Albert Camus: "Desde las costas de África donde yo he nacido se ve mejor el rostro de Europa. Y uno sabe que no es hermoso." Claridad y clarividencia. Una reflexión de ida y vuelta. En vigor en tiempos de Camus y de actualidad rabiosa ahora. Aunque el señuelo de la hermosa Europa atrape a los que quieren salir del feísmo de la carencia, la vertiginosa realidad habla de otro modo. Incluso para los mismos europeos que oscilan entre una transfronterización definitiva o un retorno a los conceptos caducos de organización de Estado. Por más que ha hablado África me temo que Europa no ha escuchado como debiera. Gran parte de los males, limitaciones y problemas agudos del continente africano han provenido de los Estados-nación del siglo XIX y XX. Hoy las prácticas colonialistas anteriores se vuelven contra Europa y producen que los ciudadanos europeos nos revolvamos contra nosotros mismos. Lo recuerda el sociólogo alemán Ulrich Beck: "¿Qué es, pues, lo que podría reconciliar a los europeos con Europa? El anticentralismo. La superación de la nostalgia étniconacional en todas sus formas. Un camino de ida y vuelta a la belleza de las regiones. El sentimiento mediterráneo."
Fotografía de Julia Zimmermann
Y si emigráramos en masa al África.
ResponderEliminarLlenáramos los puertos de Orán a Trípoli de barcos de emigrantes la mayoría blancos, la mayoría célibes y hambrientos.
¡Qué dirían los africanos!
Integro Camus, que junto con Sartre y Nietzsche, y antes Montaigne o el propio Platón, e incluso el demoledor Cioran por temperamento, me empujaron a la filosofía por su magia literaria.
ResponderEliminarAfrica poscolonial, cuyo mapa parece tejido por un loco según leí a Galeano que decía el Nobel de literatura niegeriano Wole Soyinka. Por ejemplo la distinción étnica entre hutus y tutsis, al parecer fue una distinción artificial creada en su momento caprichosamente por el rey belga a partir del número de vacas que se poseían.
Sin desayuno y sin diamantes, pero de sangre.
Coltan y otros minerales que empiedran hacia el infierno en lugar de las buenas intenciones.
Por supuesto gas y petróleo que allí se conoce como "mierda del diablo", El control del agua que multiplicará las guerras de este siglo XXI del calentamiento global, etc.
Su suerte como la nuestra sigue estando echada por decenas de miles de lobbistas en Bruselas.
Incluso sus emigrantes les sirven a las elites para hacernos creer que debemos estar de su lado.
De Africa como del cerdo aquí se aprovecha todo.
Ni la sagrada cuna de lo humano respetamos.
Interesante boceto el de Jorge Volpi:
ResponderEliminar"Borges es, evidentemente, el apolíneo. El escultor que pule cada arista y cada ángulo. El prestidigitador que obsesivamente trastoca cada adjetivo y cada adverbio. El criminal que siempre esconde la mano. El modesto anciano que odia los espejos y la cópula y sin embargo multiplica los Borges a puñados. El detective que en su búsqueda esconde que al mismo tiempo es el criminal. El filósofo nominalista y el físico cuántico que se pierde en la Enciclopedia. El autor de las paradojas y bucles más aventajado desde Zenón. García Márquez es, en cambio, el dionisíaco. El torrencial demiurgo de genealogías y prodigios. El audaz dispensador de metáforas y laberintos de palabras. El cartógrafo de la jungla y el cronista de nuestra circular cadena de infortunios. El ídolo sonriente que trasforma la Historia —y en especial la sórdida trama colombiana— en mil historias entrecruzadas, tan tiernas y atroces como inolvidables. El bailarín que, al conducirnos a la pista, nos obliga a seguir su hipnótico ritmo a rajatabla. El sagaz escriba que se burla de los tiranuelos con los que tanto ha convivido. El desmadrado cuentero que finge no seguir regla alguna fuera de su imaginación, excepto que las que él mismo se —y nos— impone"
(Artículo entero aquí:
http://neayaqui.blogspot.com/2014/04/nuestro-apolo-y-nuestro-dioniso.html