perfecto fantasea con ello hasta el espacio de los aspectos emocionales y afectivos. Pero claro, también uno piensa: ¿no hay muchos humanos comunes que se comportan como robots? Bien sea por su apatía o su exceso de formalismo o represión de las emociones el caso es que cuesta llegar a la entraña de algunos de nuestra propia especie. 






















* Fotografía de la actriz Maren Eggert