24.4.14

Marta Sanz y su catálogo de escritores














Marta Sanz, novelista, también poeta, sin duda hurgadora de palabras: "Hay escritores cursis. Pedantes, abstrusos y lipogramáticos. Comerciales, oportunistas, basurillas, desvergonzados, fanáticos y rijosos. Escritores que no se toman en serio a sí mismos. Escritores que no saben poner las comas y escritores que buscan un sillón en la Academia. Juguetones y sesudos, rurales y anoréxicos. Exagerados, pretenciosos, llorones y autocompasivos. Escritores acojonados. Macarras, alcohólicos, envidiosos, costumbristas y más pesados que un plomo. Preocupadísimos por la pela, la posteridad o los Me gusta. Escritores que parecen escribir en chino. Hiperactivos. Espectaculares. Gafapastas o de elegancia british. Escritores que le toman el pelo al lector o que hablan con la boca pequeña. De piñón. Soberbios y narcisistas. Perezosos, engreídos, vanidosos, insoportables, muermos y jodidamente intelectuales. También hay escritoras con los mismos defectos."

Pues no faltaría más. Y me ha gustado la catalogación de ese zoo de las letras. Con ganas chismosas me quedo de adjudicar caras y nombres aunque, naturalmente, no soy del medio y no conozco de cerca a muchos de esos personajes ni a sus sombras. Pero ahora entiendo algo más la rareza de mis gustos y pautas, pues, ¿será por todo este panorama de figuras que describe Marta Sanz por lo que a uno le gusta leer escritos y no escritores? Prefiero no martirizarme y dejar a salvo mis exigencias. Para descubrir placer en la lectura vale más dejarse guiar por éstas que fiarse de las bondades que nos anuncian. Y si no pones cara a la pluma, tanto mejor. Y si el carácter de lo escrito no agrada, más vale dejarlo plantado. De ahí que no dude en abandonar el texto que no me llega, a pesar del gasto desperdiciado. Ensoñación: ¿cabe imaginarnos un mundo de anonimatos en la escritura? Me quedo pensando en la tradición oral antigua y en los textos huérfanos admirables. Y en el vacío por todos aquellos que no habrán llegado jamás hasta nosotros, sin que podamos nunca saber si ha sido así mejor o peor. Y en los que, aun sabiendo sus nombres, han sido condenados al olvido, muchos de ellos injustamente. Simples consideraciones, probablemente poco afortunadas, por buscar una alternativa al catálogo.



10 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo, todos esos tipos de escritores tenemos obras buenas y otras malas. Y luego con el tiempo los escritores fallecemos y las obras malas pueden pasar a ser buenas y viceversa pero ya no nos pertenecen, o quizás no nos pertenecieron jamás.

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  2. Lo malo de esos catálogos, querida Ariadna, no es que uno no esté de acuerdo con ellos (sobre todo si son tan genéricos o vagos como éste), lo malo es que el autor del catálogo da por sentado que no se le pueden adjudicar ninguna de esas categorías que tan profusamente adjudica a los demás. Siempre «El infierno son los otros», que diría un escritor «pedante»...

    Es muy aguda y oportuna tu distinción entre escritor y escrito. Tal vez de lo contrario adolezca la lista de la Sra. Sanz. Hemos de deslindar entre la persona y sus producciones, cosa a menudo bien difícil cuando conocemos (demasiado a menudo por desgracia) a aquélla.

    Un saludo muy cordial. Aunque no aparezca por aquí, sigo tus entradas. Hasta otra ocasión.

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  3. Muy interesante ese vademecum de escritores.

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  4. Lo has clavado.Estoy conigo, mejor sumergirse en la inteligencia colectiva, nombres y apellidos, rostros reconocidos solo añaden
    Y el despliegue descriptivo de Marta, cañón. Válido para ese medio cultural y en general para todos nosotros en todos los aspectos de la vida...

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  5. La cosa es que la taxonomia de Marta Sanz es aplicable a cualquier gremio. Entre los escritores los hay exhibicionistas, vergonzantes, vanidosos y algún que otro que padece una suerte de manía persecutoria, para justificar que nadie se interese por lo suyo.
    Los hay también sublimes, misteriosos, arrebatodores si unen buen oficio y humildad; otros son deslumbrantes, eruditos, guapos, y para colmo, incluso hay escritores que no envidian a los colegas y están contentos con su suerte. Y es que hay gente pa' tó.

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  6. Homero, cuya existencia se discute, se supone el autor de La iliada. También de La Odisea, aunque se planteado que su autoría le pertenece a una mujer anonima.
    Y también está el caso de Shakespeare, de quien se dice que no era autor, sólo actor. Y se han planteado increibles teorías sobre la autoría de las obras, como que se trataba de un grupo de escritores, no uno solo.

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  7. Bueno sería interesante ver cómo se definía ella y en donde encuadraría... Hay mucho ego en ese mundo, demasiados pagados de sí mismos cuando la mayoría pasarán sin pena ni gloria..
    Por cierto, una vez comenté en mi blog sobre la posibilidad de la anonimia en la escritura, interesa lo escrito no quien lo hace, o que el escritor, esto llevaría a la gratuidad de la cultura libresca, que escritor fuera un funcionario más pero... no tuvo buen resultado la propuesta..
    un salduo...
    siempre interesante tus reflexiones

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    1. Pues Ico, yo apoyo tu propuesta al cien por cien.. es mas, alguna vez hace años hice una similar en mi blog...pero ni flores, juaas.

      Buena entrada y muy oportuna para estos días, Ariadna, ;)

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