3.8.13

Las potencias del mal de Gilles Deleuze














Obsesión por la maldad que nos rodea. Como si se impusiera siempre al ejercicio bondadoso, que parece relegado o al que se hace de menos. Aunque también pese. Gilles Deleuze se lo pregunta: "¿Qué es la maldad? Impedir que alguien haga lo que pueda." Es decir, coartar, que puede acompañarse, si es preciso, de coacción para lograrlo. Riqueza de términos en nuestra lengua, vinculados a la práctica del mal. Tratar que las posibilidades de los individuos se aborten, no se expliciten, no se desarrollen. A esas posibilidades Deleuze las llama potencias: "La maldad es impedir que alguien efectúe su potencia." ¿Castro de origen, in situ y permanente? Los límites al individuo  -a sus posibilidades de ir siendo por sí mismo, por tendencia de su propio ser-  aparecen desde la cuna. Aunque se endulcen o se disimulen con zalamerías múltiples. "No hay potencia mala, hay poderes malos, y tal vez todo poder sea malo por naturaleza", matiza el filósofo francés. Uno piensa en los padres, en la enseñanza, en las instituciones sociales, administrativas y políticas, en las religiones...en los poderes de hecho, parciales o totales, encubiertos por la justificación de la necesidad social. ¿Acaso no concluye Gilles Deleuze dando en la clave?