13.4.14

Miguel Hernández por Alfredo Alcón
















“No me detengo a pensar qué clase de vida llevo, porque un día quiero una cosa, y al siguiente, otra. Quizás puedo mirar hacia atrás y ver qué dibujos hice. Otras personas siguen como si fuesen una brújula a una institución, religiosa o ideológica. Eso no es estar vivo. Es respirar según un molde y convertir tu alma en una cosa”, dijo en una entrevista el hombre Alfredo Alcón que murió el miércoles. No el actor argentino Alfredo Alcón, porque ya se sabe que los actores, ni siquiera los de teatro, desaparecen jamás. Viven en sus roles. Sus roles les hace eternos porque así lo quisieron Sófocles, Esquilo, Shakespeare, García Lorca o Beckett. Porque así aún lo deciden quienes asisten a las representaciones y reclaman el arte y su expresión. Porque de ese modo reclama la prolongación de la vida que no sea el juego de agujas imantadas que siguen ciegas a las instituciones del desorden. A uno le dan ganas de aplicar aquellos versos de Miguel Hernández una vez más, como tantas fueron necesarias y como tantas nos pedirá la vida que recitemos.

"Hoy estoy sin saber yo no sé cómo,
hoy estoy para penas solamente,
hoy no tengo amistad,
hoy sólo tengo ansias
de arrancarme de cuajo el corazón
y ponerlo debajo de un zapato."

Pero dejémonos emocionar por el actor, ¿o acaso por el hombre?, escuchándole recitar el poema Me sobra el corazón, de Miguel Hernández.