22.5.21

Paleontóloga María Martinón-Torres y el desafío humano a la muerte

 



Paleontóloga María Martinón-Torres: "Hay algo conmovedor en la especie humana, en su denostada negación de la muerte, en su voluntad, más allá del instinto, de desafiar el final. El ser humano habita el mundo físico y el mundo simbólico y, consciente de su finitud, es en este último donde aspira a permanecer". ¿Es tal vez por esa razón por la que el hombre intentó perpetuar la memoria de los vivos a través de rituales funerarios? ¿Es por esa causa por la que inventó la narración oral transmisible de padres a hijos durante generaciones? ¿Responde el arte, la música y la literatura a un cierto modo de traducir el bagaje físico vivido a mundos de representación que van a sobrevivir, al menos a cierto plazo, a las generaciones desaparecidas? Martinón-Torres no da tregua a sus reflexiones, derivadas de la investigación en la que se vuelca exhaustivamente: "Quizá es esa consciencia de la temporalidad la que nos mueve a buscar el sentido de la vida, a hacer cosas que creemos que merecen la pena, y que permanecerán cuando ya o estemos". Probablemente, quien más o quien menos, de modo harto consciente o simplemente por inercia, conduce su existencia por este camino. Y uno se pregunta: ¿qué hago yo para no consumirme ni en desesperación ni en nihilismo, sobre todo cuando se está de vuelta de la vida? La paleontóloga precisa: "Buscarse un lugar en la historia -o en el corazón de alguien- es la mejor forma de combatir la impotencia y la ansiedad de un animal que vive sabiendo que va a morir". Solo una duda: la expresión un lugar en la historia yo la reduciría a la escala humilde de cada individuo. Cada uno tenemos nuestra parcela de historia -espacio y tiempo- y nuestras pretensiones no deben de ir más allá de perseguir un cierto sentido que nos haya justificado en la presencia de los vivos.



6 comentarios:

  1. Cuando pienso en la muere siento ese desasosiego de que nos acercamos a la nada. Pero no encuentro consuelo ... solo se que el día de mi muerte será el fin del mundo.

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    1. No pidamos consuelo al fenómeno que hará que ya ni estemos o, si prefieres, ni seamos. A mí me refuerza enfocar racionalmente el asunto, aunque me fastidie. Naturalmente, depende de cuando se avecine que nos acucien cosas que dejamos de mala manera o cuya interrupción pueda afectar a otros familiares, por ejemplo, pero no hay mucha elección. Tener la sensación profunda de que hemos vivido un tiempo con intensidad y con interés no nos va a salvar pero ayuda bastante. Sigo reflexionando sobre el tema, siquiera para ser fuerte cuando la parca llame a mi puerta.

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  2. "Quizá es esa consciencia de la temporalidad la que nos mueve a buscar el sentido de la vida, a hacer cosas que creemos que merecen la pena, y que permanecerán cuando ya o estemos" Siempre lo he pensado.
    Un abrazo

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    1. Es que no veo otra alternativa. Eso sí, habría que matizar o saber qué se entiende por hacer cosas que merecen la pena. Lo dejo para la cosecha de cada uno. Otro.

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  3. Buen tema para tratarlo, largo y tendido, una tarde sinfín y sinprisas.
    Todo ser vivo consciente, supongo que siente ese rechazo, esa negación a la muerte. Es natural aspirar a permanecer, aunque solo sea en ese mundo simbólico, donde todo es posible. Donde la eternidad es posible. Buscar un lugar en el corazón de los otros, o de alguien en particular, es una manera de aceptar y vencer (¿?) ese miedo a desaparecer digamos así, sin mas ni mas, sin dejar rastro.

    Por una vida larga y digna.

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    1. Con mayor o menor intensidad, y no obstante la suerte de cada cual -donde haya nacido, crecido, y bajo qué circunstancias desfavorables incluso- le cogemos gusto a la vida. En los que tienen medios es un querer más y más. En los desfavorecidos es tratar de salir del agujero. Pero en todos los planos y clases sociales hay un afán de carpe vitam, ¿no? Instinto. Y refuerzo en el grupo o sociedad, como quieras llamarlo. Pero sí, es un tma de debate cariñoso, digamos, porque nos incumbe a todos y se hiciera con mente abierta y calculando pros y contras sería enriquecedor. Es parte de la vida desarrollada de los humanos el diálogo. Eso implica ir siempre más allá de lo que uno piensa y no te cuento de los dogmas o ideologías asumidas que acaban siendo negaciones de la vida, o al menos limitadas para entender el fenómeno. Un día más. Eso ya es mucho.

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