2.11.13

Desasosegado hambriento














El poeta lisboeta en su Libro del desasosiego:

"Tengo hambre de la extensión del tiempo, y quiero ser yo sin condiciones."

¿Anhelo o sortilegio? Las condiciones, sobrevenidas o propuestas, como límites de uno. Puede que también sean las verdaderas fronteras del tiempo. Nunca éste es ajeno o exterior: se expanden tras el disfraz de nuestras posibilidades y nos encogen bajo la evidencia de nuestras probabilidades. Aceptar la contradicción no nos desarma, nos dota de fuerza para comprender nuestra propia capacidad. Pero esta, a su vez, ¿cómo podríamos medirla sin volar? El hambre nos lo pide. Aunque Pessoa sentencie tan certero:

"Nunca nos realizamos.
Somos dos abismos - un pozo mirando fijamente al cielo."

La extensión, como distancia entre los dos abismos. También dos guiños, dos pulsos, a veces dos choques. El recorrido.