El café a las siete de la mañana entona y sabe rico, pero a veces resulta amargo. "Antes la clase trabajadora era otra cosa. Había esperanza. Pero ya no hay capitalismo, ahora hay sadismo. Esclavos que no saben si van a ser despedidos al día siguiente.” Lo dice en una entrevista Aki Kaurismäki, el director de cine finlandés que hace años me hizo disfrutar de lo lindo con su película Contraté un asesino a sueldo. Si en aquel film había un ángel de la guarda con forma de azar y otro con un disfraz no menos azaroso llamado amor, no sé por dónde andarán ahora. Porque a las próximas generaciones no las va a salvar ni la publicidad, salvo que se procuren por sí mismas. Sí, decididamente he sobrecargado la cafetera y aún es muy pronto.
Café solo, sin la leche de la esperanza ni el azúcar del amor.
ResponderEliminarCafé negro, radical comienzo diario.
Y no tiene pinta de que esto sean "Nubes pasajeras" otra de sus magníficas cintas.
ResponderEliminarempezar la mañana con alta dosis de realidad puede ser perjudicial para un buen día.
ResponderEliminarsiempre oportuno y genial leerte.
besos :)
"Contraté a un asesino a sueldo" es una deliciosa película, de esas que no se te olvidan, por las situaciones que se dan, tan absurdas pero tan humanas, tan tristes, pero al mismo tiempo tan cómicas. En ese sentido es cierto que esta sociedad está llena de absurdos, y tal vez no tengan la suerte de encontrar un motivo para sobrevivirlos o 'sobrevolarlos', ni tampoco el ahínco de poder salir a buscar el remedio.
ResponderEliminarUn saludo,
Nená