Recurrente lectura la que hago de Wallace Stevens. Recurso oxigenante. Uno de sus Adagia da vueltas a mi alrededor hoy: "Vivimos en la mente", leo. Me parece estar escuchando a Heráclito. Un fragmento puede ser un discurso entero. Solo hace falta que el lector desarrolle la intención del autor -o la carencia de la misma- para que amplíe el relato. No hace falta utilizar palabras. Ya vamos sabiendo que estas habitan en la mente, procreen o no. Del mismo modo que en ese ámbito se hace dueño y señor el dolor o el placer o la capacidad reflexiva o el afán comunicativo o la sencilla relajación que nos procura calma y serenidad. Hagamos lo que hagamos durante el día y durante miles de días, la existencia es un devenir en la mente. Acontecemos en ella, transcurrimos en ella, concluimos en ella. He vivido en la mente, no hubo más, acaso me diga cuando postrado en una cama o ante el golpe feroz de un accidente sobre el asfalto mi tiempo acabe.
Definitivamente, la mente es nuestro hogar, en donde pasamos toda nuestra efimera existencia, nacemos y morimos en sus curvas paredes de inconmensurables misterios.
ResponderEliminarAhora,leer la prosa del gran poeta de Pensilvania es una delicia al igual que sus fantásticos adagios...
Gracias por recordarlo.
un abrazo.
Qué extraordinaria definición has hecho de la mente. Ahora bien, hay muchos individuos que no la sienten como hogar, un hogar que permite entrar y salir, pero al que muchos ven como el ámbito de encierro en lugar del que genera vidas.
EliminarGracias a ti por pasar y opinar. Te invito a pasar por:
https://laantorchadekraus.blogspot.com/2021/06/leer-pequenas-dosis-hoy-llegando.html
Cordial.