Emiel Pauwels, atleta belga de 95 años: "No lloréis por mí. Esas lágrimas me ponen triste. Sed felices, como yo. Toda la gente a la que quiero está hoy aquí. Solo por mí. Por eso puedo ser feliz.” Esto dijo en una fiesta familiar y de amigos la víspera de que le fuera aplicada la eutanasia solicitada. Para desgravar el dramatismo final, para sentirse arropado. "Ha sido la mejor fiesta de mi vida”, leo en la prensa. No estaba dispuesto a soportar el padecimiento de un cáncer, ni quería prolongar ya una situación de desahucio vital en la que no se sentiría a gusto. Elección con plena conciencia. Un Estado y unas leyes que, al menos en este caso, sirven al ciudadano. Una celebración para la despedida. Un enfoque constructivo de la pérdida y de asumir la nada. Si la vida tiene mucho de carrera de fondo, nadie como el corredor para decidir cuándo se retira. Sobre todo si es nonagenario y lo que le espera va a martirizarlo. La calidad de vida es también la libre elección de la muerte, llegado el caso. Ese mensaje sucinto: "Sed felices", que me trae recuerdos y que invoca el alto valor de la conciencia del fin.
No elegimos nacer pero deberíamos poder elegir morir, porque tal como dices ese es el acto consciente que rubricaría el fin. Por supuesto a nadie se le impone, pero por la misma razón se le tiene que facilitar a quien se vea en la tesitura del padecimiento. Eso es humanidad y llegará, sin duda.
ResponderEliminarIrse con dignidad que mejor derecho.
ResponderEliminarPor cierto soy Pérfida
Un saludo coleguita
Es toda una lección...de vida !
ResponderEliminarSaludos
Creo sinceramente que la dignidad no se pierde por gritar de dolor o llorar porque se acerca la muerte y tenemos miedo, tampoco creo que sea un derecho tomar la decisión de que te dejen morir en un momento u otro, porque tendría unas implicaciones posteriores a las que les saldrían muchos hijos. Sí me parece razonable, que en enfermos terminales que la medicina ha dado carpetazo y sólo les espera la agonía hasta cruzar un sólo paso, dejarles no darlo, y ahorrárselo si ese es su deseo y su mente es consciente del todo. Pero soy de la idea de que la vida hay que vivirla hasta el último segundo y plenamente, porque es un absoluto regalo.
ResponderEliminarCariños,
Nená
Me parece admirable. Un ejemplo a seguir.
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ResponderEliminarUna decisión tan dura la de Emiel que me tiemblan las manos al escribir este comentario.
ResponderEliminarUn saludo